PD:
Les agradeceria si me siguen en mi Instagram ( angelautora_ ), ahí publico los personajes hasta ahora van Kellen, Adara, Amira y Abasí.
Capítulo cuatro.
4
Amelia alza mi mentón y acomoda mi postura, no se cuantas horas llevo metida en este lugar solo se que son clases de modales, esto es cansado.
— No podemos tomar un pequeño descanso.— hago un puchero, ella me mira por unos segundos y al final asiente.
Me siento en la primera silla a mi alcance, tener modales es algo duro pero lo necesito para las reuniones o fiestas que realicen, es lo que dijo Amelia.
— Terminamos por hoy te parece. Necesitas tomar aire antes de la cena.
Dice antes de salir, miro mi alrededor viendo lo grande y elegante que es el lugar, estudio, llamado así por Amelia miro la decoración del lugar distrayendo por un momento de todo.
No quiero cenar junto a aquellas personas, los pocos hombres que me he topado en la casa son unos cualquiera, y las demas chicas tambien.
El olor a humana de Amira llega a mis fosas nasales y miro hacia enfrente mío notando que está sentada en la silla, su sonrisa se hace grande cuando nota que la estoy mirando.
— Hola.
— Hola, pensé que Abasí no te permitía salir.— su ruber se expande por sus mejillas, es tan tierna.
— El Alpha lo convenció y ahora estoy aquí para hacerte compañía.— asiento levemente, hace días que las esclavas de Abasí se habían ido de vuelta a su reino dejando solo a Amira a su lado y es algo que la hace feliz, como dijo ella se a vuelto la esclava principal.
Lo único malo es que descubrí que Kellen como Alpha puede tener a miles de esclavas a su antojo, eso solo me dejó un mal ojo de nervios y lo peor es que ahora sí tuvo que ir a una de sus otras manadas, eso fue hace una semana y el escuchar de él es muy escaso, bueno hoy vuelve algo que me hace sentir feliz pero a la vez llena de nervios.
Lo quiero solo para mi, soy egoísta lo se, pero Kellen es solo mío.
Escucho a Amira chasquear sus dedos y parpadeo un poco regresando de mis pensamientos,— Estás más distraída de lo normal Ad.
Sonrió negando.
— ¿Cuánto falta para la cena?.— la miro.
— Treinta minutos exactamente, pero no querrás decir ¿cuánto falta para que tu Alpha llegue?.— entrecierro mis ojos mirándola la escucho reír y me cruzo de brazos.
— Crees que no te escuche cuando soñabas con él.— frunzo mi ceño.
— Deja de espiarme mientras duermo.— ríe.
— Yo no te espio solo que a veces estoy despierta junto con Abasí y escucho ruido por tu cuarto. Es sorprendente y gracioso cuando te caes de la cama.— mis mejillas se encienden.
— No entres a mi habitación, se supone que tiene seguro.
— Abasí me enseño un truco de magia negra es excelente para abrir puertas.— gruño molesta.
La puerta es tocada impidiendo el que pueda contestar algo, Amelia nos mira y sonríe acomodando un poco su ropa es tan elegante su presencia.
— Él está aquí.— me levanto de mi asiento rápidamente. Salimos del salon y caminamos a prisa hasta llegar a la puerta principal donde otros Alphas que conocí y otras personas esperan en una fila.— Acuerdate de cada cosa que te dije debes de estar detrás mio y actuar con tranquilidad él es el que se debe de acercar a ti si así lo desea si te pide que lo sigas lo haces, y Amira, Abasí me dijo que te quería en su habitación.
Veo a Amira asentir y desaparecer con rapidez, había escuchado que Abasí se fue y regresaría junto con Kellen, suspiro al sentir su presencia más cerca. Mi Omega se revuelve en mi interior queriendo que él venga y proteja de ella.
La testosterona de alpha puro llega a mi azotandome con fuerza, mis piernas se debilitan y trato de mantenerme firme en mi lugar.
Las puertas se abren y todos en el lugar bajan la cabeza siento un pequeño golpe de Amelia en mi brazo, bajo mi cabeza igual que los demás. Vuelvo a sentir ese golpe pequeño en mi brazo y levanto mi rostro, sus ojos verdes me miran y tiemblo.
— Kellen es bueno que llegaras con bien, al igual tu Abasí.— mis manos se juntan en mi regazo y sigo con mi buena postura.
Esto de tener modales para todas esas cosas de la realeza es un pesar.
— Por ahora solo quiero descansar fue agotador madre.— su voz gruesa hace que mi loba quiera exigir una infinidad de cosas para que la consienta, pero niego.