Entrelazados

Siete.

Capítulo siete.

7

 

Suspiro nerviosa no queriendo repetir todo de nuevo pero la insistente mirada de Amelia solo me hace temblar, y no es facil dejar de sentirme nerviosa algo que solo me hace equivocarme.

— Vuelve a repetir todo nuevamente.— dice Amelia.

— Cada cien años, la Luna se pone en un punto preciso desequilibrando a cualquiera que tenga la maldición de ella, los efectos que provoca la Luna sólo pueden ser retenidos por la Luna del Alpha elegida por la Diosa Luna… eso está bien.— miró a Kellen y Amelia a la vez, Kellen asiente con una sonrisa mientras Amelia niega.

— Vamos madre ya recito lo que tenía que saber, y sabe más cosas por todos los libros que lee.— Amelia lo mira con los ojos entrecerrados.

— Ella debe de estar preparada faltan dos meses para que eso suceda recuerdas la historia que te conté sobre tu padre y la destrucción que hizo cuando escapé de él.

— Lo se, ella lo sabe y ahora la quiero para mi.— me agarra de la cintura comenzando a caminar dejando a una Amelia muy enojada.

— ¿Dónde está tu padre?.— murmuró, lo miró notando su rostro serio.

— Ni yo mismo lo se, solo desapareció aún lo sigo buscando.

— En el relato dice que la Diosa Luna elige a la pareja perfecta del hijo maldito para poder controlar y cesar las muertes de sus hijos.— asiente.

— Tu padre desató una guerra y dominó al mundo, ahora tú estás tratando de que todos se lleven en paz y armonía.— continuó, sonrió al haberlo visto ayer hacer un trato con el gobernador de los humanos.

— Me perdonaras.

— Kellen.— lo miro deteniendome.

— Lo se, lo se. — agarra mis manos juntándolas, las besa y me guiña el ojo,— Puedo esperar aún más.

— Apenas antier hemos hablado.— me abraza a él, me acurruco en su pecho dejando que acaricia mi espalda baja.

— Es difícil cuando te tengo a ti a mi lado.

— Bueno volveré a mi cabaña.— gruñe, rió por su comportamiento posesivo y me separo de él con lentitud,— Tengo hambre y el almuerzo ya está servido.

— Esta bien solo porque eres tu dejaré que tardes todo el tiempo que quieras en decidir si me perdonas o no, pero preferiría que si me perdonaras.

Niego, comenzamos a caminar con comodidad a nuestro alrededor, siento el olor de Amira combinado con el de Abasí y sonrió,  hace mucho que no la veía.

— Hola.— nos miramos las dos y luego miramos a los otros dos mastodontes hasta que entienden y se van conversando,— Es bueno que ya estés aquí estuve aburrida todo este mes al solo estar con las otras, no fue lo mismo.

— Podías haberme visitado.

— Abasí no me dejaba, dice que sus pertenencias corren peligro.— asentimos al mismo tiempo, frunzo mi ceño al no sentir su aroma completo de humana y ella ríe.

— ¿Qué sucedió?.

Se muerde el labio,— No te vayas a enojar, aparte dijiste que esperara a mis dieciocho y los cumpli la semana pasada asi que deje que me mordiera y… al fin tengo su marca Adara.— abro mis labios levemente, miró el brillo en su mirada y sus mejillas rojas, está demasiado feliz y no puedo arruinar esto por algo que pienso yo.

— Es lo que siempre querías cierto,— asiente risueña,— felicidades ahora eres como la reina de Abasí.

— Me va a proponer matrimonio, quiere seguir mis tradiciones humanas pero le dije que primero quiero ir a ver a mis padres por lo que está pensando eso.— asiento, la abrazo con sinceridad puede que nunca más la vuelva a ver.

— Felicidades.— asiente, comienza a dar pequeños saltos para ir hacia Abasí.

Suspiro, ella es tan feliz pero se que paso por mucho para llegar hasta aquí sus padres la vendieron lo se porque sus ojos cuentan esa historia, creo que debo de pasar por eso antes de ser feliz, tengo que sufrir un poco antes de vivir feliz.

— ¿Quieres salir a comprar ropa?.— lo miro, entrecierro mis ojos al ver cuán rápido está a mi lado.

Niego,— No soy buena para eso, nunca antes había hecho eso y creo que será un desastre ir…

— No hay problema yo te acompañare.— niego, me alejo un poco de él guardando distancia.

Veo su ceño fruncido, me siento en unas de las sillas y al lado de mi se sienta Kellen dejando emanar ese aroma de peligro que mi Omega solo hace que quiera correr a sus brazos, lo miró con los ojos entrecerrados viendo su gran sonrisa.

Comemos en tranquilidad, veo de reojo como una de las esclavas mira a Kellen con una gran sonrisa, el cabello negro y largo, oh Diosa Luna perdoname por lo que haré. Me paro de mi silla sintiendo la rabia recorrer mi cuerpo, todas las miradas del comedor están en mi la esclava de alguno otro me mira con una falsa sonrisa, juro que la voy a matar.

— Estas me las pagarás por zorra.— la agarro del cabello estirandola con todas mis fuerzas sacándola del comedor. 

— ¡Rompele el hocico!.— escucho el grito de Amira y sonrió, escucho sus chillidos.




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