capitulo 14

El viento cortante del mar golpea las paredes de la bodega en la que estoy escondida. El barco Deus Aquarum cruje y se balancea, y yo no puedo dejar de pensar en lo que está por venir. Heley está a mi lado, con los ojos entrecerrados, igual de nerviosa. Sabemos que no estaremos a salvo mucho tiempo si nos encuentran. Aún así, lo que me hace temblar no es el frío, ni la incertidumbre de estar atrapada en este lugar, los piratas se mueven en el barco, buscando algo sino el hecho de que están buscando a alguien, y esa persona soy yo.

De repente, escucho el ruido de unos pasos acercándose.

—Carajo—dijo Heley—creo que ya se enteraron.

—no puede ser—susurre—¿pero como? fuimos muy cuidadosas.

—si, pero recuerda que te pusiste hablar con Sebastián, a fuera del barco, talvez alguien caminaba por ahí y les dijo—comento Heley asiente rápidamente, agarrando mi brazo—Están aquí.

La puerta de la bodega se abre de golpe, y un par de manos nos agarran con fuerza. ambos hombre nos miraron.

—ahí están Jacks, agárralas—ambos nos miraron y se acercaron a nosotras—.

—¡No! ¡Suéltame!—grita Heley, forcejeando, pero los hombres son demasiado fuertes. Estoy tan sorprendida por la rapidez de todo que apenas puedo reaccionar. Me arrastran hacia afuera, y cuando cruzo el umbral de la bodega, me doy cuenta de que estamos en la cubierta del barco—.

El viento me golpea la cara y casi tropiezo, pero me mantienen sujeta, sin dejarme mover. Me miro alrededor, buscando alguna oportunidad, pero la desesperación me invade cuando me doy cuenta de que no hay escape.

Entonces, entre los marineros, veo una figura que me hace detenerme en seco. El hombre de cabello azul. Lo reconozco al instante. Es el hombre que golpe, por tratar de robarles comida. No debería sorprenderme, pero ver su rostro ahora, en medio de todo esto, hace que me sienta más confundida que nunca. No sé qué está pasando, pero algo en mi estómago me dice que las cosas no son lo que parecen. Antes de que pueda procesar, el hombre le dice algo a su compañero.

—tengo una idea, Kill—le dijo el tal jacks — hay que aventarla por la borda—jacks asiento al mismo tiempo que gritaba—.

—¡que!— dijimos heley y yo— pongan la tabla—algunos hombres se movieron

—pongan la tabla—algunos hombres se movieron—.

—pongan las tablas—se dijeron entre ellos —.

—no por favor—dijo Heley—no se nadar.

—mas sentido hay para aventarlas—nos dijo Kill mientras nos acercaban a la borda—.

Las tablas de madera son colocadas rápidamente a un lado del barco, y antes de que pueda gritar.

—tu primero—me dice Jacks, me subí a la tabla, esta reboto un poco al mismo tiempo que daba un paso y luego otro viendo como mas las aguas del mar abajo me esperaban—.

conserva la calma, Leya, me dije, todo estará bien.

—¡RAPIDO!—me gritaron—.

—tranquila, tranquila—me dije, no me dieron tiempo de gritar cuando una mano me empujo—.

pero antes de que elagua me envolviera una voz masculina grito:

—¡DETENTE!—pero ya era tarde, el agua me envolvió—.

a oscuridad me envuelve con una rapidez aterradora. El agua helada me rodea, entrando en mi boca, mi nariz, mi garganta. Mis piernas y manos están atadas, y no puedo moverme, no puedo luchar. La presión en mi pecho es insoportable. Mis ojos empiezan a cerrarse. Siento cómo las burbujas de aire suben lentamente a mi alrededor. Mi visión se borra, mi mente se nubla.

las burbujas alrededor se empiezan a formar alrededor de mi trato de gritar pero no puedo es imposible trato de desatarme, no puedo, el aire me falta, poco a poco voy perdiendo aire. siero los ojos ya sintiendo la oscuridad, Pero antes de que me pierda por completo, una mano fuerte me agarra por la cintura, levantándome de la oscuridad del mar. La corriente me empuja, pero esa mano me sujeta con firmeza, trayéndome de vuelta. No tengo fuerzas para resistirme.

De repente, el agua me rodea menos, y la luz me golpea. Estoy de vuelta en el barco, y alguien me ha sacado del agua. Mis pulmones están quemando. No puedo respirar. Todo me da vueltas.

Y entonces, lo veo. Mario, el guardián de Marcus. El hombre del cabello oscuro y los ojos azules. El guardián. al que tanto irritación le tenia, pero de alguna forma ahora todo parece más complicado. Trato de abrir los ojos pero no puedo.

—Respira, Leya... Respira—dice, con voz tensa. No sé si lo hace por el pánico en su rostro o por el hecho de que realmente quiere salvarme—.

Y entonces, sus labios están sobre los míos. No entiendo nada. Todo sucede tan rápido. Mi cuerpo está tan frío que ni siquiera sé si quiero pelear. Pero, ¿por qué está haciéndolo? ¿Por qué él me besa?
uno, dos tres, me vuelve a besar, y lo sigue repitiendo, el tacto de sus labios es como una tibia tela, el olor menta que impregna su cuerpo, parece drogarme, ciento como Heley se posa a mi lado.

—vamos Leya por favor—me decía Mario sus labios se iban y regresaban, su tacto era como algún lugar tranquilizador—.

y justo cuando pienso que me voy, Respiro. Un poco, pero toso violentamente después. Siento el ardor en mi pecho mientras golpeo sus hombros con las manos.

—¡¿Qué has hecho?! ¡¿Por qué hiciste eso?!—digo mientras me limpio los labios, reaccionando a lo que acaba de pasar, sus tripulantes nos miraban, Mario soltó un suspiro de alivio—.

en eso Mario se aparta, algo dentro de mi no quería que lo hiciera, acabo de tener lo mas aparecido a un beso, un brillo de vergüenza atraviesa sus ojos. rápidamente, pero la sonrisa que me dedica es nerviosa, casi divertida.

—¡¿Qué haces, idiota?!

—¡¿Y eso por qué fue?! —protestó, retrocediendo mientras se limpiaba los labios con la manga, los ojos muy abiertos, como si fuera él la víctima—.

—¡¿Por qué hiciste eso?! —le espeté, aún jadeando—Respiración boca a boca! ¿En serio?
—¡Estaba tratando de salvarte! —me dijo, levantando las manos como si yo fuera la loca—No es como si estuviera aprovechando la situación.