No tan perfecto

El timbre marcó el comienzo del break y el Instituto Pamela se llenó de estudiantes que se dirigían rápidamente a la cafetería. Axel caminaba entre la multitud con la misma expresión seria que siempre llevaba, como si el ruido y las miradas no pudieran tocarlo.

Con una bandeja en la mano, se sentó solo en una mesa al fondo del salón, lejos de todos. No le interesaba estar en el centro de atención.

Mientras tanto, las chicas no dejaban de mirarlo. Algunas se acercaban a sus amigas susurrando su nombre, otras fingían casualidad para pasar cerca.

Isabel y Dane estaban sentadas juntas, y no podían ocultar su emoción.

—¿Viste cómo llegó Axel? —susurró Dane emocionada—. Ese chico es imposible de ignorar.

—Sí, ¡y está tan guapo! —dijo Isabel con los ojos brillantes—. ¿Por qué está solo? Debería estar rodeado de chicas.

Elizabeth las miró con indiferencia y siguió comiendo su sándwich sin prestar mucha atención.

En ese momento, una chica de otra clase se acercó con timidez a Axel.

—Hola... ¿Quieres sentarte conmigo? —le preguntó con voz suave.

Axel levantó la vista, la miró un segundo y contestó con voz firme y sin sonreír:

—No, gracias.

La chica se retiró sin decir nada, dejando una mezcla de sorpresa y decepción en el aire.

Axel volvió a bajar la mirada, concentrándose en su comida, como si nada más importara.

Elizabeth no pudo evitar observarlo un instante más, preguntándose qué había detrás de esa actitud tan distante