Entre el cielo y la Tierra

Soy Lesbiana

—¡Pasen, que milagro verlos por aquí!

—Venimos a ver a Gabriel. 

—Me lo imaginé porque ustedes nunca vienen a visitarme a mí o a mi familia. 

 Solo me miraron extrañados con mi respuesta, mi madre siempre es muy servicial los pasó y atendió excelente, los invitó a comer y yo como niña berrinchuda muy enojada. No tolero la hipocresía pero más me molestó que dijeran: "Vengo a ver a Gabriel"

En eso me habla mi "Padrino" 

—Isabel... ¿Así te llamas? 

¡ja ja ja ja! Sonora carcajada la mía. —Sí... Ese es mi nombre. 

—Quiero disculparme por no venir a visitarlos, tienes razón en estar molesta pero yo trabajo mucho para darles lo mejor a mis hijos, la escuela es carísima y tengo que atender mi negocio. (Distribuidora de huevo). 

—No se preocupe gracias a mis padres, mi familia, su presencia no me ha hecho falta. Al fin de cuentas el pecado es suyo al no cumplir con el sacramento cuando me bautizó.    

—¡¡Isabel!! —Me grita mi madre molesta— No seas grosera.

—No lo soy madre solo soy sincera como siempre lo he sido. Me retiro a mi recámara yo no tengo hambre. —Y me fui a mi guarida, a mi cueva, a mi nido.

Los escuché marcharse a las horas  y pedir que los despidieran de mí. 

Salí sonriente, a lo cual me dijo mi tío Gabriel:  —Hija, no le guardes rencor a tu padrino cada quien lleva una vida muy distinta a nosotros, no debemos juzgar a nadie para eso está Dios.

—Si tío tiene razón, solo que han sido muy groseros con nosotros y mi madre tanto que lo quiere, crecieron como hermanos sin ser nada de mi abuela, ella se desvivía para atenderlo y la abandonó ya viejita, no fue ni a su funeral. Mi padre lo recomendó a trabajar en la distribuidora de huevo e hizo que corrieran a mi padre. Ahora tiene la propia... Bien por ellos, pero no lo quiero cercas de mí, él ya tiene su pecado por jurar en vano cuando me bautizaron.

—Cierto hija, entonces deja que la vida le cobre sus errores y no seas tú quien lo juzgue y condene.

—Tiene razón tío, tengo tantas cosas en mi mente, tantas decepciones, me dejé llevar por todo lo que siento.

—¿Quieres platicarme? 

—Sí, mi hermana se ha portado muy mal conmigo, me salí de trabajar para no tener problemas con ella y nuestro jefe. Estábamos juntas en la misma oficina pero fue imposible estar bien con ella, ya sabe cómo es su carácter de voluble. Y otras cosas que no quiero decir.

— ¿Qué dice tu madre al respecto ? 

—Ella no sabe exactamente lo que sucede, a mí no me gusta preocuparla.

—Te voy a decir que siempre que nos quieren hacer un mal, nos hacen un bien. Estoy seguro porque siento la vibración de tu espíritu, Dios tiene algo hermoso preparado  para tu vida, eres una mujer muy especial lo veo en tus ojos, tienes un alma transparente y sé que eres una excelente hija sin que nadie me lo diga, a lo que mis ojos han visto solamente. Y si tu jefe realmente te hubiera valorado no hubiera dejado que te fueras, hubiese puesto reglas para las dos, sólo tenlo presente. 

—Gracias tío, ¡Que hermoso! Le creo y esperaré a conocer mi camino, puedo entender a mi jefe, muchas gracias. —Le di un fuerte abrazo al igual que a mi tia.

Esa noche dormí muy en paz conmigo misma, imaginando un mundo irreal, un mundo feliz, dónde no existe la amargura, la mentira, la traición, solo el amor, donde nos rige únicamente nuestra propia felicidad y es compartida en abundancia con todo y todos lo que nos rodea.

*********

Como ha pasado el tiempo y en momentos me siento sola, aburrida, terminaba muy pronto mis quehaceres de casa, salía con mi perrita chiquita a jugar. No hay un parque cercas para ir a caminar.

 Estaba en el patio de enfrente cuando veo venir a mi amiga ¡Ángela!! 

—¡Hola!  Ya vine a visitarte Isabel.

—Excelente amiga pasa.

—¿Estás sola? 

—Si. ¿Por qué? 

—Solo para platicar más a gusto.

—Claro, ya recuerdo que algo me querías contar pero me da mucho gusto que hayas venido. ¿Quieres un café o algo de tomar? 

—Sí, un café se me antoja.

—Entonces será café para las dos. —Allí muy cercas estaba nuestra pequeña cocina, ve contándome en lo que preparo el café. ¿Te ha vuelto a buscar Marcos? 

—Sí,  le platiqué que te vi y te envió saludos que espera verte algún día.

—Pues le dices que igualmente a ver si algún día coincidimos o nos ponemos de acuerdo para reunirnos e invitamos a Karla.

—Sabes Isabel cuando te diga lo que voy a decirte tal vez ya no quieras ser mi amiga y no te preocupes, yo sé que siempre has sido muy sincera y me dirás la verdad. —No interrumpí su relato— desde hace ya varios años después que mi esposo se fue tuve unas decepciones amorosas y no quise sentir que hacía algo mal con uno y otro hombre, tener solo sexo y ya. Un día conocí a una mujer joven, más que yo, la invité a mi casa y venía casi a diario, nos fuimos conociendo mejor día a día, me conquistó con detalles, con flores, con algo que nunca viví ni disfrute con un hombre. Iniciamos una relación y desde entonces descubrí que soy lesbiana, no me gusta ese término. NO me gustan todas las mujeres, solo ella, no quiero que te sientas incómoda conmigo, jamás te molestaría a ti, tú eres una amiga que aprecio mucho. Que guardo recuerdos hermosos de la escuela y de tu hermosa amistad siempre apoyándome sin juzgar, ni criticar, como lo estas haciendo justo en este momento. 

Se pone de pie y me da un abrazo. Puedo sentir su sufrimiento de tener que guardar silencio y aparentar lo que no sentía. Cuánto sufriría en su casa, sin ser ella misma.

—Eso es lo que dicen todos los homosexuales y lesbianas pero en el amor no se manda, me da gusto que hayas descubierto tu preferencia sexual y no tengas dudas, lo único importante es que tú seas feliz. Pero me imagino que les explicaste a tus hijos, a tu madre y familia, principalmente a los niños para que no se confundan. Te daré un consejo, nunca permitas que tu pareja ésta u otra mande en la educación de tus hijos.   




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