Entre el cielo y la Tierra

RENUNCIO

Llegó un cliente y mi hermana me pidió que lo atendiera. Ella estaba ocupada platicando con Enrique.

Sentí miedo de que éste cliente comprará casa y hubiese de nuevo problemas con mi hermana, nada deseaba más que vender pero no quería ningún problema, y vaya que tengo suerte. Si está muy interesado... Pero lo pensará y volverá otro día.

Cuando estoy presente Enrique siempre trata de besarla frente a mí, siento que lo hace a propósito para hacerme sentir mal o darme celos, yo no sé qué le pasa por su cerebro porque nada de eso siento... Bueno... Tal vez un poco de celos sí.

Sé que no ha sido mucho el tiempo que pasé a su lado pero para mí significó mucho, aun cuando sea un poco de tiempo.

 A los días llamó el cliente por teléfono y viene la próxima semana para hacer una oferta de compra. ¡Que gusto me da!

Tal y como lo dijo el cliente, vino y se aceptó su oferta yo estoy muy contenta, tendremos nuestra comisión ambas.

Llegado el día que nos pagan a mí no me dan mi comisión y con algo de pena pregunto... ¿Hoy no nos va a dar nuestra comisión? 

—Si, ya se la entregué a tu hermana me dijo que era cliente de ella.

—Sentí una molestia tremenda pero aun así le pregunté ¿Es compartida, verdad Lourdes?

—No lo creo ese fue cliente mío.

—Pero yo lo atendí (Aclaré) 

—Fue solo un favor que yo te pedí.

Miré discretamente a mi jefe conteniendo el llanto (Me choca ser tan débil) la decepción y la astucia de mi hermana de nuevo controlando la situación. Y mi jefe que no se da cuenta, no tengo nada más que decir y me di vuelta para irme.

—Espera Isabel no quiero que te vayas así, dime si estoy en un error. —Me cuestionó mi jefe.

—No, yo no tengo nada que decir gracias por preguntar, hasta el lunes. 

—Isabel ¿Acaso no te vas a ir con nosotros? —Me preguntó mi hermana... 

—No, tengo algo que hacer.

No pienso por ningún motivo volver a estar presente con ella y Enrique.

Si lo sé... A veces me comporto como una niña orgullosa y no sé defenderme, no sé ver la astucia en algunas personas. Siempre me sorprende la mala iniciativa de la gente sacando ventaja para sí mismos, abusando de la ingenuidad o el amor que sentimos por ellos.

Este fin de semana lo disfruté con mi sobrina Kristell y con mis sobrinos en casa, jugando y disfrutando a mi perrita "chiquita" Tuve tiempo para analizar y tomar una decisión... Dudaba, pero sabía que tenía que hacer lo correcto. 

Fui al mandado con mi hermana y mis sobrinos, me dio gusto porque pude comprar algo más para la semana de lo que hacía falta en casa con mi comisión

Cuando pagué mi cuenta Lourdes me pregunta: 

—Oye gorda ¿No vas a dejar para los taxis? Y ¿Para comprar algo de comida en la semana? 

—Sí, ya lo tengo separado.

—Pero gastaste más esta semana.

—Sí, pero fue por la comisión.

—¿Cuál comisión? 

—La de la casa que vendimos.

—¿Cuánto te dio de comisión?... —Entonces es cuando veo su rostro desencajado cuando me pregunto ¿Qué ocurre, porque tantas preguntas?  Ella insiste— Pero yo no vi que te diera ninguna comisión.

—Venía dentro de mi sobre yo tampoco me di cuenta hasta que llegué a casa, pensé que no me daría nada como me lo dijo delante de ti.

—¿Cuánto te dio? 

—Lourdes, yo no quiero problemas.

—Así déjalo, el lunes lo hablamos en la oficina.

No entendía qué pasaba. Pero ya daba por hecho que solo tuve un fin de semana tranquilo y la incomodidad volvería el lunes en la oficina.

*******

Ya el lunes en la oficina, mi jefe nos esperaba...

—Buenos días. ¿Cómo les fue en su fin de semana? 

—Muy bien, gracias —Dice Lourdes y yo pregunto.

—¿A usted? 

—Excelente. —Con una gran sonrisa.

Entonces mi hermana inicia... —Tenemos que hablar los tres un momento Sr. Roberto ¿Tiene tiempo? 

—¿Que sucede Lourdes? 

—Pues estoy  molesta porque me di cuenta que le dió una comisión a Isabel a escondidas y ese no fue el acuerdo que hicimos o al menos no me dijo que lo haría.

—No tendría por qué hacerlo Lourdes fue una decisión mía, que no te afecta en lo absoluto a ti.

—Tiene razón, pero ella no sabe y tendría que haberlo hecho para no hacerla sentir mal. —Yo la veo desconcertada, al tiempo que interrumpo. 

—Yo no lo estoy. Es algo que yo me gané. 

—No, te equivocas a mí me dio mi comisión completa. No tendría por qué darte nada a ti, si lo hizo fue por lástima.

El la interrumpe algo molesto afirmando. —No es así. solo NO me pareció justo no darle nada cuando ella fue quien atendió, motivó y le dio la información al cliente, ella inició la labor de venta.

Yo los escuchaba a los dos algo aturdida, desconcertada y no sabía que pensar, que decir, una parte de mí me sentía muy feliz de ver esa excelente acción que solo un caballero como lo es él  la tendría conmigo.

Por otra parte pensaba que no podía ser por lástima, pero... ¿Porque le daría la comisión completa a mi hermana? y no le dijo lo que pensaba hacer. 

Yo sólo sentía admiración por él, pero no iba con mis principios recibir nada gratis o que él pensara que yo no me lo había ganado y por eso me lo dió a escondidas. Por ese motivo le entregó completo el dinero a Lourdes.

Me levanté de mi asiento y fui a mi bolsa, tomé lo que me quedaba de dinero y se lo di.

—Yo no quiero algo que usted tenga que esconder o pensar que yo no lo gané, yo no soy interesada, el dinero es lo que menos importa en mi vida y menos de ésta forma.

Lourdes solo comento... —Como siempre haciéndose la sufrida.

—¿Que dijiste? repítemelo... 

A lo que él levanta la voz. —¡Basta! No quiero crear conflicto entre ustedes o un ambiente hostil y de problemas. Isabel te entregue ese dinero porque lo ganaste, y le dí a tu hermana la suya porque yo no hablé en un inicio como quedamos con las comisiones no por ningún otro motivo. Y porque NO quiero problemas entre ustedes. ¿ENTENDIDO?




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