Entre Culturas

1

Hunter 

 

—¡Que ya no iré a esas citas!, por favor, entiéndeme, ya bastante tengo con la universidad, déjame en paz. 

—Hijo, sabes que es una tradición familiar, coopera y pronto te dejaré en paz. 

—¿El día que me cases? No gracias, además, ni tu familia ni sus tradiciones me agradan. 

Papá se ha empeñado en que me case, ¿por qué? Seguramente porque su familia lo obligó a él con la excusa de “tradición familiar”, ¿En qué año estamos? ¿En los 80’?. 

—Hunter, solo esta, te prometo que si no te gusta te dejaré en paz, ¿si?. 

Me detuve frente a la puerta, me giré y le sonreí. 

—Ya se me hace tarde, bye. 

Y así empieza mi grandioso día siendo un adulto funcional con una trastornada familia. 

Este es mi primer día en la universidad de artes de Ohio, mi cuarta y con mucha suerte, la última universidad, espero que aquí funcione. 

Maneje alrededor de media hora ya que esta no queda tan cerca de mi casa, pero así está bien, mientras más lejos, mejor. 

Al llegar estacioné mi auto y caminé rumbo a la oficina del director ya que mis horarios los tiene su secretaria.

—Hola Hunter, cuanto tiempo sin verte, estoy asombrada. 

Se me olvidaba, la secretaria del director fue amiga de mi madre y es la madre de Charlie, carajo. 

Me abrazó casi sacándome el poco desayuno que pude ingerir. 

—Que grande estás— Se limpió las ligeras lágrimas que brotaban de sus grandes ojos grises— Charlie no paraba de parlotear lo emocionada que estaba de que al fin volvieras y ahora puedo notar el por qué. 

Me reí al recordar a esa persona tan loca que tengo como amiga. 

—Bueno Bueno, se te hace tarde, toma tus horarios y cualquier duda, ven a verme— Me empujó hasta la entrada y cerró la puerta de golpe. 

—Gracias, señora Michelle— Murmuré— Esa mujer jamás cambiará. 

Miré mi hoja de horarios y me sorprendió ver que tengo una clase ahora mismo. 

Mierda. 

Salí corriendo hacia el otro lado de la facultad y con mucha suerte llegué unos minutos tarde, pero llegué. 

Abrí la puerta llamando la atención de todos, algo que me devolvió los nervios que ya había podido controlar. 

—Joven, llega tarde— La profesora observó su reloj y luego a mí. 

—Mil disculpas, acabo de recoger mi hoja de horarios hace un momento, no sabía de esta clase. 

Ella me miró de arriba a abajo y luego asintió. 

—Solo por hoy, detesto las tardanzas. 

Asentí y entré sentándome al final del salón. 

—¿Cuál es su nombre?.

—Hunter— respondí sin pensarlo ni un segundo— Hunter Kyler. 




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