Entre espinas y laureles.

IV

Sapphire:

Con Oliver en su habitación, papá cayó en la depresión por miedo y dolor a que algo le pasase a mi hermano en menos de dos minutos. Lo que no era bueno para su salud. Una doctora había entrado y al poco tiempo de ella Nicole y su hija llegaron alarmadas. ¿Dónde está Jacob?

La doctora salió de la habitación de Oliver y se quitó la máscara, un rostro de preocupación y duda fue lo que mostró.

-Doctora, ¿qué es lo que tiene mi hijo?¿Se recuperará? -Habló el rey. Cuando volteé a verlo, Dios mío. Estaba pálido.

La mujer, habló con firmeza -Majestad, el príncipe Oliver ha contraído la gripe. Me temo que, para él ha sido algo muy fuerte. Está débil y... no me quiero adelantar pero... -se detuvo.

No. No. No.

-¿Pero? Habla mujer, habla de una vez- exclamó Nicole. Persona que hasta ahora no se había metido en esto.

La doctora, apenada dijo:

-Puede que el príncipe muera.

Y me derrumbé. Lloré, grité y hasta corrí hasta la puerta con intenciones de entrar, pero unos brazos me tomaron con fuerza por detrás.

Me enfadó. Me detenían para poder acompañar a mi hermano.

-¡Suéltenme!¡Tengo que ir con él! -luche para que me soltaran- ¡No!¡Oliver!

-Princesa, Sapphire, cálmate por favor -Era Du. Sonaba triste.

No. No quiero calmarme, no quiero, no.

-¡No! ¡Basta... suéltame! - dije. Seguí gritando y llorando pero, parecía que nadie me escuchaba, nadie me iba a soltar para que fuese con Oli. Y eso era mucho peor.

No quiero estar ahí afuera de su habitación viendo como los doctores entran y salen intentando que se le baje la fiebre. Quiero estar ahí adentro para acompañarlo. No quiero que le pase algo peor, no puedo perderlo...

Me habían permitido llegar sólo hasta el balcón fuera de su habitación para poder verlo. Seguía siendo devastador pero, ya podía estar más cerca de él.

Aún teniendo el corazón en la boca, los ojos hinchados y la garganta seca, me encontraba ahí. Alex (Dudú) me acompañaba de cerca para que no intentara hacer lo de hace rato. Como si adentro no estuvieran los otros guardias, pensé.

-Sapphire, por favor...-aquí vamos de nuevo- Vamos a que la doctora te dé algo y te analice...- él también estaba mal, no hacía falta mirarlo, sólo escucharlo, la voz ronca y las palabras eran suficientes.

Lo miré y negué, -No. Él me necesita Alex...-mi voz, no estaba tan lejos de estar ronca también, por ahora, estaba rota, igual que yo. -No me moveré.

-Por lo menos toma algo...-deja de insistir por favor-. A este paso te desmayaras y será mucho peor... -tomó mi brazo y me dio vuelta- Lo necesitas, lo sé... pero, si tu salud empeora, no podrás cuidarlo.

Sólo me callé. A lo que él me rodeó con sus brazos y esperó a que le dijese algo. Pero no lo hice, sólo me quedé ahí y lloré. Miraba como los doctores entraban y salían a gran velocidad; cargaban con algunos baldes, frascos con líquidos desconocidos y vendas.

El día oscureció por completo; como si también estuviera triste. Pero peor sería la noticia que llegaría luego.

Un carraspeo nos separó del abrazo, cuando me di vuelta Nicole estaba allí con los ojos rojos al igual que sus mejillas.

—¿Qué sucede? —pregunté —¿Los doctores han dicho algo?¿Mejorará?

Ella negó— No estoy aquí por… Oliver… tu padre… él…

—¿Papá?¿Qué tiene?¡¿Qué le pasó?!
—Una mano en mi hombro hizo que bajara el tono de voz.

Unos sollozos después, Nicole volvió a hablar:

—También se enfermó— y rompió en llanto.

Yo me quedé dura, si Papá; el rey enfermó, no es nada bueno. Oliver no presenta mejoras, de hecho, empeora. Si ambos mueren… No, ni lo pienses Sapphire.

Habrá caos.

Otra vez.

Carajo.

Estaba aturdida, con todos ellos hablando y gritando a mi alrededor; los ministros, doctores y hasta Nicole y Iriana estaban discutiendo.
Lo peor, es que discutían por y para ver qué harían si el rey moría.

Nadie me estaba preguntando cómo me sentía, nadie venía a decirme si Oliver o papá estaban mejorando o si morirían solos porque aún existía el hecho de que no podía ir a verlos.

—¿Pero qué haremos si el rey muere? Deberemos de buscar otro heredero, no podemos dejar el estado sin un mandatario, ¡los príncipes aún no están listos! — habló uno de los duques alarmado. Murmullos acompañaron sus quejas, Dios mío, dame fuerza para aguantar esto.

Un general, no alcancé a distinguir cuál se levantó de su lugar y habló con voz firme:

—¡Calmaos todos ya! No olvidéis que aún tenemos dos herederas y nuestra reina, así que, callaos ahora mismo!
Pero nadie estuvo de acuerdo con él.

—¡Como dices eso! ¡Conocen las reglas, la reina no tiene autoridad y las princesas no saben manejar una carga tan pesada!—esas palabras, más silencio, problemas y malos augurios fueron haciendo mayor presencia.

¡Suficiente, me hartaron!

—Cállense —susurré, pero nadie me escuchó, obviamente— ¡He dicho que se callen! —Grité, todos hicieron silencio y me miraron sorprendidos—¡El rey no ha muerto!¡No lo entierren vivo!¡Entiendo su preocupación pero no es momento de pensar en eso cuando el rey y los príncipes aún están vivos!¡Largaos de aquí, vuelvan a sus actividades y mantengan esto en secreto o habrá peores problemas!¡He dicho!

Nadie dijo una palabra y salieron caminando en silencio y con la cabeza baja. Creo que no esperaban eso de mí, ni siquiera yo lo esperaba.

Una mano en mi hombro hizo que dejara de pensar.

—Me encantó como los trataste— dijo Nicole—, y agradezco que estés intentando fingir que todo está bien cuando sabes que no lo está. Ve a descansar, todo mejorará pronto. Ve con él—él —hizo referencia a Oliver. —Yo me quedaré con tu padre.

Pasé al lado de Iriana y no vi sus ojos rojos o hinchados como los míos o algo por el estilo, sólo estaba quieta, callada y con la vista fija en el suelo. Quizás es su forma de sufrir, pensé.

No le di más importancia y fui con Oliver dejando a Marie Nicole y Iriana solas.



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En el texto hay: reino, hermanos, herederos

Editado: 09.12.2024

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