Entre El Amor Y El Odio

El Sr. Richards

 

Llegué a casa sobre las siete y media. Fui al baño y abrí la ducha. Las lágrimas inundaron mis ojos al evocar esa pésima situación que me había tocado vivir.

 

¿Y si Ian no hubiera venido a salvarme?

¿Y si Caleb me hubiera arruinado la vida?

 

No podía parar de temblar con cada cada cosa que rondaba en mi cabeza, el baño caliente ayudó a ahuyentar mis temores.  Me vestí, con la necesidad de hablarle a Ty.

 

Yo: ¡Hola Ty! He traído el coche a mi casa.

 

Envié el mensaje de texto y esperé su respuesta, aunque tardó casi media hora en responder.

 

Ty: Sí, gracias. Esta batería es una porquería, el teléfono se me apaga cada dos segundos.

 

Miré su mensaje durante un instante. Pensé en contarle todo lo que había sucedido. Quería compartir mi angustia con él y contarle cómo me había sentido, así que empecé a redactar otro mensaje.

 

Yo: ¡Ty! Hoy ha pasado algo malo. Estaba asustada y deseaba que estuvieras allí conmigo. Incluso ahora tengo miedo. ¿Puedo llamarte ahora? Sé que debes descansar, pero…

 

Mi texto fue interrumpido con su mensaje.

 

Ty: ¡Lizzy! Estoy que me duermo. Luego seguimos hablando. Te quiero.

 

Después de ver su mensaje, me sentí mal. ¡Sí! Él Necesitaba reposo y yo no debía  molestarlo. Me convencí a mí misma. Borré todo lo que había escrito y respondí con un “Sí. Cuídate. Yo también te quiero”.

 

Me tumbé en la cama e intenté descansar.

 

—¡Mamá! Por favor. No tengo a nadie conmigo. Por favor, no te vayas.

 

—Debemos irnos. Adiós, cariño.

 

—No hay nadie contigo. —Lloré—.

Yo estoy aquí contigo—. Alguien me tocó el hombro haciéndome brincar.

 

—¿Ty? —indagué sin mirarlo. 

 

Me giré buscando a Ty, pero para mi sorpresa impacté con Ian.

 

—Sr. Will…

 

—¡Shhh! —puso su dedo índice en mis labios.  —Estoy aquí para ti, amor. Estaré aquí para ti, siempre.

 

Me abrazó. Le devolví el abrazo y lloré. Él se retiró de su abrazo y ahuecó mi cara.

 

—No te preocupes, amor.

 

De repente me desperté del sueño. Se me formaron gotas de sudor en la frente. Me las limpié con la mano.

 

—Malditos sueños—. Murmuré y me levanté de la cama. Me dirigí a la cocina y bebí agua. Intenté volver a echar una cabezada, pero no conseguí dormirme.

 

 Cogí el móvil y encendí internet. Me fijé en un correo y lo abrí. 

 

<< De: KarlGU@gmail.com>> 

<<Para : ElizabethSummers@gmail.com>> 

Hola Elizabeth,

Soy Karl, el jefe de admisiones, de la Universidad Georgiana. Hemos recibido su solicitud pidiendo la admisión en nuestra institución. Gracias por su interés. 

Los siguientes son los detalles de la prueba

Fecha y hora: 12 de enero, 10 de la mañana. 

Lugar: Universidad Georgiana

Vamos a preseleccionar a los estudiantes sobre la base de la puntuación. Espero que pueda llegar a tiempo.

Le deseamos lo mejor.

 

Apagué el móvil y me tumbé en la cama. Tardaron ocho días para mandarme ese correo.

 

Me desperté a la mañana siguiente y me preparé para ir a la cafetería. Cogí el móvil y vi el mensaje de Ty.

 

Ty: Buenos días, Lizzy.

 

Yo: ¡Hola, Ty! ¡Buenos días! Voy de camino a la cafetería. Nos vemos luego.

 

Envié el mensaje y salí de la casa. 

Continué mi camino y crucé el callejón. Me estremecí cuando un Range Rover negro se detuvo de repente frente a mí.

 

—¿Qué demonios? —grité. 

 

La persona que estaba dentro del coche, abrió la puerta y se bajó. Era él. Otro imbécil multimillonario. Ese día vestía informal. Lo vi y sin decir nada, continué mi camino. 

 

—¡Ey, Lizzy! Espera.

 

¿Lizzy? ¿En serio? Me volví y lo visualicé corriendo hacia mí. Me crucé de brazos.

 

—Soy Elizabeth. No eres mi amigo ni nada por el estilo como andar llamándome Lizzy. Además, eres otro imbécil más.

 

—Vale, vale, Elizabeth. Pero en resumen, es Lizzy. ¿Imbecil? ¿Yo? ¿En serio?

 

—¿Qué quieres? —Levanté la ceja. 

 

—¡Vaya! Pensé que primero me preguntarías sobre cómo he averiguado tu nombre.

 

—Eres multimillonario y tienes muchos contactos. Puedes averiguar lo que quieras sobre mí —declaré, poniendo los ojos en blanco pensando en la misma situación que viví con Ian. 

 

Él se rió.

 

—Tienes razón. Estoy aquí para pedirte disculpas.

 

—¿A mí? ¿Por qué? —Pregunté confundida.

 

—Sí. Por lo de ayer. No te quise asustar ni ofenderte ni hacerte nada. Tengo algunos problemas con Ian. Al verte con él, pensé que eras una de sus chicas. Ya sabes, yo… Solo quería quedar por encima de él. Después de que te fuiste, me di cuenta de que no eras su….

 

—Bien. Lo entiendo. Cualquiera puede tener problemas con su comportamiento ‘No tan tolerable’ —concordé con él.

 

—Gracias a Dios. Al parece hoy será un buen día porque me siento mucho mejor disculpándome.

 

Me sentí avergonzada por haber sido tan antipática y grosera

 

 «¡Elizabeth! Eres realmente una estúpida. Vino a pedirte disculpas, pero le hablaste de forma grosera».

 

—Siento haber sido tan borde—. Le di una pequeña sonrisa.

 

—No te preocupes.

 

—Por cierto, soy Elizabeth Summers. Puedes llamarme Lizzy—. Sonreí. 

 

—Soy Harris Dean Richards.

 

Después de escucharlo, me sentí sorprendida.

 

—¿Qué? ¡Espera! Presidente de las empresas Richards.

 

—Así es.

 

—¡Que fuerte! Usted es Richards. Ya sabía que te había visto en alguna parte, pero mi estúpido cerebro no logró recordar dónde. Sabes, igual me pasó con Ian después de verlo en la televisión.

 

«¡Elizabeth! No solo debes estudiar como debes, también debes recordar a la gente».




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