Entre las Sombras

Melanie

Recuerdo que me encontraba jugando con mis muñecas escondida en la bodega de la cocina mientras la nana se encontraba supervisando la comida, cuando Isabella llegó corriendo estaba embarrada de lodo y tenía una sonrisa en su rostro. Nada podía quitarle la emoción que sentía y me contó que había estado haciendo.

Era el mejor día de su vida, solo tenía cinco años y ya estaba planeando todo para su futuro. Me contó sobre aquel niño que había jugado con ella toda la tarde y que habían prometido volverse a encontrar el próximo sábado cerca de las colinas.

Al principio no le creí nada ya que ella nunca se alejaba de la mansión, siguió hablando hasta que la nana la buscó para bañarla y me alertó de la llegada de mi tío junto a mis padres, escondí rápidamente mis muñecas debajo del piso y busqué mi cuaderno de apuntes. Al salir a la cocina empecé a leerlos y mis padres entraron. 

No dijeron mucho y era perfecto, me dieron mi espacio y volví a la bodega por unos minutos, mi prima me abordó ya limpia y me llevó a su habitación para mostrarme las piedras que había recolectado. Ella tenía una fascinación por recolectarlas y escribirles el lugar donde las encontró, mientras hacía eso seguía hablando del niño y de sus grandes y magníficas historias.

Solo la escuchaba hasta que llegó la noche y bajamos a cenar, todo fue normal y la rutina empezó al siguiente día. Entrenamientos, clases en casa, luego la escuela, entrenamiento y las tareas. Pasó la semana y llegó el sábado e Isabella volvió a desaparecer.

La busqué por las supuestas colinas porque estaba aburrida y la encontré con un niño jugando en una casa del árbol, antes de acercarme la alerta de su reloj sonó y regresó corriendo a la mansión sin antes despedirse del niño. La mía también sonó y la seguí hasta que llegamos.

Fue una alarma de rutina y así pasó toda la semana, hasta que llegaron los dos meses y todo se descontroló.

Era sábado e Isabella había ido a su reunión con aquel niño, la fui a buscar y antes de acercarme escuché una explosión seguido el cuerpo de mi prima cayó contra el piso. No recuerdo mucho después de esa escena ya que me desmayé y cuando me desperté me encontraba en una habitación extraña.

Una señora que no decía mucho me estaba curando las heridas mientras que una niña me observaba desde la esquina, tenía una cara de terror y cuando quise emitir una palabra caí dormida de nuevo.

No se cuanto tiempo pasó pero desperté en la mitad de la noche y me encontraba cerca de un río, lo reconocía era cerca de la mansión. Intenté levantarme y caí hacia el agua, sentía mucho dolor en la pierna y el tobillo me ardía demasiado.

Grite, grite y no obtuve respuesta. Llamé a mi prima y tampoco respondió.

No entendía qué estaba sucediendo cómo puedo aparecer en dos lugares diferentes y sin nadie alrededor. 

Una bomba, el cuerpo de mi prima contra el suelo.

Empecé a llorar de la desesperación que sentía al no obtener respuesta, también porque me estaba quedando sin respiración y hacía mucho frío. Estaba con hipotermia y eso me mataría.

Pasaron horas y escuche el crujido de las hojas, alguien estaba cerca.

Sería aliado o enemigo.

Ya no sabía, estaba cansada y mis ojos se cerraban lentamente.

  • Melanie
  • Mel

Fue lo último que escuché y caí en la oscuridad.

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Los recuerdos de ese día me acechan cada noche desde que me enteré que Isabella estaba embarazada, desde que supe de quién era y cómo habían sucedido las cosas.

Lo que pensé que acabaría después del atentado hacia Bella,  siguió durante dos años más, hasta que la nana la obligó a no verlo porque mi tío la mataría.

No le importaría que sea su propia hija, mientras se relacione con el enemigo sería condenado. Aunque él debería aprender de sus castigos ya que se relaciono con aquello durante años y le sacó un buen provecho.

Si le suelto la verdad para que ya no juzgue a Isabella estaría cavando mi propia tumba y la de Sebastián, ya que me seguiría hasta el mismo infierno. Somos los únicos que lo sabemos y nos carcome la verdad desde hace varios años.

El solo hecho de conocer hechos que el resto no, nos llena de culpa y nos convierte en una cajita de sorpresa explosiva para la familia. Para la familia y para los enemigos que les encantaría conocer los oscuros secretos de los Castro.

El fingir que duermo me da algo de tranquilidad y mi cuerpo lo agradece, ya que estoy a nada de colapsar y no estaré en paz y en completa tranquilidad si no encontramos a Isabella y a los suyos.

Porque ahora no solo es ella, son los tres.

Los tres estarán juntos de por vida.

Sebastián está susurrando con Gabriel y una luz me incomoda la cara, me levanto rápidamente cuando el collar de Gabriel emite sonidos.

Hijo de puta.

Se lo agradeceré de por vida, aunque no me gustan sus métodos, nos dio una pista más para encontrar a Isabella.

Solo espero que lo encontremos antes que las sombras.

Y poder acabar con esta guerra que empezó por un romance fallido.




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