Entre pólvora y suspiros

CAPITULO 22

Izan.

Veo a Aldous alejarse y cuando ya están lo suficientemente lejos me acerco a Adara que aun esta recostada en el suelo. Trato de cargarla para que se levante, pero cuando se percata de mi cercanía me mira con repudio y sus ojos son como dagas que apuñalan una y otra vez mi corazón.

—¡No me toques! —brama estremeciendo mi cuerpo. —¡No quiero que me vuelvas a tocar Izan Blackwood! —retrocedo como si sus palabras fueran golpes que me obligan a tomar distancia.

Veo como intenta levantarse sola del suelo y las muecas en su rostro me indican que tal esfuerzo la está lastimando. Logra levantarse, pero dudo que pueda caminar. —¡¿Qué esperas para ayudarla?! —le grito a Marcel que solo mira desde lejos.

Se mueve rápidamente y esta vez Adara sí le permite que la tome de la cintura y la cargue en sus brazos cual caballero que viene a su rescate. Camino sin mirar atrás, siento una molestia en la garganta y me desabotono la camisa hasta el pecho como si esta impidiera que el aire pasara por mi pecho.

Me alejo de ellos lo más que puedo porque no quiero volver a encontrarme con la mirada de odio de Adara, no sé qué me pasa, no es la primera vez que veo una mirada de repudio, pero esta se sintió como un puñal directo a mi pecho que cercenaba todo a su paso, dejándome expuesto ante algo desconocido, necesito aire, necesito alejarme lo más lejos que pueda de ella al menos hasta que solucione esto o sentiré que me ahogo con el odio que retengo.

Edmund llega con el auto y espero a que Marcel ponga a Adara en el para que de una vez aclaremos esto, escucho la puerta cerrarse y me encuentro tentado a ir con ella, pero sé que Edmund y Lydia la cuidaran.

Marcel llega a mi lado y las tropas se forman. —Dime quién fue. —le pido directamente preparando mi arma para solucionar esta falta.

—Izan fue un error, además tu les dijiste que no permitieran que Adara se esca...

—¡¿Y eso les autoriza el dañarla?! —pierdo la cordura y Marcel baja la cabeza. —¡En ningún momento pedí que le dispararan!

—Fue en una zona fuera de riesgo, —trata de compensar su error. —solo pensaron que era una prisione...

Esas palabras, esas malditas palabras me enervan. —¿Una prisionera más? Dame el nombre Marcel o hoy te quedas sin una tropa. —Marcel levanta la cabeza sin creer en lo que le digo.

—Izan cálmate, —me trata de tomar del hombro y alejarme de aquí como cada vez que cree que me excedo, pero hoy no pienso dar marcha atrás. —la princesa está bien, usaron un arma de bajo calibre, y en todo caso ellos están bajo mis ordenes soy yo el que debe ser sancionado o castigado como mejor creas. —habla con la cabeza gacha.

—Entonces así será, —levanta la cabeza al instante sin creer en la constancia de mis palabras. —Estás fuera de tus deberes por dos semanas, el general de división te suplirá y si él me parece más eficiente que tú serás relegado. —evito mirar su rostro de incredulidad y volteo hacia la tropa. —Ustedes están relegados de cualquier cargo que tengan vuelven a ser cabos, espero que esto les ayude a distinguir rangos y que les quede claro que Adara Cleanwood es princesa aquí y en donde sea y si la traje aquí no es en calidad de prisionera ¿entendieron?

Ponen su puño derecho sobre su pecho, como símbolo de respeto. —¡Sí mi soberano! —responden al unísono.

Me alejo de ellos y pronto escucho los pasos de Marcel a mi lado. —¿Estabas hablando en serio?

—Tú lo pediste. —continuo mi camino, pero Marcel desiste en dejarme solo.

—Pero qué te pasa, es por la chica o porque se te malogro el plan.

Al recordar el plan un ácido sube a mi garganta quemándome a su paso y haciéndome sentir repulsión. —¿Importa? Ambos son orientados a lo mismo.

—¿Entonces nada cambio? —esa pregunta desencadena todo, nuestros besos se repiten una y otra vez en mi cabeza, como estábamos antes de este fatídico ataque, y la paz y plenitud que sentí a su lado que ahora se vaporo totalmente.

—Déjame en paz Marcel, hablaremos mañana.

—¿A dónde iras? —ya me asfixian sus preguntas, solo necesito paz ahora, no su sofocante ansiedad de información.

—¡Lejos! —bramo dejándolo atónito, y al fin me deja caminar solo, en vista de que Edmund se llevó el auto al llevar a Adara busco al chofer de Marcel.

En todo caso él fue el que se buscó esto, que se lo tome como otra cláusula para su castigo.

—Majestad se le ofrece al...

—¡Fuera! —su chofer sale rápidamente, entro al auto y arranco lejos de todo este caos.

El aire que me azota no me tranquiliza, me siento como una basura así no haya sido yo el que disparo siento que mi mano fue la que presiono el gatillo que soltó el proyectil, el recuerdo de Adara cayendo al suelo con la sangre tiñendo su vestido se repite una y otra vez provocando que el pecho me pese cada vez más.

Llego a mi destino y bajo del auto a paso apresurado, toco la puerta frenéticamente, solo espero que ella este aquí. Escucho el seguro ser quitado de la puerta y pronto esta se abre dejándome ver los canelones rubios que caen de Irina. —No pensé que vendrías. —me habla con dulzura.

—Ya me había tardado mucho tiempo en visitarte. —se hace a un lado dejándome entrar.

—¿Quieres algo de tomar?

Me interno en su hogar y veo algunas fotos de nosotros de niños. —No, solo necesitaba un lugar lejos del palacio.

—Nunca te gusta estar fuera del palacio, de hecho, nunca te pude convencer ni una sola vez a venir aquí, ¿Qué hace que ahora ese lugar sea asfixiante? —Adara, ella me hace no querer volver hoy, porque no toleraría su mirada.

Pongo la foto boca abajo y camino hacia su sala. —Nada en especial. —me siento en su sofá y ella lo hace en el que está enfrente mío, cruza sus piernas desnudas y el verla con bata me recuerda a la chica que quiero olvidar.

—No me mientas Izan, no a mí, más que amantes, somos amigos, te conozco como la palma de mi mano y sé que hay algo. —toma un poco de la copa que sostiene sensualmente en su mano. —Es la princesa, —afirma. —no soy ciega lo supe desde el primer momento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.