Entre espinas y laureles.

VII

Aquí es donde los lores y miembros de las fuerzas suelen reunirse junto al rey para debatir ciertos temas como pobreza, impuestos, guerras, entre otros. Es una de las salas mas importantes del castillo, no puedo creer que el pasadizo termine aquí, quizás el tubo de hierro también acabe por aquí.

La sala cuenta con una gran mesa de piedra con varias sillas a su alrededor y en los dos extremos de la mesa hay asientos sumamente reservados; son para el rey y la reina. Esos asientos tienen en el respaldar tallados un sol; para el rey, y una luna; para la reina.

Hay una gran biblioteca al lado en la que se encuentran los registros, cartas e historia de los antiguos reyes.

¿Por qué terminará aquí?

Una de las velas seguía encendida y el fuego de ella bailaba acorde a la brisa que entraba por el ventanal que daba al balcón. Algunos libros seguían abiertos sobre la mesa; el registro de gobernantes y herederos. Padre un día me dijo que mi nombre estaría en este gran libro, la hoja estaba sobre una de las mujeres de nuestra familia, la reina Vaelithia.

Vaelithia fue una reina conocida por su dureza y su tendencia a gobernar con mano de hierro, lo cual impone respeto (y algo de temor) en el reino aun después de su muerte. Tenía el cabello tan rojo como la sangre y ojos tan azules como los zafiros. Fue la madre del Rey Joseph pero murió antes que él matara a sus hermanos. Era una mujer hermosa. Tuvo muchas complicaciones para llegar al trono, pero en el libro no las describen… Era hermosa, pero cruel.

Una sombra pasó por delante de la puerta de la corte y murmuraba algo, luego se sumaron mas sombras. Dejé el libro en dónde estaba en cuanto escuché que iban a entrar. ¿A dónde me escondo? Las voces eran de una mujer junto a varios hombres y las pisadas se hacían más fuertes. Miré de pronto la puerta por la que entré a la sala y corrí hacia allí a toda velocidad para esconderme y cerré la puerta tocando el mismo botón que para abrirla, se cerró rápidamente y me apoyé contra la piedra.

Del otro lado apenas se distinguían bien las voces.

—Majestad —La voz de un hombre hablaba desesperadamente—, ¿Cuál es el siguiente paso? Esto ha avanzado muy rápidamente y el baile de los príncipes es en una semana, si el príncipe no se recupera para entonces.. —Y fue interrumpido por una voz femenina y calmada.

—Mi lord, todo va de acuerdo a lo planeado —Esa voz… Alto, es la voz de… —Los príncipes no serán ningún inconveniente, Sapphire y Oliver están haciendo todo lo que queríamos y mi amado esposo no tiene ninguna sospecha hasta el momento.

Marie. La Reina.

—Mi reina, ¿segura que desea continuar con todo esto? —No logro distinguir fue quién habló, pero fue una voz masculina.

—Por supuesto. Será mi sangre la que continúe en el trono, los hijos de mi difunta amiga, ni siquiera podrán sentarse allí. Ahora Oliver está en un profundo sueño y Rupert no ha quedado tan bien como antes.

¿Mi sangre?

Antes de que siguieran hablando, alguien entró a la sala.

—Mi reina, la princesa Sapphire no está en sus aposentos, no logramos encontrarla.

La sala se volvió un silencio por un momento y luego muchos pasos al mismo tiempo se alejaban apresuradamente.

—Esa mocosa no me dará dos segundos de paz ahora. La quitaremos lo más….

Y me aleje de ahí corriendo por las escaleras apresuradamente mientras mis lágrimas caigan por mi rostro. No puede ser, porqué, porqué porqué. Llegué al final de la escalera y esta volvía a dividirse hacia arriba y hacia abajo, ¿Qué escalera tomé?

Opté por la que bajaba mientras las palabras se repetían en mi mente una y otra vez, la cara me ardía tanto como una espada al tocar el fuego, seguí corriendo y cada tanto miraba hacia atrás, como si alguien fuera a seguirme. Sangre, trono, Oliver, Marie. Corre, corre, corre. Llegué al pasillo dónde comenzó mi camino.

El castillo entero ya habría despertado buscándome. Las cosas empezaban a dar vueltas, no podía ver nada y todo estaba oscuro, las lágrimas seguían cayendo y no me dejaban ver nada.

Ella, fue mi mamá durante muchos años y al mismo tiempo planeó que sus hijos gobiernen.

Cómo pudiste.

Llegué al final del pasillo y sólo lloré y me detuve contra una pared, debía decirle a padre, resguardar a Olíver. Las palabras seguían resonando cuando una sombra negra se paró frente a mi y grité del susto. Muchas pisadas seguían sonando cada vez más fuerte y la sombra me tomó por los hombros y me separó de la pared, era alta, sus manos grandes y fuertes tanto que no me atreví a mirarla a la cara. Suspiró fuertemente y me apretó los hombros al punto de volver a gritar.

—¡Déjame!

Y lo único que hizo fue empujarme tan fuerte contra la pared. Un gran dolor apareció de pronto al momento que caí al suelo, como si mil agujas perforaran al mismo tiempo luego de impactar contra la pared de piedra, sentía un líquido bajar por mi espalda y me acosté en el piso sólo para ver cómo los pies de la sombra se alejaban, mis ojos se cerraban cada vez más mientras seguía llorando ahora por el dolor.

Sangre, trono, sombra, escaleras, Vaelithia, Oliver.

—¡Princesa! ¿Se encuentra bien?

—¡Sapphire! ¡Guardias!

Comenzaron a aparecer a mi alrededor, sólo los escuchaba. Sentía mojada una parte del rostro y un horrible olor metálico. Pero el sueño me ganaba cada vez más y dejaba de escuchar todo el resto.

Sangre y trono.

Y me dormí por completo.



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En el texto hay: reino, hermanos, herederos

Editado: 09.12.2024

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