Entrelazados

Dieciseis

Capítulo dieciseis.

16

Abrazo mi cuerpo con fuerza queriendo no sentir frío mientras corro nuevamente escapando de esa manada que me ha encontrado. Suspiro cansada cayendo inconsciente después de no haber dormido por tres días seguidos en los que he estado tratando de escapar y no ser encontrada.

Aún con mi insonación siento los pasos de personas alarmandome, trato de despertar pero se me es imposible lograr eso por mi cuerpo destrozado por tanto.

[…]

Siento suaves toques en mi cuerpo alarmandome pero el dulce olor a bayas me hace tranquilizarme al entender que no estoy cerca de lobos si no de ninfas, abro mis ojos observando a la linda ninfa que me atiende preocupada por los moretones en mi cuerpo los cuales aunque quisiera quitarlos no podía era el castigo de mi mamá y esos son imposibles de quitarse aún cuando pasen los años.

Han pasado 100 años desde la última vez que vi a mi hermana y la extraño tanto, aún tengo esperanza en que mi madre no tuvo esa idea y solo lo confundí como siempre lo he hecho, nunca debo de desafiar a madre pero no puedo hacer nada en este momento.

Ella estaría enojada por esto y regresar sería algo malo.

Más por los años en los que he escapado.

— El Alpha ya viene, la han estado buscando.

Niego asustada, la ninfa que me curaba niega levemente volteando a ver a esa persona que por el olor es una hibrida.

— No lo hagas, hermana. Ella no está destinada a él la matarás. — suspiro cerrando mis ojos para no ver a esa persona que quiere hacerme daño entregándome a esa persona sin alma.

— Estarás en peligro si no entregamos a esa Omega.

Suspiro.

— Es tarde, lo siento. — niego asustada.

Aspiro cada mota de aroma de ese Alpha asustandome más por su fuerte olor asqueroso , él no es mío yo no puedo ser suya. Agarró con fuerza la piedra en mi collar esperando que ahora si funcione, la piedra brilla en mis manos como la última vez que lo hizo pero mis esperanzas de que mi hermana aparezca para que me salve son pocas.

El brillo desaparece y suspiro cansada por ser siempre lo mismo.

Me incorporo y camino tratando de ver alguna salida, la joven ninfa desaparece aún con un rostro de preocupación.

Un brillo incandescente aparece cegandome y cierro mis ojos con fuerza algo mareada por lo ocurrido. Tallo mis ojos observando mi alrededor concentrándome en el olor amargo de mi hermana y sonrió mirando hacia todos lados.

Corro cuando la miró observando la ventana y la abrazó con fuerza sintiéndome relajada por tenerla cerca de mi.

— Tengo que decirte algo y es serio.

Niego ante eso, no quiero saber nada más solo quiero seguir negándome ante todo.

Me aleja de ella con un semblante serio y miró el pequeño departamento en el que estoy más seguro que en los otros lugares en los que he estado.

— Hice tu té favorito para calmar tus nervios.

Asiento rendida aguantando mis lágrimas.

— ¿De qué debemos hablar?.

Suspira recargándose en una pared, me siento en la silla observando sus oscuros ojos iguales a los de papá y su negra cabellera lacia como mamá, podríamos decir que no somos hermanas al tener rasgos diferentes pero siempre nos une nuestra similitud al hablar y nuestra parecida voz.

— Primero, feliz cumpleaños. — asiento alegre mirando la diminuta caja detrás de la taza de té, sonrío abriendola encontrando una pulsera de oro puro con una hermosa piedra rosa.

— Gracias. — murmuro con una sonrisa, extiendo mi mano poniéndola a su altura para que me ayude a ponerme la pulsera. — Esta vez qué significado tiene.

Se inclina y me ayuda sin dejar su serio rostro de lado.

— Esta vez significa que te sentirás protegida en todos lados con esta pulsera, papá te la mando el te extraña mucho pero sabe que no puede hacer nada.

Asiento con un pequeño rubor queriendo ver a papá pero Amanda no deja que haga eso por mi seguridad. Tomo de mi té sintiéndome aún más relajada queriendo saber como hacer esto, suspiro mirando a Amanda y ella no me mira algo que me duele.

— Vemos una película, he visto que hay unos llamados cines en las ciudades humanas.

Asiente, desaparece por un momento dejándome confundida. Vuelve a aparecer ante mis ojos junto con diferentes cosas que siempre les he visto a los humanos desde lejos.

— ¿Donde estoy?.

— Había visto que el lugar más seguro es en las ciudades humanas, por lo que aquí estarás a salvo por años solo no salgas mucho del lugar nadie te preguntará nada ni tendrás que hacer contacto con nadie. — asiento.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.