Capitulo 3: el odio interno.

Hay algo que consume a las personas por dentro, que carcome el cerebro y nos hace actuar por impulso, esa pequeña parte que evitamos y que solo pocos conocen, porque muy pocos te hacen llegar a ese límite de querer tirar todo por la ventana, romper todo a tu alcance sin siquiera pensar en las consecuencias de lo que podamos hacer… En ese instante de furia podemos sacar hasta el más pequeño de los rencores que guardamos y estallar en odio de un segundo a otro. Pero ¿para qué? ¿Es necesario llegar a tal punto, es necesario tener que guardar tanto rencor solo para desquitarte con la primera persona con la que te cruces? Tal vez tampoco esta persona esté pasando  por un buen día, tal vez tenga hasta más problemas que nosotros, ¿por qué tendría que lidiar con nuestros problemas si ni siquiera tiene algo que ver con  lo que nos pasa? ¿Para qué llegar hasta ese punto si es posible hablarlo o tal vez no? Muchas personas se cierran para no preocupar a las otras personas o simplemente por temor a no ser entendido, acumulan ese odio sin saber lo que le pueda provocar, y aun peor sin siquiera saber cuándo pueda llegar a liberarse de todo aquello que lo devora por dentro. El odio es algo que puede perder a una  persona, sacarlo de sí y provocar muchas tonterías, hasta, en peores casos llevar a la muerte así mismo como a otra persona. Esto es algo que se puede  evitar, simplemente hablando, hay muchas personas que estarían dispuestas  a escucharte, y si ese no es el caso, si no estás dispuesto a abrirte a alguien más solo habla con Dios y él te escuchará, podrá entenderte y no te juzgará. A pesar de todo, él te conoce más que nadie en este mundo, cada vez que quisiste decir algo pero no lo dijiste, cada vez que quisiste tirar toda por la borda, él estuvo ahí y lo seguirá estando sin importar que. Ábrele tu corazón que él sabrá que hacer, porque él ya tiene planes para tu vida, él cargará tu mochila,  pero tú seguirás su camino, el que él ha encomendado para ti.