Entre mundos y collares

Si querían un monstruo...

La noche era tan oscura que ni siquiera la luna se atrevía a mirar.
El campo de entrenamiento de los Gatos de la Noche temblaba bajo el peso del poder que se avecinaba.

Sonic Huchija se encontraba en el centro del lugar, respirando con calma, pero con los ojos entrecerrados como una bestia a punto de despertar.

Ryo, Kendo, Yuto y algunos miembros del clan lo observaban desde la distancia.

—¿Está intentando hacer lo que creo? —susurró Kendo.

—Sí… fusionar sus dos formas —dijo Yuto, ajustando su reloj encantado.

Sonic dio un paso al frente.

—Estoy cansado de contenerme. Si querían un monstruo… —levantó el rostro, sus ojos brillando— les daré un monstruo.

De pronto, una explosión de energía oscura y mágica lo envolvió.

🔥 Su sudadera fue destruida por completo, como si el poder la rechazara.
Su pantalón negro, sin embargo, resistió como si también fuera parte de la transformación.

Dos alas gigantes brotaron de su espalda:
Una de sombras infernales, desgarrada pero viva.
La otra, con magia negra brillante, decorada con símbolos flotantes al estilo Black Clover.

Sus ojos cambiaron:
El derecho se volvió morado intenso, vibrando con poder arcano.
El izquierdo, carmesí encendido, reflejando su rabia contenida.

Su aura se volvió violenta: una mezcla de fuego oscuro y relámpagos púrpura girando a su alrededor como si el mundo temblara solo por tenerlo ahí.

—¡Qué rayos…! —exclamó un soldado del clan.

Sonic abrió los brazos.

—Esto es Black Cat… en serio.

💥 Dio un golpe al suelo sin tocarlo, y una onda expansiva partió el terreno.
Lanzó una patada giratoria al aire… y una ráfaga mágica cruzó el cielo.
Invocó un hechizo y una lanza de sombras surgió en su mano, mientras su grimorio flotaba detrás con páginas ardiendo.

Emely llegó corriendo al campo, con la respiración agitada.

—¡Sonic! ¿Estás bien?

Él volteó a verla. Su aura se calmó por un instante.

—¿Qué opinas…? —preguntó con voz baja pero firme.

Ella se sonrojó un poco, lo miró de arriba abajo, y le dijo con una sonrisa traviesa:

—Esa transformación… me encanta.

Sonic le guiñó un ojo con el carmesí. Luego volvió a mirar al frente.

—Este es el poder que voy a usar para acabar con los Dragones de Fuego.
Les juro… que esta vez, ninguno va a sobrevivir.

Desde lo alto de una torre, el señor Misakawa observaba todo con los brazos cruzados.

—El muchacho… ya no es una promesa. Es una amenaza para cualquiera que se le cruce.

Y abajo, Sonic se preparaba. Porque el monstruo que crearon… ahora era suyo.
Y lo iba a usar a su manera.




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