El día siguiente en el instituto Daikō parecía normal… hasta que Sonic sintió esa extraña presión en el aire.
—Van a venir otra vez… —murmuró, mirando su muñequera con el símbolo de los Gatos de la Noche.
Y no se equivocaba.
Al mediodía, en medio del gimnasio vacío, tres figuras vestidas de negro se plantaron frente a él. Uno de ellos habló con voz firme:
—El líder quiere verte. Ya dejaste claro que no eras fácil de convencer… pero él insiste.
Sonic suspiró. No por miedo, sino por el caos que se avecinaba.
—¿Y si les digo que sí? ¿Qué pasa entonces?
—Entonces te convertirás en lo que estás destinado a ser: un Gato de la Noche.
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🕷️ Sede oculta de los Gatos de la Noche
Lo llevaron a una especie de templo subterráneo, escondido bajo el viejo barrio comercial. En el centro de esa guarida estaba él: el hombre que lideraba el clan.
—Bienvenido, Sonic Huchija —dijo el señor Misakawa, el padrastro de Emely. Alto, elegante, con una mirada fría como el acero—. Finalmente aceptas… o tal vez solo vienes por curiosidad.
—Acepto —respondió Sonic sin rodeos—. Pero no soy como tus otros asesinos.
Misakawa sonrió apenas.
—Eso ya lo sé. Por eso, a partir de hoy, tu nombre en este mundo no será Sonic. Serás… Black Cat. Por tu velocidad, tu estilo sigiloso, tus reflejos… y porque eres tan impredecible como un gato negro en la noche.
Sonic alzó una ceja.
—¿Un gato? ¿No había algo más intimidante?
—Confía en mí —respondió Misakawa—. No hay nombre que infunda más miedo en los clanes corruptos que el de un asesino invisible. Y tú lo serás.
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🎯 Entrenamiento especial
En los días siguientes, Sonic comenzó a recibir entrenamiento avanzado.
Combate cuerpo a cuerpo
Uso de armas ocultas
Tácticas de infiltración
Combate sincronizado con sigilosidad extrema
Lo curioso era que no necesitaba aprender mucho. Su cuerpo ya parecía haberlo hecho antes. Instinto. O tal vez… recuerdos olvidados.
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👀 Encuentro con Emely
Una tarde, mientras entrenaba con cuchillos en la azotea, Emely apareció.
—Así que ahora eres un gato callejero con nombre clave —dijo, cruzándose de brazos.
—Un gato muy elegante, eso sí —respondió Sonic, girando uno de los cuchillos entre los dedos.
—¿Sabes lo que significa llevar ese nombre? —preguntó ella, seria—. No puedes volver a ser el chico normal que canta, baila y me hace reír.
Sonic bajó la mirada un segundo… y luego volvió a alzarla con una sonrisa.
—¿Y si puedo ser los dos? ¿El asesino silencioso y el chico que… te da un beso en la frente cuando menos lo esperas?
Emely se sonrojó, pero no se dejó vencer.
—Solo si prometes no dejarte consumir por la oscuridad.
Sonic se acercó. Le acarició la mejilla con suavidad.
—Prometo que, si me pierdo… tú vas a ser quien me encuentre.
Ella no respondió. Solo lo abrazó.
Y por un instante, en medio de la noche, incluso el Black Cat pareció brillar.