Entre El Amor Y El Odio

Tarjeta de felicitación

¿Cómo se atreve? Era un hombre orgulloso y arrogante. Salí de la casa. Lo vi caminando hacia su Audi negro cubriendo su cara con las manos para que nadie lo vea, evitando que nadie pudiera hacerse fotos con él. Me quedé mirándolo con rabia. Se sentó en el asiento y antes de cerrar la puerta del coche me guiñó un ojo. Agitó la mano para despedirse.

 

—Adiós, amor. Nos vemos pronto —sonrió con maldad.

 

Cada una de sus acciones, cada gesto, literalmente todo me está volviendo loca y molesta. Definitivamente, este no era un Feliz Año Nuevo, no para mí. Me di la vuelta y entré en la casa para coger mi bolso. Puse la comida en el bolso que había preparado para Ty. Lo cogí y empecé a caminar hacia el hospital. Siempre me siento relajada al caminar por eso decidí ir andando. Vi una tienda con muchas tarjetas de felicitación. Pensé en comprar una para Ty, así que entré en la tienda para escoger una. Eran muy bonitas y llamativas. Quería hacerme con todas ellas, pero el pequeño espacio de mi bolso reclamaba todo lo contrario.

 

—Que pena —murmuré. 

 

Escogí una tarjeta pop up, la más hermosa de todas y la cual al abrirse reproducía una melodía navideña que despertaba una agradable sensación. Añadí un ramo de flores junto con la tarjeta y fui al hospital. 

 

—¡Hola Ty! ¿Te sientes mejor? —Le pregunté. 

 

Se despertó del sueño estirando los músculos. 

 

—Siempre me sentiré mejor si estás conmigo.

 

Me sonrojé al escuchar su frase. 

 

—Esto es para ti.

 

Le di el ramo y la tarjeta de felicitación. Estiró las manos y más recibió, abrió la tarjeta y sonrió escuchando la música.

 

—Gracias, Lizzy —sonrió. 

 

Leyó el mensaje que estaba escrito en la tarjeta: Te deseo que recibas todas las cosas buenas y los buenos recuerdos junto con el valor y la luz de este Año. Que te diviertas, te alegres y tengas éxito en el futuro. Feliz Año Nuevo. 

 

—Empecé el año con el pie izquierdo y mira dónde he acabado. Obvio que esto no es un buen recuerdo. Entonces, ¿cómo se sé que puedo conseguir cosas buenas?

 

Me sentí muy triste al escuchar esas palabras. No debí haber comprado nada. Hubiera sido mejor comprar una tarjeta de “mejórate pronto” o cualquier otra cosa. Estúpida Elizabeth. No sabes nada. Me maldije. 

 

—Lo siento —musité, mordiéndome el labio.

 

—No, no. Mi intención no es ofenderte. Estaba bromeando, Lizzy. Esta tarjeta es hermosa. Realmente muy bonita. Me encanta. Acabo de decir una estupidez, no te lo tomes al pie de la letra —argumentó, con un destello de culpa en sus ojos. 

 

—No, esto… Um… Quiero decir… No importa, Ty. Tengo que darte algo más.

 

Levantó la ceja y me me observó expectante. Saqué el móvil de Ty, el cual había recuperado gracias al señor Arrogante. Lo puse en la bolsa junto con la comida. Su expresión cambió de culpabilidad a sorpresa.

 

—¿Dónde lo has encontrado? —indagó. 

 

—No lo encontré. La persona que lo cogió me lo dio.

 

—¿Qué? —inquirió alterado.

 

Trató de levantarse de la cama, pero su condición no cooperó para hacerlo. 

 

—Ty. Relájate. Siéntate —le pasé la mano por el hombro y le hice sentarse. 

 

—Lizzy. Por favor, no me digas que conociste al Sr. Williams.

 

—Me lo encontré ayer mismo mientras te buscaba. Le pregunté si te había visto.

 

—Tú… ¿Qué? ¿Le preguntaste por mí? Él fue quien me hizo esto.

 

—Me lo ha contado hoy.

 

—Lizzy. ¿Qué pasó exactamente? ¿Te hizo algo? ¿Te amenazó? ¿O, te hizo daño?

 

—Hace una hora vino a la casa. Me dio el móvil y me hizo una pregunta rara que no entendí y se fue. Por supuesto, fue formal y educado, pero es un imbécil arrogante.

 

—Lizzy. Es un hombre peligroso. Debes tener cuidado.

 

—¿Qué pasó exactamente, Ty? ¿Por qué te hizo esto? Dímelo. Necesito respuestas.

 

—Es que… Tiene muchos secretos peligrosos y como espía los descubrí. Conseguí pruebas y las escondí en mi pen drive y en la nube del móvil. Le di el pen drive a un oficial en el que confiaba y le conté todo. Mientras bailábamos, recibí un mensaje suyo en el que quería que nos viéramos para tratar este tema, por eso me tuve que ir. En lugar de él, vi a Williams y a sus hombres. El oficial me traicionó. Me golpearon y se llevaron las pruebas que quedaban: este móvil. Creo que lo borró todo.

 

Miró el móvil y lo encendió, para no encontrar ningún archivo.

 

—Ves que no hay nada. Pero lo que no entiendo es por qué acudió a ti—. Frunció el ceño.

 

—Te prometió devolverte el móvil y preguntó si yo tenía algo… Ahora comprendo que se refería a las pruebas —Le dije. 

 

—Por supuesto, quiso asegurarse de que no sabes nada. Pero la palabra… ¿Promesa? ¿Crees que es el tipo de hombre que cumple las promesas?

 

—No lo sé. ¿Qué vas a hacer ahora? Todas las pruebas han desaparecido. ¿Qué harás?

 

—Haré lo correcto. Solo mantente alejado de él.

 

—Presentaré una denuncia contra él por intentar matarte.

 

—No, Lizzy. No hagas nada. No quiero que te acerques ni a su sombra. Repito que te alejes de él.

 

—Pero él intentó matarte, Ty. Trató de matar a la única persona que tengo en este mundo. La única persona de la que estoy enamorado.

 

Golpeó la cama con rabia.

 

—Basta, Lizzy. Te vas a alejar de él. ¿Está claro?

 

—Bien —zanjé con frustración.

 

Nos mantuvimos en silencio durante unos instantes, hasta que cruzamos una mirada y él rompió el silencio.

 

—Nena, déjalo. Es nuevo año, y no necesitamos estropearlo con estas cosas. Solo… háblame. Como tú hablas cada vez que me siento mal.

 

Sonreí y toqué su mano. 

 

—Todo estará bien, Ty. Te quiero.




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