En el invierno de ese año las montañas de Belbaz se vistieron de blanco escarchado. Las chimeneas crepitaban para mantener cálidos los hogares, e hilillos de humo revoleaban por el aire. El cielo se la mantenía encapotado y amenazante. Los días se hicieron cortos y helados. Y las noches nevadas, de nunca acabar, querían congelar los corazones más tibios de Letter.