Me fui a trabajar preocupada por lo que mi hermana le dijera a mi madre. Por hablar con mi jefe. Por la reacción de mi hermana y por mis SENTIMIENTOS.
No vino mi jefe. Que raro pero es mejor para mí no tocar el tema me daba mucha pena por lo que le dije, pero siempre me ha gustado decir mis sentimientos y jamás me callaré un "Te quiero" por una amistad, un familiar o un amor, que empiece a nacer o ya esté concretado.
Llegué a casa y allí estaba el pick up de Enrique.
¡Wooo vino a verme!
¡Que felíz me siento!
Y me acerco al carro felíz... Veo que está platicando ¡CON MI HERMANA! Que desagradable sorpresa. Los saludé a ambos.
—¿Qué hacen aquí? —Pregunté extrañada.
—Platicando gordita —respondió Enrique— poniéndonos de acuerdo porque le voy a dar rayte a tu hermana a Mexicali en la madrugada.
Tenía que ir con mi hermana menor que vive allá.
—¡Hooo! está bien, yo me retiro los dejo ponerse de acuerdo.
—Espérate ¿No quieres platicar con nosotros? —Preguntó él.
—No, tengo algunas cosas que hacer.
Sentí muchos celos, coraje, no se.
Cuando tomo una decisión soy tajante, directa y no doy un paso atrás, aún cuando me duela.
Y esto me estaba doliendo demasiado.
Traté de dormir pero no conciliaba el sueño, mis sobrinos se fueron a dormir conmigo. Escuché cuando llegó Enrique por mi hermana en la madrugada.
No sé cómo explicar lo que estoy sintiendo...
¿Celos?... Muy seguro.
¿Decepción de los dos?... De igual manera.
¿Inseguridad?... Totalmente.
¿Miedo?... Absoluto.
Pero... ¿Porque lo siento?...
*****
Me desperté al escuchar el timbre del teléfono... Es mi jefe.
—Isabel buenos días, vente a la oficina. Tu hermana como ya debes de saber no vendrá hoy y necesito te quedes tú.
—Buen día, salgo para allá.
Me arreglé lo más rápido posible porque ella entra más temprano que yo.
Me gusta su oficina... Mi jefe va más de 3 veces al día. Hay luz, café, teléfono y están mis compañeros. No estoy sola todo el día.
—Isabel puedes hacer café por favor. —Me dijo mi cielo.
—Sí, ¡Con mucho gusto!
—No hay canela, no hay vainilla. ¿Quiere que vaya a comprar?
—No, a mí me gusta negro, sólo el café y azúcar.
Me puse a limpiar la oficina e inconscientemente evitaba estar cercas de él o tal vez consciente.
–Isabel... ¿Puedes venir por favor?
—¿Mande?
—¿Tenemos que platicar lo sabes verdad? —Entre seriedad y medio sonriendo con esa sonrisa que me derrite.
—Sí, lo escucho. Pero antes que nada lo que le dije fue sin intención de faltarle al respeto.
—Lo sé no te preocupes, solo no quiero que malinterpretes nada, eres mi empleada y siento mucho afecto nada más, no tengo nada más que decir respecto a eso.
—Lo entiendo. —Sentía que mis lágrimas se saldrían como mar agitado, como tormenta repentina.
—No quiero lastimarte al ser honesto, tal vez yo he hecho algo que te haga pensar algo más pero no es así.
—No tiene nada más que decirme me queda muy claro y le pido me perdone, no volverá a pasar.
—No se trata de eso, tú puedes apreciarme como yo a ti pero sin imaginar nada más, tú eres una mujer que empieza a vivir y entiendo que estés confundida.
—Si, muchas gracias. —Sólo me limité a responderle.
—A tu edad sientes que estás ahogándote en un vaso de agua "Vacío" todo lo ves de colores como el arcoíris y no digo que esté mal sólo que tienes que aprender a conocer a la gente y sus intenciones como a Enrique. Pero bueno, demos esto por terminado.
—Esta bien. —Solo respondí aturdida, apenada.
No podía pronunciar ninguna palabra es todo un caballero, lo escucho al tiempo que siento miles de movimientos en todo mi cuerpo. Dios quiera me dé la oportunidad de conocer a un hombre parecido a él, honesto, caballero, respetuoso y fiel. !Que afortunada su esposa! Nunca me cansaré de repetirlo.
—También quiero decirte y no me corresponde a mi decírtelo pero te aprecio mucho y no quiero que sufras, Enrique no te conviene que este cercas de ti, es decisión tuya y muy personal, sé que está separado de su esposa pero lo conozco y no es malo sólo que daña a las mujeres con las que se relaciona. No es un hombre estable emocionalmente y no me gustaría que te haga daño, también viene con tu hermana.
—No, es solo mi amigo, si me pretende pero...
—¿Como que te pretende?... ¿Desde cuándo Isabel?... Le cambió el tono de voz y sentí miedo continuar hablando de él.
—Pero no sabía que venía a ver a mi hermana.
—Bueno es algo personal no quiero saber, me retiro, más tarde te llamo Isabel.
Y se fué sin más, sin responderle pero de igual manera no me interesaba hacerlo, suena el teléfono y respondo...
—Bueno.
—¿Gordita?
—Sí, ¿Enrique?
—Quien más o ¿A quien esperabas que te llamara?
—A nadie. —Respondo sin emoción.
—¿Qué haces allí?
—Te recuerdo que aquí trabajo.
—No en esa oficina.
—¿Cuál es la diferencia que este aquí? Tu te llevaste a la secretaria de ésta oficina.
—No te hagas la disimulada sabes muy bien que allí está Roberto y debes estar muy feliz con estar muy cercas de él. ¡como lo quieres mucho!.
Tenía que hacerle sentir celos como los que estaba sintiendo yo.
—La verdad estoy muy feliz, acabamos de tomar café juntos y estábamos platicando pero ya se fué.
—Está bien, si ya se fué bye. Tenía que hablar con él pero le marco al celular.
—¿Oye?... ¡Me colgó! ¿Qué le pasa? Es un hombre pero no es un caballero.
No puedo dejar de pensar en ti. ¿Qué me está pasando?... Por otra parte me siento muy avergonzada con mi jefe tal vez sea mejor renunciar e irme a buscar otro trabajo, tengo que pensarlo muy bien y platicar con mi madre.