La habitación estaba llena de tensión, el aire a mi alrededor mantenia una vibra pesada y densa. Los hombres a mi alrededor de la mesa era una colección de rostros duros y curtidos. El hombre en la cabecera de la mesa su jefe, un hombre de aproximadamente 45 años con una cicatriz en su ojo izquierdo, me examinaba de arriba hacia abajo como si me estuviera desvistiendo. A su lado un hombre más joven con una mandíbula cuadrada y ojos de felino parecía un luchador de la triple a preparado y listo para atacar y por último el hombre si se le puede decir con una barriga prominente y una sonrisa cínica, cada uno parecía un estratega astuto. Todos ellos irradiaban un aura de poder y peligro.
"Cómo lo odio"
Al principio todos discutían sobre lo que sucedería y a mí me estaba a punto de estallar la cabeza, hasta que uno de ellos comenzó a hablar con esa típica sonrisa cínica, sobre los términos del contrato. Mientras escuchaba atentamente cada palabra y a medida que hablaba no me gustaba lo que proponía y siempre e Sido una mujer que se expresa mediante su rostro por más que intentará ocultarlo no podria controlar la expresión pero sabía que mi cara estaba totalmente endurecida ya sabía que no aceptaria el trato. Pero los dos hombres a su alrededor parecían impacientes, sus ojos brillando con una mezcla de codicia y amenaza en busca de mi respuesta.
-no acepto- dije finalmente, con una voz firme y clara que resonaba por toda la habitación.
El hombre más viejo se rió a carcajadas escéptico de mi decisión.
-no tienes opción- bajando su voz a un tono amenazante
-esto es una oferta que no puedes rechazar.
Me levanto de mi asiento, tomo lo que sobra de mi copa de champagne y lo miro directo a los ojos con una mirada desafiante.
-tal vez no quedo claro- me afinó la garganta - No voy a hacer negocios con ustedes, y más si es para manchar el nombre de mi familia.
Los hombres a mi alrededor se levantaron también, cada uno de sus asquerosos rostros reflejaban maldad. El aire se lleno de tensión y olor a peligro, sabía perfectamente que estaba en una situación bastante complicada pero es lo que más me gusta.
En eso uno de los hombres saco una pistola Beretta 92fs y me apunto
-no te muevas hermosa no quiero arruinar tu linda cara.
Fingi demencia levantando ambas manos al aire y empecé a caminar lentamente hacia ellos tacones resonaban en el piso combinados con los pequeños truenos que nos avisaban de una tormenta nuevamente hablo el hombre de ojos felinos
-no te muevas hermosa o disparo-
Sonreí, sus manos temblaban y empezaba a sudar. Con un movimiento rápido le arrebato el arma y le disparo en la cabeza " uno menos".
El hombre con inmensa barrigota que parecía el señor barriga intento escapar pero le di un disparo en el glúteo y el segundo el la cabeza " solo queda uno".
Haci que dicho y echo el último hombre con cicatriz se lanzo a si mi ambos tirabamos golpes una batalla de puños mi pistola salió volando hacia atrás, esquivo de derecha a izquierda hasta que el hombre me toma por detrás pegandome en la pared.
-una mujer hermosa pero muy peligrosa, querida devistes aceptar lo que te propuse y no estarías en esta situación.
-c jajaja no me hagas reír, más bien escúchame tu en mi vida traficaris a niños inocentes me entiendes.
Dicho esto le doy un cabezaso tan fuerte que hace que camine hacia tras y en un movimiento ágil tomo la pistola y con la última bala le disparo pero falló y le doy a su muslo haciendo que callera de rodillas ante mi.
Camino lentamente hacia el mientras respiro profundamente, y el al sentirme cerca empieza pedir piedad.
-por favor señorita, le pido piedad, si me perdona le prometo ser su más perro fiel.
Ya estando a centímetros de el tomo su cara con ambas manos y me tomo la molestia de mirarlo directo a los ojos.
-querido, yo no soy dios para perdonar a malparidos como tú, mi trabajo es eliminarlos de esta mundo.
Y dicho eso le giro la cabeza escuchando sus huesos romperse y el cuerpo de el cayendo al suelo lentamente.
" Uno menos"
La habitación estaba en completo silencio, calculé que mis hombres estarían en 5 minutos así que me sacudí el vestido rojo que tenía manchas de sangre y me acerco hacia la mesa tomo una de las botellas de champagne y me sirvo una copa, agarro el contrato y lo rompo.
Tomo un trago de mi champagne y en unos segundos mis hombres entraron apuntando por todos lados y mi guardaespaldas echó un desastre se acercó a mi el era algo viejo para esto además tenía una herida de bala en uno de sus hombros.
-porque tardaron
-lo siento señorita, tuvimos unos pequeños inconvenientes
Contesto bravo
-bien hora de irnos
-señorita no necesita algo- me pregunta cómo siempre procurando a los demás antes que a él mismo suspiro y asiento.
-si una pastilla para el dolor de cabeza y ahh que limpieza todo esto.
-bien señorita algo más
-si que vallas a un doctor, no quiero más muertes el día de hoy.
Y sin más salimos de ese lugar con las primeras gotas de la lluvia rumbo a mi hogar.
Editado: 20.11.2024