Entre Lazos

1

Este podría ser el típico hubo una vez de un par de jóvenes llamados Ethan y Keila donde se encontraron de una forma atípica, pero una vez que se hallaron no quisieron soltarse y que al juntarse se hacía una sola alma.

Esta es la historia de Ethan y Keila, su historia, nuestra historia, que no será olvidada si no evolucionada.

Todo esto comenzó en la mañana de un jueves donde Ethan se encontraba trabajando en una cafetería cualquiera de una ciudad cualquiera. El olor a tocino y café ya lo tenía abrumado desde temprano y el tener al señor william a lado suyo exigiendo el que trabajara más rápido no era su casa favorita. Después de una noche de fiesta hasta el amanecer y horas después tener que trabajar Ethan se recalcaba así mismo cuanto se odiaba por ir a esa fiesta.

¿A quién se le ocurrió hacer una fiesta entre semana?

Se preguntó.

Al mismo tipo de tonto que aceptó ir.

Se contestó.

Soltó un bufido y siguió haciendo los pedidos que le eran solicitados, solo que ahora ya no tenía encima suyo al señor william y eso era una gran satisfacción.

Pasaron algunos minutos y la resaca junto con el dolor de cabeza tomaron su cuerpo dando el efecto de querer vomitar, algo que el olor a grasa que había por toda la cocina no ayudaba ya que en cualquier momento terminaría desplomándose.

Su compañero que estaba a su lado lo vio mal y le aconsejó que fuera al baño a darse un respiro, Ethan apunto de vomitar decidió tomar el consejo y tomó camino al baño, pero justo antes de poder entrar, una chica chocó en su pecho derramando el café que traía en la mano provocando que el líquido caliente se derramara en el pecho y parte de el rostro de Ethan. Provocando la ira en él y el que maldijera ocasionando conflicto entre los clientes presentes, Ethan corrió y llego al baño donde se quitó la camiseta y trato de enjuagar su cuerpo con agua fría aliviando su dolor, luego de que el ardor pasó salió del baño sin percatarse de que no llevaba su camiseta puesta, no fue hasta que se escucharon murmullos y risitas cuando se dio cuenta de que su pecho estaba al descubierto, fue lo más rápido a su casillero donde siempre guardaba una de repuesto y se la puso. La furia nublaba por completo su cabeza, solo tenía una cosa en mente y esa era irse de ahí lo más pronto posible.

Su huida fue interrumpida por una vocecilla que replicaba un "lo siento". Volteo y dirigió la mirada a una chica pequeña de cabello castaño, ojos grandes y tez blanca de donde salía la voz.

—Emm yo lo-lo siento. — Habló dubitativa y jugando con sus manos.

— ¿Ah sí? ¿Y qué es lo que sientes? — Dijo Ethan cruzado de brazos.

—Pues ya sabes, lo que ocurrió ahí. Solo quiero disculparme por lo ocurrido y saber que te encuentras bien.

Ethan solo la mira mal y trata de retomar su camino cuando una tercera voz aparece.

—Le debes una disculpa, ¿No es así?— pregunta el señor William desde la puerta.

Ethan lo ve con dureza y no le baja la mirada, no hace ningún ademán de querer hablar y el señor William no tiene más remedio que disculparse con la chica y decir que la casa invita. La chica asiente pero no se va, se queda ahí a un lado como tonta piensa Ethan que rueda los ojos y espera el regaño y el despido que nunca llegan, ambos se quedan en silencio y Ethan decide marcharse, antes de estar lo suficientemente lejos escucha el grito del señor William diciendo que lo quiere mañana temprano.

Dejando todo atrás Ethan sube a su motocicleta y justo cuando está apunto de arrancar la castaña se le atraviesa.

—¿Acaso eres una acosadora? — Pregunta enojado.

La chica trata de aguantar su mirada, no lo logra y niega.

— Entonces hazte a un lado y deja de seguirme.

Arranca el motor y en su mente se dice que no importa si la termina atropellando lo único que quiere es irse de una vez.

La castaña le dice que espere, Ethan acelera un poco y la castaña con un tono fuerte le vuelve a decir que espere.

Ethan le reclama que no lo deje irse y acelera dejando a unos pocos metros atrás a la chica. Le causa risa el como la castaña intenta correr hacía él y cuando llega ésta pone sus manos sobre sus caderas dejándola en una pose muy graciosa algo que Ethan aprovecha para soltar una carcajada enfrente de ella.

— ¡No es chistoso! y segundo, no soy castaña me llamo Keila y lo siento "señor ocupado" solo quería disculparme por qué a diferencia de ti, yo si tengo ¡modales!

Después del pequeño discurso de Keila, Ethan trataba de no reírse en su cara ya que esta era la primera vez en donde no pasaban ni cinco minutos y ya la chica había explotado, por lo regular siempre tardaba veinte minutos. Este sin duda era un nuevo récord.

— Pues yo tampoco me llamo "señor ocupado" soy Ethan y tengo mucho más modales que tú. — Habló haciendo exasperar más a Keila.

—¿Ethan? ¿Qué clase de nombre es ese?

— Del mismo de donde proviene Keila, ese si es un nombre raro.

Keila ya desesperada de tratar con un tipo como Ethan, se despidió no sin antes preguntar por la hora.

— ¿Cómo sé que no intentas robarme?— preguntó Ethan enojando a Keila que ya estaba al borde de la locura.

Keila solo vio el rostro de Ethan preguntandose si tenía problemas mentales, apretó su bolso contra ella, dio la vuelta y siguió su camino a la parada del autobús que estaba a unos cuantos metros.

Ethan tuvo la espinita de seguir molestando y antes de que se alejara demasiado le dio respuesta a su pregunta.

— Son las once treinta.

Keila para y rechista, saca su celular y al instante transforma su rostro enfadado a uno preocupante, maldijo por lo bajo y se dijo a sí misma en voz alta que ya era tarde para su clase.

Ethan logra escucharla.

— ¡Ey, castaña! — la llama y Keila ya harta voltea — Yo te puedo llevar, anda sube ya.

Después de decirlo y analizar lo que acababa de hacer Ethan solo se repetía una y otra vez:




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