Capítulo 21. El corazón de Alonso

     Sé que está mal esculcar las cosas de los demás y Alonso tendrá que perdonarme, pero necesito respuestas. Tengo menos de quince minutos para encontrar lo que necesito, él está en la cocina preparando el almuerzo de Luz y el mío, se ofreció a hacerlo y ninguna de las dos pudo decirle que no. Hace rato me entere que Susy le ofreció asilo, al parecer estuvieron hablando toda la noche y se hicieron amigos.

Alonso guarda su mochila mágica debajo de mi cama, la tomo y voy sacando las cosas  que trae adentro: pastillas para convertirse en humano, un cepillo, una barita mágica ─nunca me ha dicho para que la usa─, su tableta de nube, audífonos, varios frascos con líquidos raros y de diferentes colores, un espejo, anteojos, el libro de las diez mil páginas, un cuaderno, un bolígrafo, goma de mascar, una fotografía de sus padres y un artefacto con forma cuadrada. Este último tiene un espacio vacío en forma de corazón.

Guardo las demás cosas y me quedo con el artefacto. Con mucho cuidado saco el corazón de la caja de cristal y lo coloco en el espacio vacío.

De un segundo a otro todas las cosas de la habitación desaparecen. Las paredes se pintaron de blanco y en un rincón aparece una nube y un sofá blanco. Cuando voy hacia la nube sale un anuncio pidiendo que tome asiento, hago lo que me pide y enseguida se reproduce un vídeo.

La habitación cambia de blanco a negro, es como si estuviera en la sala de un cine.

En el video Alonso sale corriendo junto al balón, por detrás alguien lo empuja haciéndolo caer y girar sobre su propio cuerpo. Alonso se levanta y continúa corriendo, no tarda mucho en recuperar el balón, corre hacia la portería dónde los jugadores del otro equipo lo rodean. Alonso se toma un segundo en planear su próximo movimiento, seguro de sí mismo mira el balón y lo patea con fuerza haciendo que entre a la portería. Todos sus compañeros de equipo van corriendo hacia él y lo abrazan, el árbitro da un silbatazo indicando que el partido se acabó. Fuegos artificiales son lanzados al aire junto a papel serpentina color azul, esto da a entender que el equipo de Alonso es el ganador. El chico se pone a llorar de felicidad cuando le entregan la copa.

El video se quita y se reproduce otro.  

Alonso sale junto a una señora muy hermosa. Es bajita, su cabello es casi idéntico al de Alonso: ondulado, corto y color chocolate, sus ojos son muy verdes y se ve algo pálida. Al igual que Alonso esta vestida con una filipina de chef. Los dos están decorando unos cupcakes, a simple vista se ve lo bien que la están pasando y lo mucho que se quieren. Al terminar colocan los cupcakes en charolas y salen a la calle a venderlos. En menos de cinco minutos se termina todo, el dinero recaudado lo guardan en una alcancía donde hay una nota:

“El dinero de esta alcancía será destinado para abrir nuestro restaurante. Cumpliremos nuestro sueño y haremos felices a las personas con nuestro sazón.

­Alonso y Alicia”.

La imagen desaparece y se reproduce otro video.

Alonso y Martín están adentro de un vehículo, junto a ellos hay unos chicos que lucen muy ansiosos. Una chica hace una señal y ambos conductores pisan el acelerador hasta el fondo. La primera vuelta la dan sin ningún problema, es a la mitad de la segunda cuando el auto de Alonso se estrella contra un viejo árbol, este se cae encima terminando con la vida de Alonso y la de Martín. Enseguida los vecinos salen de sus casas e intentan sacar a los chicos del vehículo. A mitad de la calle los padres de Alonso se abrazan y lloran con dolor.

Se cambia el video.

Alonso está en la Nube viendo sus recuerdos. La pantalla muestra a un Alonso pequeñito pateando un balón, después a un Alonso vestido de chef. Cuando se terminan sus recuerdos, Alonso no para de llorar, sus lágrimas se deslizan a toda velocidad y cada vez aparecen más. Ve una última vez la pantalla, su familia se despide de él, su cuerpo está todo lastimado, con heridas muy profundas en el rostro, un brazo roto y me parece haber escuchado que su espalda sufrió una terrible lesión. Los minutos pasan, hasta que el corazón de Alonso se detiene. Todos en la habitación lloran mientras abrazan al cuerpo sin vida. Una chica con cabello morado le da un beso en la mejilla y le deja una nota en el pecho.

La nube se apaga y Cristopher entra a la habitación.

─Ya nació.

Le muestra la tableta, en ella hay una linda bebé que intenta abrir los ojos. El rostro de Alonso se ilumina con una enorme sonrisa y sus ojos brillan como si la bebé fuera lo más hermoso que haya visto en el mundo.

─Es muy hermosa ─solloza─. Sin importar nada siempre cuidare de ella y nunca me arrepentiré de haberla elegido.

Por último, Alonso aparece sentado en la orilla de un acantilado. Viste de blanco y sus alas son amarillas y muy grandes. Puedo ver que luce tranquilo, mueve su pierna derecha de un lado al otro y está jugando con sus dedos pulgares. Una chica aparece de la nada y se sienta a su lado. Alonso acaricia su mejilla y le deposita un beso en los labios. No puedo ver el rostro de la chica, pero si sus hermosas alas blancas.

Ambos lucen muy felices y enamorados.

─No me arrepiento de haberte elegido. Ya sea entre la Tierra o el Cielo siempre te amare. Eres mi estrella, mi ángel guardián.