Entre pólvora y suspiros

CAPITULO 17

Adara.

Dos semanas. Dos semanas en las que no lo veo después de ese tonto beso y justo cuando creo que al fin me dejará sola me manda a llamar.

Camino por los pasillos lentamente tratando de alargar más el momento de verlo. Ese beso no significó nada para mí, solo fue una tontería, una tontería que no me dejó dormir toda la noche, y de la cual me vienen recuerdos constantes, pero ¿cómo se me ocurre besarlo? Él tiene novia.

Soy una malvada.

Nunca se me pasaría por la mente hacer algo así, pero en ese momento me dejé llevar.

Llegó a su oficina y sus guardias me abren la puerta. Entro con la cabeza gacha un momento tomando valor para verle a la cara, y lo veo, ahí sentado en su mesa rodeado de papeles.

—¿Tanto te costaba subir las gradas? Tardaste mucho. —me reclama, ya me estaba olvidando su tonito.

—Estaba lavando unos servicios cuando llamó. —me excuso. —¿Para qué me necesita? —trato de sonar cordial, pero sueno mas irónica que cordial.

Me mira nuevamente con esos ojos indiferentes y no sé si lo agradezco o me molesta. —Desde ahora me ayudarás con algunos documentos, algo habrás aprendido de tu padre.

No digo nada asimilando lo que me pide. —¿Te quedarás ahí? Ven y siéntate.

Hago lo que pide y tomo asiento frente a él, me pasa unos documentos y son de tributos y comercios, análisis fiscales, sí, ya los había hecho antes. —¿No tienes ministros que se encarguen de esto?

Continúa con lo suyo unos momentos más. —Sí, pero debo ponerle mi sello de revisión y no me fío de los datos. —asiento, es normal después de lo que le pasó con ese hombre.

¿Pero no que soy la hija del enemigo? ¿Y se va a fiar más de mis datos? Podría dejar que le roben, pero algún provecho puedo sacar de esta ayuda extra.

Hago lo que me pide mientras él revisa otros papeles, continuamos así por mucho tiempo hasta que la sed me inunda, no sé si me puedo levantar para ir por agua, pero qué más da, dudo que me castigue por algo así.

Me levanto y él habla enseguida. —¿A dónde vas? —pero qué le pasa, sonaba como si le estaba robando.

—Por agua, muero de sed, ¿Quiere un poco?

Me mira vacilante un momento. —Sí. —escucho su respuesta a mi espalda. Me sirvo un vaso y lo tomo enseguida, lo vuelvo a llenar y tomo otro para Izan.

Me acerco con su vaso y dejo el mío con cuidado y un poco lejos para no mojar ningún documento.

—¿Deseas algo de cenar? —su pregunta me toma por sorpresa.

—Sí, me gustaría ir a cenar un momento. —este ambiente ya me harta y necesito desesperadamente hablar con alguien, o, aunque sea sola, pero sentirme libre un momento al menos.

—No, cenarás aquí. —adiós a mis esperanzas de libertad. Lo observo intrigada para que explique las razones de mi retención. —Para que no demores otra vez al subir, necesito que termines eso para hoy.

Me irritan sus palabras. —Bien, como desee, voy a traer nuestras cenas.

—Pídeles que la suban. —no que soy su sirvienta, llevo el uniforme y todo, este hombre no quiere perder ningún momento para que termine con sus documentos.

Hago lo que me pide y le pido a los guardias que nos traigan las cenas, vuelvo a mi asiento y continuo con esos papeles, sacando porcentajes de tributos y no hallo ningún otro error, de todos los siervos que tiene me escoge a mí para hacer esto, debí quedarme callada y dejar que le roben para seguir en la cocina con Lydia.

Llega la cena y me acerco a cenar, pienso que Izan no se acercará, pero lo hace, se sienta a mi derecha y una cierta incomodidad se extiende en el ambiente.

—Izan... —levanta la mirada y yo me pongo un poco nerviosa por esto ¿Por qué debo pedirle permiso ni que fuera mi padre? Ah no claro, es mi carcelero casi lo olvido. —Yo... ¿Podría ir al mercado con la señora Lydia mañana?

Baja la mirada y continúa comiendo. —No. —y ya se acabo la gran interacción.

—Pero... —insisto para tratar de hacerle cambiar de opinión.

—No, Adara y no insistas. —y continúa comiendo como si nada, la molestia de tener que estar en estas circunstancias me invaden y me quitan el apetito.

—Bien. —continuo con la cena, pero no me apetece el comer nada, siempre que me molesto se me cierra el apetito.

Revuelvo la cuchara sin comer nada, solo comí dos cucharadas de mi cena y está tan deliciosa que me molesta que se me haya cerrado el apetito por una tonta negativa.

—Pensé que tenías hambre. —tenía troglodita, pero tu tonto carácter me quito mi apetito y me privo el poder degustar mi deliciosa cena en paz, miro su plato y él ya avanzó hasta la mitad.

—Se me quitó... Por tu culpa. —no puedo evitar expresar mi molestia.

—Pues que pena. —habla mientras continúa comiendo y degusta en mi delante aumentando las ganas de tirarle mi vaso de agua. —Esta delicioso, nada en comparación con tu comida.

Levanto la vista indignada. —Mi comida es deliciosa, solo que tú paladar es soso.

—¿Estás diciendo qué la comida de Lydia es sosa? —me mira burlón.

Me pongo colorada. —¿Qué? No, yo no dije eso, el insulto era para ti, no para ella, así que no voltees la torta.

Se ríe y me mira. —Es extraño que me insultes de manera informal y pierdas toda reverencia, pero cuando entraste por esa puerta parecías un conejo asustado.

—Tú sacas esa irreverencia en mí, nunca había hablado así hasta que apareciste. —y es verdad este hombre me exaspera.

—¿Entonces es una faceta que solo florece conmigo? —me pregunta escaneándome haciendo que unos nervios me invadan, pero los desecho de inmediato.

—Así es, está plenamente reservada para ti. —sonrío.

Me devuelve la sonrisa. —Bien, me gusta que... Aflore una nueva versión de ti solo conmigo. —sus palabras me confunden.

—¿Te gusta que te falte el respeto? —pregunto sin entender.

Suelta una carcajada y no entiendo qué está pasando. —Me encanta. — me asegura aun riéndose.

Lo miro sin comprender y eso causa más gracia en él. —¿Y a ti ya te faltaron el respeto? —en definitiva, este hombre es raro, su pregunta sale con una pizca de algo desconocido en sus ojos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.