Entre las Sombras

Capítulo 2

Se acercaba hacia Isabella y Antonio la puso detrás de él. – Felicidades por tu bebé, y espero que lo puedas encontrar. – Terminó de decir con una sonrisa.

Al finalizar la frase Antonio le salto encima tirándolo al suelo y apuntándolo con la pistola. El desconocido solo sonreía mientras que la impotencia del joven era grande.

Seguía golpeándolo, hasta que Lucas decidió separarlos.

-Si lo sigues golpeando, él disparará hacia Isabella. – Le dijo Lucas y Antonio regreso a ver.

Alfonso estaba apuntando a Isabella, mientras que el equipo de seguridad de Antonio apuntaba a Alfonso, el equipo de Alfonso apuntaba al equipo de Antonio.

-Si lo sigues golpeando no sabremos la razón de la agradable visita del capitán de policía de nuestra ciudad.

Si la intención de Alfonso era que Antonio deje libre al hombre, no pasó nada parecido.

Más era la furia creciendo dentro de Antonio, que unió piezas que ni él las entendía. Lo siguió golpeando hasta que una bala lo hizo detenerse.

Se regresó hacia donde Isabella y ella estaba bien, estaba en manos de Lucas, quien refugiaba con su cuerpo a las dos jóvenes.

-Veo que no entiendes con palabras imbécil, te he dicho que lo sueltes o quieres un balazo en la cabeza de la madre de tus hijos. – Dijo Alfonso apuntando y regresando a ver a Isabella. – Al parecer no le importas, y prefiere seguir matando a golpes a una pieza clave, que salvarte. No creo que le duela si te hago un agujero en esa cabeza tonta que tienes. – Le dijo acercándose hacia ella, e Isabella ya no tenía esperanzas en su vida.

Iba a morir y nunca encontraría su bebé.

Antonio se paró rápidamente y apunto en la cabeza de Alfonso, haciendo que todo su equipo lo apunte y viceversa.

-Con ella no te metas imbécil, le vuelves a tocar un solo pelo y serás alimento para tus mismos animales. – Antonio le saco el seguro a su pistola, mientras que Alfonso no bajaba su arma de la cabeza de Isabella.

Cuando se decidieron disparar un sonido de bala los hizo regresar a ver hacia la espalda de Alfonso, allí con un arma en su mano se encontraba Ana Castro, la madre de Isabella y esposa de Alfonso.

-Te mataría con mis propias manos si le tocas un pelo a mi hija. – La madre apuntaba a su esposo. – Así que, si requiere de tu vida para un futuro, te sugiero que bajes el arma de la cabeza de mi hija, Alfonso Castro. – Termino de decir y el equipo de seguridad de Alfonso la apunto cuando se acercó.

Al ver esta escena Alfonso bajo su arma y apunto a su equipo.

-Que les pasa idiotas, es mi mujer y si la matan yo arraso con ustedes y les entrego por pedazos a sus mujeres. – Les grito acercándose hacia su esposa y esta no lo dejaba de apuntar. – Ana, dame esa arma. Nunca la has usado y no quiero que te hagas daño. – Le dijo quitándole el arma. – Ahora regresa a tu cuarto y guarda reposo. – Le dijo cuándo un guardia la alzo llevándola en sus brazos.

Pero no se percató de la pequeña pistola que guardaba en su bolsillo, la cual uso para disparar a los pies de Alfonso.

-Bájame animal si no quieres que dispare en tu cabeza. – Le dijo al guardia apuntándolo en su cabeza, el cual decidió bajarla y dejarla ir.

-Nunca más en tu puta vida se te ocurra darme ordenes Alfonso, porque desde ahora solo soy tu esposa por papeles, apoyare a mi hija en todo, aunque le haga compañía en su tumba. –Le dijo poniéndose de lado de Isabella, la cual se escondió detrás de Antonio.

-No te acerques.

-No se le acerque.

Antonio e Isabella emitieron rápidamente dejando a la madre de esta perpleja.

Cuando se decidió hablar el desconocido habló.

-Que gran espectáculo, la esposa del grande Castro en su contra apoyando a su hija la traidora. – Emitió arrojándole un sobre a los pies de Antonio. – No soy quien crees, y tampoco quien el mundo cree. Quieres un comienzo para encontrarlo, las pruebas están en el sobre. - Le dijo sacando un pañuelo de su pantalón y limpiando su cara. – Esto me las pagarás, pero por tu pérdida te daré un tiempo hasta que lo encuentres, no me gusta combatir contra un hombre que está débil. – Se dirigía hacia la puerta. – Te doy un consejo, empieza desde el inicio y no pierdas el tiempo en boberas como buscar a tu suegro por pruebas, amarra a tu mujer en un poste si quiere escapar de nuevo. Busca donde veas que esta la verdad, eso sí. – Le dijo volviendo hacia él. – Si él muere, asegúrate que su asesino pague, y envíame las fotos. – Termino de decir y como apareció, desapareció.

Todos los presentes se quedaron en silencio, no un silencio incómodo más bien, era un silencio cómodo. Isabella seguía refugiada en la espalda de Antonio, la madre de Isabella seguía en su lugar viendo como su hija la evadía y podía sentir el dolor que su hija sentía. El padre de Isabella estaba armando pruebas en su cabeza y haciendo una lista de posibles enemigos del maldito hijo de los Koslov, y los jóvenes amigos de Antonio seguían a un lado refugiándose entre sí, pensando en la única persona que es capaz de hacer todo esto.

Solo contaban para iniciar la búsqueda con la declaración de aquel Capitán de la policía y el sobre que tiro a los pies de Antonio.

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Muchos ruidos se escuchaban a las afueras de la mansión de los Slovocia / Castro, el pequeño Gabriel se encontraba escondido en su armario temblando y temerosos de los ruidos provenientes de afuera. Tenía su cabecita entre sus piernas y solo esperaba hasta que todo termine.

Muchas cosas le habían pasado en su secuestro hasta que llevaron a la casa de un joven y se encontró con Melanie y Sofía. Su cabecita no procesaba todo lo que había visto y escuchado, y le quería contar a alguien, pero no sabía a quién.

Las puertas de su habitación se abrieron y escucho una voz conocida que decía su nombre. Hasta que esa misma voz abrió la puerta del armario encontrándolo en el armario en su posición actual.




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