Entre el cielo y la Tierra

NUEVA OFICINA

Viéndome a los ojos de una forma diferente. Yo juraría que con amor, pero mi imaginación, mi alma soñadora  jugaba de nuevo conmigo.

—Llegamos señorita, aquí andan los muchachos limpiando y arreglando las casas, la primera será tu oficina, mañana te van a traer tu escritorio, lo que necesites pídeselo a Ismael.

—Gracias, así lo haré, ahorita checo que necesito, hago la lista y se la mando.

—Mucha suerte Isabel, te llamo en la tarde.

Me quedo parada viéndolo marcharse, cuando veo que viene de reversa y me habla con su mano.

Me acerco a su puerta, el sol daba directamente en mi cara, medio cerré mis ojos y él sonrió al verme.  

—Súbete para llevarte a presentar a la tienda, ya casi lo olvidaba como tú olvidas llamarme. ¡ja, ja, ja! 

—Es verdad, doy la vuelta para subirme de nuevo.

Llegamos a la tienda abarrotes el gallo y me presenta a Don Raymundo (Mejor conocido como el gallito QEPD) Un Señor ya mayor, muy vacilador. Nos dijo: 

—Usted no se preocupe aquí cuidaremos a esta belleza. Yo sonreí apenada, mi jefe me miraba sonriendo, y yo como tomate colorada. (Sonrojada)

—Le agradezco Don Raymundo. Le respondió mi jefe.

En eso salió su hijo Víctor y Erick, también los saludé de mano. 

—Bueno eso es todo, vámonos Isabel.

—No se preocupe yo me voy caminando, para que no tenga que dar toda la vuelta y regresarse. 

—¿Estás segura? No pasa nada porque te lleve.

—No gracias, prefiero caminar insistí. Para evitarle la molestia de regresar y dar otra vuelta, sin decirle mi intención. 

—Está bien, como tú quieras, al rato te llamo.

—Si.

Lo veo alejarse y me despido, me voy caminando por un terreno grande baldío, con árboles hermosos, al tiempo que me saluda un joven, solo le sonrío y continúo caminando.

Llego y saludo a mis compañeros.

—¿Y José?

—¿No vino hoy? Tengo muchas ganas de verlo.

—Se quedó en la oficina. Me respondió Ismael.

—Cuando llegues me lo saludas, por favor.

—Claro Isabel. 

Suena el celular y respondo inmediatamente, en lo que abro la tapa no veo quien es, supongo es mi jefe. 

—¿Isabel, dónde estás?  No reconozco la voz, y pregunto. 

—¿Quién habla? 

—¡Ahhh ya no me reconoces la voz! ¡Ay Chabela! 

—¿Marcos? ¡ja,ja,ja!

—Sí, vaya si me reconociste.

—La verdad no, fue porque me dijiste Chabela nadie más lo hace.

—Acabo de verte.

—¿En dónde? Mentiroso.

—¡Haa! ¿Yo soy mentiroso? Así me consideras, chale que feo, estás sobre el blvd gato bronco.

—Marcos no sé dónde es eso, pero si es por el parque, si aquí estoy. 

—Sí, cercas del parque. Quiero saber si nos podemos ver en la tarde en casa de Ángela ¿Puedes?

—No puedes disponer de su tiempo y lleguemos de sorpresa, tenemos que avisarle con tiempo, si ella puede recibirnos.

—¡Hay que enojona!  Claro que le pregunté y me dijo que sí.

—¿Cuándo le preguntaste? ¿Fuiste a verla?

—¿Estas celosa? 

—Claro que no. 

—Yo digo que sí.

—Sueña tonto. 

—Vaya ahora soy tonto, primero mentiroso. ¿Algo más?  

—Sí, no puedo ir, tengo cosas que hacer en casa y no avisé a mi madre que llegaría tarde.

—Dale con pedir permiso, es solo un rato, ya que tengo entrenamiento más tarde, al menos que quieras acompañarme.

—No Marcos no puedo, gracias, pero sí llego a casa de Ángela, allí nos vemos.

—Está bien, hasta al rato.

En cuanto cuelgo, suena de nuevo, en vez de responder como se debe solo dije "Mande Marcos"

—¿Quién es Marcos señorita?...  ¡Ay no! Es mi jefe, que vergüenza siento, no sé qué decir. Y guardo silencio.

—La estoy esperando...

—Es un amigo de la escuela, de los que le platiqué que volví a ver, pasó por aquí y me miró, me llamó para decirme solo eso.

Entonces sólo expresó un: —Mmm. 

Yo feliz de imaginar que sintió celos.

—Dile a los muchachos que te dejen donde puedas tomar un taxi, no conoces la zona.

—Sí, muchas gracias, ya voy a cerrar.

—Hasta mañana Isabel, pórtate bien ¿Eh? Eso me dio mucha risa y le respondí: 

—Claro que sí.

Me fui con mis compañeros, me dejaron donde yo les pedí para que me quedara más cerca la casa de Ángela, relativamente muy cercas de mi trabajo.

Llegué a su casa y NO sabía que íbamos a visitarla, en ese preciso momento llegaba Marcos. Yo estaba muy molesta a pesar que ella insistía no le dijera nada, que ella no tenía ninguna molestia de recibirnos. A lo que le respondí...

—No es eso amiga, es la acción de la mentira, ODIO las mentiras y sabes ¿Porque? Por qué siempre las descubro y eso me duele. A veces preferiría no darme cuenta de la verdad.

Se acerca Marcos muy sonriente y trata de besarme, a lo que yo volteo mi cabeza y solo correspondo con mi mano. Veo que entre ellos se miran cómplices y preguntó: 

¿De qué me perdí?  Y ¿Esas sonrisas y miradas que significan?

—Otra vez estás celosa, te tengo un regalo.

—En primera no estoy celosa porque no siento nada por ti, y no te acepto ningún regalo por mentirme.

No medí mi sinceridad, no pensé que lo estaba lastimando, hasta que vi su rostro desencajado y molesto, con sus ojos grandes expresivos de enojo conmigo.

Entonces solo le dije... 

—Discúlpame, no debí ser tan sincera, pero ya lo habíamos hablado, al tiempo que vi que se retiraba Ángela. No es mi intención lastimarte, yo estoy enamorada de otro hombre, no me interesas ya te lo había dicho.

—Isabel ¿Porque dejaste que te besara? 

—Te recuerdo Marcos que no me pediste permiso. No quiero sentirme mal, ni que tú te sientas así ¿Estás enojado conmigo? Era visible su enojo pero quería escuchar lo que sentía.

—No, siempre he notado que no te intereso. Bajó su mirada, lo abracé,  le pedí disculpas de nuevo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.