Sé que no somos los mejores hijos, los mejores padres, los mejores hermanos, sé que cada día aprendemos una lección, si tenemos la capacidad de querer hacerlo, pero la vida nos mostrará una y otra vez lo que debemos aprender de una u otra forma.
La falta de confianza de los hijos hacia los padres, la falta de comunicación es lo que ocasiona el embarazo precoz, sexo sin prevención, alcohol, drogas, sentirse poco amado.
El miedo que sentimos al preguntar sobre sexo, a que nos cuestionen cuándo debemos o podemos hacerlo, si la persona que elegimos "Merece nuestra primera vez". Si mi hermana hubiera platicado con mi sobrina, si le hubiese dado esa confianza de que ella le dijera que deseaba iniciar su vida sexual sin sentir miedo, vergüenza, no estaría embarazada, pero el miedo a que todos te juzgan y encima te ofendan o te tachen de "Puta" es lo que detiene a muchas jovencitas, que no solo sufren ser señaladas, ofendidas, humilladas, sufren al sentir que hacen o hicieron algo indebido, inmoral y el resultado es malo, pecado o castigo, (Embarazo) (infecciones íntimas) (SIDA). Y creen que la forma de corregir es el aborto.
Tu cuerpo es tu Universo, es la fuente de tu vida, tú eres perfecta como eres, solo tú decides lo que deseas para tu vida, ámate y respeta no solo tu cuerpo exterior, el interior es lo importante, para que irradies luz, energía y felicidad.
DOS DÍAS DESPUÉS:
—Isabel, necesito que me ayudes a convencer a Kristell que aborte. —Me habla María, molesta—
—NO cuentes conmigo para eso, ella es libre de tomar su decisión.
—Es una niña, una muestra que no he sido buena madre.
—No decidas por ella María, no la manipules, déjala tener a su hijo que ella ama y desea.
—¿No me vas ayudar? —Insiste mi hermana—
—NO... y no me hagas hablar con ella y decírselo ¿Cómo es posible que pienses por un momento matar a tu nieto? Cómo arriesgas a tu hija al pensar en llevarla a abortar. ¿Qué clase de madre eres? Nunca cuentes conmigo para eso y para nada más, si la llegas a convencer que aborte jamás cuentes conmigo.
Los próximos días mi atención estaba en ella. La he visto llorar acostadita en su cama, sentada en la alfombra, en un rincón de su recámara.
Mi madre está desesperada por encontrar una casa, o marcharnos a los terrenos, ya no aguanta escuchar las peleas de María con Jorge.
Escuchó a jorge decir que el gas se había terminado antes del tiempo que tienen siempre programado, por nuestra presencia y uso de agua caliente.
A lo que ese mismo fin de semana en cuanto llegué a su casa le di lo que costaba un tanque de gas, al principio no lo quiso aceptar, pero insistí que era lo justo, ya que allí nos bañábamos y comíamos, aun cuando yo compraba algo de mandado también. Me agradeció el dárselo.
A mi madre se le ocurrió que podíamos comprar una casa de las que yo vendo prefabricadas, que tal vez mi jefe me diera crédito, pero le dije que mi comunicación con él no era buena.
Le platicó a Lourdes en días después, ella siempre presumía su buena comunicación con nuestro jefe. Ella le platicó y él le dijo que sí podía ayudarme, pero que quería que yo se lo dijera, que no tenía por qué ser tan tímida con él.
No me atrevía y dejé pasar unos días, hasta que me armé de valor por la necesidad que teníamos.
Le hablo por Tel.
—Señor Roberto, buenos días. ¿Cuándo podemos platicar personalmente?
—¿Cuándo quiere usted, señorita?
—¡Mañana!
—A las 12:00 pm allí estaré.
—Gracias.
Ya di el primer paso, lo difícil viene después.
Llego a casa y busco a Kristell, me preocupa que por su edad mi hermana la manipule para abortar a su hijo, la encuentro llorando en un rincón de la sala.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras continuamente? ¿Te sientes mal?
—No tía, solo abrázame.
Me siento con ella en la alfombra y la abrazo, le acaricio su lacio cabello.
—Tía, tengo dudas por lo que me dice mi mamá, estoy pensado hacerle caso y abortar, terminar mis estudios y estudiar derecho, ella me dice que mi hijo me va a estorbar, que no me dejará ser quien quiero ser, pero yo no soy maldita, no soy una asesina, pero estoy dudando y me duele.
—Quisiera decirte tantas cosas para abrirte el corazón y no hagas caso de lo que te dicen, pero eso sería manipularte yo también y no debo hacerlo, solo dime una cosa. ¿Quieres a tu hijo?
—Sí, sí lo quiero en mis brazos, en mi vida.
—Entonces pelea por salvar su vida, no dejes que nadie, ni tu madre, ni tu novio, nadie decida por ti, que nadie decida sobre él. Yo siempre te voy apoyar. Y sé que Juan ama y espera a su hijo como tú, su familia te apoyan también.
—Gracias tía, los padres de juan vinieron hablar con mis padres y dijeron que ellos se harán cargo de todos los gastos del bebé, que están muy felices por su llegada, que siempre me van a apoyar y cuando tengamos la edad suficiente si deseamos casarnos lo hagamos, por ahora solo seguiremos siendo novios.
—Ya ves, todo va excelente, sólo es tu madre que no lo quiere, pero estoy segura que cuando nazca la amará también como todos ya lo hacemos, hasta tu padre está feliz con su llegada. Yo mañana hablaré con mi jefe para pedirle crédito en una casa para irnos de la tuya, para que tengan más privacidad, ocuparás la recámara para él bebe, pero estaré viniendo como pueda a verte y sobre todo cuando ya esté en tus brazos mi nieto. Solo promete que no te dejarás influenciar por tu madre ni por nadie.
—No lo haré tía.
Allí nos quedamos un buen momento soñando con el nacimiento y todo lo que le enseñaremos, y como lo amaríamos.
AL SIGUIENTE DIA:
Llego a la oficina nerviosa, no sé cómo le explico las cosas a mi jefe, me dedico a limpiar, enciendo mi vela de canela con manzana, me atrapa ese olor, me relaja, me dedico a escribir como puedo contarle, como puedo pedirle la casa, que puedo ofrecer a cambio para pagar lo más pronto posible. Guardo mi cuaderno y me salgo a barrer el patio.