Entre el cielo y la Tierra

SOY ESTÉRIL

—Pasa, déjame darte un vaso con agua o soda, déjame ver que tengo. Regresa y me da un vaso con agua. 

—Cálmate y cuéntame ¿Quién es Enrique? Y porque te puso tan mal.

Le cuento un poco la historia entre sollozos. 

—Me siento muy apenada, no quiero incomodarte, discúlpame que venga sin avisar, no sabía a dónde ir.

—No tienes que avisarme cada vez que vengas, solo llega, mi casa es tuya también, si no estoy tendrás que esperarme nada más. Te doy un consejo, aclara las cosas con Enrique para que no te vuelva a molestar, Tú eres muy valiente, no permitas que te vuelva a jalonear, mira nada más cómo te dejó los brazos con la piel tan blanca que tienes.

—Sí, me asusté mucho, fue todo amiga, mis viejos recuerdos volvieron en segundos, pero sí le dejé claro que ya tenía novio, él se dio cuenta cuando Marcos me llevó a casa, pero me dijo que si lo veía besarme lo va a golpear y eso me da miedo. 

—Amiga no te preocupes, Marcos se sabe defender muy bien, creo que quien se debe de cuidar es él, no Marcos.

—Claro amiga, tú lo conoces más que yo, fue tu novio.  ¿De verdad no te importa que me pretendiera?

—No amiga, para nada, si quieres mañana voy a tu trabajo y platicamos de algo  que quiero contarte, ¿Se puede? 

—Sí amiga, me dará mucho gusto verte en mi trabajo. Ya me voy, muchas gracias, me siento mucho más tranquila al platicar contigo, me da mucha alegría haberte encontrado.

Caminamos a la calle y veo que viene Marcos,  entonces extrañada solo le pregunto... 

—¿Lo esperabas?.

—No amiga, pensé que vendría contigo, antes de saber lo que te pasó.

—¡Hola! Al tiempo que me saluda de beso y un tierno abrazo, (Así lo sentí por lo que estaba sintiendo en ese momento) A ella solo la saludó de mano, cosa que me extraño mucho, después de que sabía que habían tenido algo más íntimo.

—Bueno yo ya me iba, los dejo para que platiquen. Al tiempo que caminaba a la salida.

—¡Oye espérate!  ¿Adónde vas Isabel?  Me pregunta Marcos.

—A mi casa.

—Vine a verte Isabel, espera un momento por favor.

 —¿Cómo sabías que vendría con Ángela? 

—No sabía, te vi cuando venías hacia acá y lo imaginé, estaba atorado en el tráfico.

En realidad no tenía las fuerzas suficientes para irme sola, necesitaba sentirme tranquila, que le importaba a alguien, que tal vez él me protegería no sé de qué, pero así deseaba que fuera. Entonces mi amiga nos dejó solos, Marcos solo me miraba sin decir palabra y yo a él, tiene unos ojos muy expresivos color café claros, bonitos ojos, bonita mirada,  empecé a sentirme nerviosa.

—¿Por qué me ves así Marcos? 

—¿Que no puedo?

 —Sí claro, son tus ojos.

—Solo te admiro, me gustas mucho, y veo que lloraste.  ¿Por qué? O ¿Por quién?.

Y hay va de nuevo la tonta a refugiarse en sus brazos...

—Tengo un problema, no quiero hablar de eso.

—Me parece bien porque yo tampoco tengo intenciones de hablar.

Al tiempo que levanta mi cabeza suavemente y nos besamos, ahora si correspondí sus besos, lo abrace como aferrándome a alguien, viéndolo como mi salvador, mi protector no sé de qué, pero me sentí muy bien en sus brazos, con sus besos que hoy me gustaban.

Se hizo de noche y me dejó en mi casa, llegué temerosa que me regañaran pero para mí buena suerte esta vez no había nadie en casa.

Me fui directo a mi recámara, me puse mi pijama, sentía hambre, salí a la cocina y me hice un cereal, al tiempo que llegó mi hermana con los niños y Enrique. Lourdes me cuestiona. 

—¿Acabas de llegar? 

—No, claro que no, que no ves que ya traigo puesta mi pijama. (Ya aprendí a mentir) y no me sentía nada bien con eso, pero de alguna forma necesitaba mi libertad. Buenas noches.  Me encerré en mi recámara, mi cueva, mi nido, mi refugio.

No debo continuar confundiéndome más, me estoy haciendo daño y no quiero lastimar a nadie, debo ser más inteligente y no dejarme llevar por mis tontos sentimientos que a nadie le importan.

******

Amanecí muy tranquila, mi hija postiza me llamó para avisarme que vendría a quedarse el fin de semana conmigo, eso me alegra porque a pesar de su corta edad parece que ella es más madura que yo,  soy feliz de sentirme como una niña a su lado, soñando con un novio, casarnos de blanco, tener hijos, aunque ella me dice que será mi única hija, porque si tengo hijos ya no la amaré y no desea que la deje de querer.

Yo le digo que siempre será mi primera hija, que la amo, y nunca cambiaran mis sentimientos por ella, nos damos garrita y lo prometemos. 

Se me pasó otra semana muy rápido

Se me pasó otra semana muy rápido. 

Me fui a trabajar, pasé a la tienda con Víctor a comprar una botella de agua, pero me llevé una soda, en eso llegó Daniel, nos saludamos y platicamos un poco del clima, de la oficina.

Me fui abrir la yarda, más tarde llegaron mis compañeros, hoy salgo temprano pero mi jefe no llega a pagarme, pero imagino que tiene compromisos "Son muy sociables".

Me llama por tel. 

—Isabel, discúlpame no podré ir a pagarte, pero te mando tu sueldo en un sobre con tu hermana.

—Está bien no pasa nada, gracias.

—Hasta el lunes, que descanses Isabel. 

—Gracias, igualmente usted.

Llegué a casa antes que mi hermana, no me sentía nada bien, estaba mareada, con dolor en el vientre, no dije nada como siempre, me tomé una pastilla para dolor y ya no lo sentí.




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