Lo que siento por ti
Después del mensaje por Instagram, Lizzie pensó en ignorarlo. No quería volver a enredarse en cosas que sentía que no debía vivir. Pero algo en sus palabras… algo en su mirada la seguía persiguiendo.
Al día siguiente, Axel la esperó cerca de la biblioteca del instituto. Esta vez, sin presión, sin bromas, solo con los ojos sinceros y las manos en los bolsillos.
—Lizzie… —dijo él cuando la vio.
Ella lo miró con cautela, dudando.
—No estoy aquí para confundirte más —agregó él—. Solo quiero decirte lo que siento. Y ya.
Lizzie cruzó los brazos. No respondió.
—Desde que llegué… tú fuiste lo único que me hizo sentir que no estaba solo. Al principio me rechazaste, claro, y lo entiendo. Pero yo… yo me enamoré de ti.
Lizzie sintió cómo su corazón se aceleraba.
—Axel… yo… —empezó a decir, pero no supo cómo terminarlo.
Él sonrió, pero no con arrogancia. Era una sonrisa nerviosa, honesta.
—No quiero que respondas ahora. Solo necesitaba que lo supieras.
Y se fue, dejándola con las palabras flotando en el aire como hojas sueltas.
--- Bajo la lluvia
Ese viernes el cielo estaba nublado, y al salir del instituto, la lluvia comenzó a caer sin aviso. Lizzie miró a los lados: todos corrían a cubrirse… excepto Axel, que caminaba tranquilamente bajo el agua.
Ella no tenía sombrilla. Dudó un segundo y luego fue tras él.
—¿No tienes miedo de mojarte? —le preguntó Lizzie con una pequeña sonrisa.
—Me mojé más en mi vida pasada —respondió Axel con una risa suave.
Caminaron juntos por la acera, empapándose, riendo sin motivo.
Cuando se detuvieron en una esquina, ella lo miró. La lluvia caía sobre sus rostros, pero no se movieron. En ese instante, los ojos hablaron.
Y se besaron.
Fue el primer beso. Lento, real, bajo el cielo gris y las gotas que parecían bendecir ese momento.
---Palabras de un corazón valiente
Esa tarde, Axel fue a la casa de Lizzie.
carmen,su tía, lo había animado: “Si lo sientes de verdad, habla con sus padres. Ellos lo entenderán.”
Tocó la puerta. Fue Jairo quien abrió.
—¿Puedo hablar con usted un momento?
Jairo, serio, lo hizo pasar. Lisa estaba en la cocina, pero Axel pidió hablar primero solo con él.
—Estoy enamorado de su hija —dijo sin rodeos—. No quiero ocultarlo ni hacer nada a escondidas. Sé que mi pasado no es bonito, pero quiero que me escuche como hombre.
Jairo lo miró con dureza. No respondió al instante.
—¿Y si tú te vas como viniste? ¿Y si mi hija sufre por ti?
—No voy a irme —respondió Axel—. Estoy aquí para quedarme. Por ella.
Un silencio se hizo largo entre los dos. Luego, Jairo suspiró.
—Voy a pensar en esto. Pero no hagas que me arrepienta de abrir esta puerta.
Más tarde, Jairo le contó todo a Lisa. Al principio, ella se enojó. Pero algo en su esposo la tranquilizó. Quizás la sinceridad de ese chico… empezaba a abrir espacio en sus corazones.