Entre el amor y el peligro

Días cruzados

El sol de la mañana iluminaba el Instituto Pamela, donde la rutina continuaba entre risas y charlas.

Elizabeth llegó al salón con sus amigas Dane e Isabel, quienes no paraban de susurrar y lanzar miradas hacia Axel, que estaba sentado en la última fila, concentrado en su cuaderno.

—¿Lo viste, Lizzi? —susurró Dane—. Ese chico es un sueño.

—Demasiado guapo —añadió Isabel con ojos brillantes—. ¿Te imaginas tenerlo de vecino?

Elizabeth rodó los ojos y trató de ignorarlas. No le importaba lo que pensaran sus amigas, ni las miradas que Axel despertaba. Lo único que sentía era rechazo hacia él.

Pero ese día, algo cambió.

Durante la clase de literatura, el profesor les pidió que formaran parejas para un proyecto. Para sorpresa de Elizabeth, la asignación fue con Axel.

El salón quedó en silencio por unos segundos.

—¿En serio? —murmuró Elizabeth, sin poder disimular su disgusto.

Axel simplemente sonrió con esa sonrisa ladeada que tanto la irritaba.

—Será mejor que trabajemos juntos, Lizzi.

Elizabeth sintió que el corazón le daba un vuelco, aunque luchaba por mantener la distancia.




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