—Dónde está
—En el almacén
Nos dirigimos rumbo al almacén con el objetivo de sacarle información a esa rata escurridiza.
El almacén no tenía mucho que ofrecer: una bombilla colgando del techo que apenas iluminaba el lugar . En las esquinas, unas cajas viejas que estaban amontonadas sin mucho orden, unas sobre otras, como si alguien las hubiera dejado ahí y olvidado que existían. El suelo, cubierto de polvo y algunas manchas de aceite, crujía con cada paso que dábamos.
En el centro del almacén, en medio de todo ese desorden, estaba él: la ratita que habíamos estado buscando. Sentado en una silla, con las manos esposadas , observándonos como si no tuviera ni un poco de miedo. Su mirada fría no dejaba de burlarse de nosotros, como si ya supiera lo que íbamos a hacer, o peor aún, como si estuviera disfrutando la escena.
—el gran Rizzuto no esperaba verlo en estas circunstancias le daría la mano pero como verá —dijo alzando sus manos esposas.
—Déjate de estupideces y empieza hablar donde está mi mercancía.
—No sé de qué esta hablando dijo con una sonrisa ladeada.
Saque la navaja que traía en la chaqueta y sin titubiar me acerque a el y le corté un dedo , el del medio para ser exactos La sangre brotó rápidamente del dedo cortado ensuciando mi chaqueta de edición ilimitada.
—Aaaaaaaaah...
—Shhhh — dije a lando su cabello y empujándolo de nuevo en su lugar —sabes que no soy un hombre muy paciente.
—no sacarás nada de mi puedes matarme y aún así no te lo diré Figlio di puttana.
—Se mi parli ancora così, ti strappo la lingua. Mi hai sentito meglio. Parla adesso, prima che la testa di tua moglie e di tuo figlio esploda.
Su cara palideció y fue como música para mis oídos.
—te lo diré pero por favor no les hagas daño por...por favor.
—y bien habla ya .
—la mercancía la tiene los rusos —la van a exportala a México —ya te dije todo lo que se así que perdonales la vida —dijo entre la grimas.
—claro , les perdonare la vida a ellos pero no a ti —saque mi arma y le di un tiro en la cabeza mientras aún me miraba fijamente.
—los Rizzuto no perdonamos una traición—limpien este lugar dije mientras me dirijo asia la mansión.