Entre hojas secas y copos de nieve

11: submarino

―Nos vemos el lunes en la prepa, cuídate.

Beso mi mejilla, dejándome sin aliento como siempre. Quede inmovilizado observando como su silueta se alejaba por la oscuridad del jardín y segundos después, se saltó la barda del patio. No me aparte de la ventana hasta que desapareció por la calle. 

―Adiós Boo, gracias por darme una noche feliz.

Cerré la ventana de la cocina y fui hasta el lavaplatos para lavarme la cara, ya esas horas estaría mi padre por llegar. No quería que me encontrara lleno de maquillaje y que me matara por salir quizás a donde sin su autorización.

Soltando un bostezo soñoliento camine por las escaleras rumbo a mi habitación. Definitivamente esa sería una de las noches más felices de mi vida, mientras recordaba todo lo que viví en esas horas no podría creer que hubiese sido real. Sentía todo tan subnormal. Tan extraño. Tan hermoso.

Entre a mi habitación y luego se quítame los zapatos y la bufanda me tire sobre mi cama, con los brazos estirados observe las estrellitas fluorescentes que mi hermano había pegado en el techo cuando era niño y las cueles mirábamos, simulando que era un hermoso cielo nocturno antes de dormir. Justo en ese mismo instante me hizo tanta falta, mucho más que el resto de los días. Desee tenerlo unos segundos a mi lado para poder contarle todo lo que estaba viviendo y supiera que, a pesar de todo lo malo que dejo su ida, tenía un punto de felicidad en medio de tanta desgracia.

Sonriendo al imaginar algún día encontrarnos de nuevo, cerré mis ojos y me sumí en un sueño donde no existían las pesadillas, solo un enorme campo lleno de flores por la primera y una linda muchacha de cabellos rizados bailando.

[...]

― ¡Jonás que horas son estas, despierta!― grito mi padre aporreando la puerta. Abrí mis parpados que pesaban, la habitación era iluminada por la luz del día que entraba por la ventana que deje abierta en la noche. Me tape la cara con una almohada―. Te quiero en la cocina de inmediato, no te tardes, muchacho.

 Seguía teniendo mucho sueño, tonta Boo.

Salí de mi cama con flojera y arregle las sabanas de mi cama ante ir al baño.

El espejo del pasillo me dijo lo terrible que me veía esa mañana. Creo que no me había quitado muy bien el maquillaje.

Unos minutos después estaba con mi padre en la cocina, ayudándolo a cortar las verduras para la comida de ese medio día.

―Pica todo con cuidado, vendrá un amigo mío muy importante desde Brillton que es capitán de la academia de policías y quiero que este todo perfecto.

Los vellos de la espalda se me erizaron.

― ¿Y a qué viene?―pregunte con cuidado, sin tratar de sonar grosero o malhumorado.

―Asuntos pendientes, cuando termines allí ve y ponte algo decente. No quiero verte con esos suéteres tejidos feos que usas.

Hasta mi forma de vestir le molestaba.

― ¿Quieres que use la camisa blanca que me compraste hace unos meses?

―Obviamente Jonás, para algo te la di.

―Claro.

Ignore el bufido que soltó y seguí con mi tarea de picar las verduras.

No tenía un buen presentimiento sobre ese almuerzo, faltaba poco para mi graduación de la preparatoria y mi padre ya debía estar pensando algo para liberarse de mí. Solo pedía que no fuera lo que me imaginaba...mejor no pensaba más sobre el tema.

[...]

El timbre sonó anunciando la llegada de nuestro visitante. Mi padre se acomodó la camisa dentro de los pantalones y se aplasto el cabello canoso. Antes ir hasta la puerta me dio una mirada severa, de esas que advertían todo lo que se me vendría sino me comportaba como él deseaba.

Era increíble, un solo contacto de sus oscuros y atemorizantes ojos me hacía estremecer por el pánico.

Tome aire con fuerza, exhale intentando calmar la ansiedad que despertaba en mi cuerpo. De los pensamientos caóticos que atacaban nuevamente a mi mente. De las cosas malas que podría traer aquel encuentro sorpresivo.

―Capitán Flex, bienvenido.

―Sheriff Gálvez― estrecharon sus manos con formalidad y cuando creí que eso sería todo, se dieron un animoso abrazo. Dijeron algunas cosas sobre los años que habían pasado sin verse y de lo viejo que estaban ambos. Se notaba que les agradaba reunirse de nuevo.

Y yo no entendía ni verdolaga.

― Pasa adelante, estás en tu casa amigo mío. 

Nunca creí que mi padre tuviera un amigo al que le tuviera tanta estima.

―Muchas gracias, que casa tan acogedora para ser un padre soltero.

―Hago mi mayor intento para tener las cosas en orden. Ven y te presento a mi hijo Jonás, te he hablado mucho sobre él.

No espere a que me llamara, de inmediato estaba enfrente ambos. Poniendo mi mejor gesto amable extendí mi mano hasta el hombre alto y pelón, y que tenía la cara de que odiaba al mundo entero.

Ya veía porqué eran tan buenos amigos.

―Mi nombre es Jonás Gálvez, todo un placer.

―Igualmente, jovencito― luego de estrechar nuestras manos me miro de arriba abajo con el ceño fruncido, analizándome―. Tiene poca estatura y es muy delgado, pero no dudo que sea un gran cadete como su padre. La academia Brillton lo hará todo un hombre, no hay duda.

Después de hacer aquel comentario se alejó caminando junto a mi padre hasta el comedor, dejándome totalmente paralizado antes aquellas palabras. La confirmación de mis más temidas sospechas hizo que un nudo se apretara en mi estómago, disipando las ganas de comerme el almuerzo que había preparado.

Haría conmigo lo que no pudo con Cesar, maldita sea, lo haría y no tenía el valor suficiente para impedírselo.

Con pasos lentos fui tras ellos, con la mente vuelta un lio y las emociones a flor de piel. Definitivamente no quería ser policía, no quería salir de un régimen y entrar a otro. Quería cantar y componer, vivir la música. Deseaba vivir mi vida libre de la cárcel que era mi casa y lejos de la estricta dictadura de mi padre. Anhelaba sentirme como un pájaro que vuela en medio de un cielo despejado, flotando entre nubes de algodón. Respirar con calma, sin preocupaciones y alejarme de aquella tormenta que me azotaba constantemente, agitándome con ráfagas de miedo y golpeándome con sus rayos de crueldad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.