Capitulo 2: Despertar de la oscuridad

La noche era testigo de la tormenta que se desataba en el interior de Yuu. La pérdida de su madre a manos del villano había dejado una herida profunda en su corazón y despertado un poder que yacía latente en su interior: el poder de la oscuridad.

Yuu se encontraba solo en aquel callejón oscuro con el cuerpo de su madre inerte, sumido en la oscuridad que reflejaba su estado de ánimo. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras veía el cadáver de su madre, y a medida que las lágrimas seguían fluyendo, los detalles de su progenitora viva comenzaron a tomar forma en su memoria.

Recordaba el sonido suave de su risa, que siempre llenaba la habitación con alegría. Recordaba cómo su madre solía acariciar su cabello con ternura, sus dedos suaves y reconfortantes. Recordaba el aroma dulce de su perfume, que siempre lo hacía sentir seguro y amado.

Recordaba los abrazos cálidos que compartían, donde podía sentir el amor incondicional de su madre envolviéndolo. Recordaba los besos suaves que ella depositaba en su frente antes de dormir, asegurándole que siempre estaría allí para él.

Pero... Ahora ella ya no podría estar más junto a él.

"Mamá... ¡Mamá! ¿Por qué te fuiste? ¿Qué voy a hacer ahora?"

El peso de la realidad se hizo insoportable, y Yuu se sintió perdido en un mar de tristeza y desesperación. La ausencia de su madre era abrumadora, y la sensación de soledad se intensificaba con cada latido de su corazón.

"Mamá, por favor... Por favor, vuelve."

En medio de su dolor, sintió cómo algo cambiaba dentro de él. Una energía oscura comenzó a emanar de su ser, envolviéndolo en una aura sombría. Sus ojos se iluminaron con un brillo inquietante, reflejando el poder que estaba despertando.

Sin comprender completamente lo que estaba sucediendo, se dejó llevar por la marea de emociones y energía. La ira y el dolor se mezclaron con el poder oscuro, creando una tormenta interna que amenazaba con consumirlo.

"¡Te necesito aquí! No sé qué hacer sin ti, me siento tan perdido y enojado", exclamó, en un tono de locura, mientras miraba el cuerpo inerte de su madre. Sus puños se apretaron con fuerza mientras continuaba hablando, "Quiero que vuelvas, que me abraces y me digas que todo estará bien, pero no puedes. Estás aquí, fría e inmóvil, y no puedo soportarlo."

Era una injusticia que le resultaba incomprensible. Tanto él como su madre no merecían pasar por esta tragedia. La falta de respuestas solo aumentaba su enojo y desesperación, creando un torbellino de emociones dentro de él.

Con el corazón roto y la esperanza casi extinta, susurró las palabras finales, "Descansa en paz, mamá." Para posteriormente mancharse de aquel callejón.

Su despertar había marcado el comienzo de una nueva era.