Eones

6. UNA SALIDA SIN RETORNO

 

       Se acercó y contempló su extraña formación, y observando ya más en confianza de lado a lado, llegó a su parte más extremo y se dio cuenta que había una pequeña abertura, pues se dio cuenta de ello pero no de que le había sido abierto para continuar su exploración...

 

Cuando fue abierto o cuando se dio cuenta que lo estaba, momento después de haber dado unos treinta pasos para adentro, se detuvo y empezó a temblar de la nada, pues un aire con sonidos muy extraños se empezaban a oír, con cada metro que se acercaba era más y más. Era incalculable el grosor o la profundidad del muro, y entonces no pudiendo con el miedo cada vez más pesado, en su propio juicio mejor optó detenerse y a retroceder.

Cada vez se sentía peor en ser comprimido y casi sin ya moverse, y por eso, poco a poco mejor retrocedió.

 

El calor era insoportable, la sensación nada más que sólo miedo y horror, el olor parecía no tener olor y sin embargo contaminaba tus sentidos, y todavía la presión era simplemente tan raro que hasta dejaba inmóvil los pensamientos, sin importar cuán fuerte o avanzado sea de quien fuera.

 

Paso a paso regresó al mismo pie de la entrada por donde había ingresado, y cuando ya estaba fuera de peligro tal vez dos o tres pasos de distancia del mismo punto de ingreso, oyó una voz de poder que provenía de sí mismo, o desde los adentros de su interior, y le dijo:

 

"Era necesario que te dieras cuenta por ti mismo, que el lugar que pediste conocer es en verdad inaccesible, es imposible conocer sus adentros y sobre todo su profundo interior, lo es para cualquiera, sea quien sea o sea cual sea, de entrar y aún más de salir como si fuera lo imposible de lo imposible.

 

Nadie ha llegado ni hasta la primera puerta de este atajo, muchos la buscaron pero ninguno acertó siquiera con su sombra, pues fue diseñado para ser una sola vez usado, y así como nadie supo pues tampoco en conveniencia nadie lo sabrá, pero que por haber estado tu ser aquí habrá consideración de tiempo, en favor de ti y para otros oídos, pero solo eso. Pues es gracias a la resistencia que obtuvo tu ser y tu consciencia.

 

Eres quien llegó, eres quien está aquí, y eres quien saldrá de aquí para allá, nadie sabe ni sabrán fácilmente de ti y tus cosas, tanto que ni tú mismo, y es normal, pues de a poco y mucho, y también en todo, llegará tu momento y los momentos, incluso para no seguir estar buscando, el Conocimiento y esos conocimientos.

 

Lo que ahora es importante, es que estás dándote cuenta que nada es como parecía, que nada es como los escritos y descritos por ustedes, que lo que viste y oíste y que tú mismo lo sigues presenciando, es lo que es, y es lo que no es.

 

Ahora sabes lo que hay detrás de este muro, que si entras no sales, y que si sales no vuelves a entrar.

 

He aquí su mayor misterio, que no se puede explicar lo mismo como no se puede describir la sombra de una sombra.

Y por tanto no trates de hacerlo, pues entre más intentes peor será el desorden, y además nadie merece de su conocimiento para siquiera el esfuerzo de saberlo, pero eres quien está aquí y cuando estés ya allí, pues al final eres tú, tú y todas tus propias experiencias.

 

Cuando hayas terminado tu tiempo aquí, no dejes nada tuyo, toma en tus sentidos todo lo que puedas y sigue avanzando, avanzando hasta salir y hasta llegar a tu propio lugar de donde provienes, pues ahora todavía con mucho más cuidado, vuelve paso a paso pero también lo más rápido que puedas, al mismo punto por donde entraste, al mismo que te hizo entrar, a éste y no último espacio de las oscuridades.

 

Palpa y observa por última vez lo que está a tu alrededor, y cuando termines comienza tu retiro, y esta vez hazlo sin voltear, pues contempla pero ya no te detengas. Todo debe de ser preciso, y ojalá como entraste también salgas sin hacer notar tu presencia, y si aún fuera así, no temas y sigue continuando, pues aunque no llegues al punto, es entonces que sí es posible que Él vendrá por ti.

 

Esta memoria y su conocimiento, es y será por siempre entre las infinidades de los mortales, y sobre todo para siempre entre las eternidades de los no mortales.

 

¡Ten calma y sé paciente, de ser qué eres, y aún más de quién eres!

 

¡Estoy contigo, y estamos contigo!".

 

 

El caminante se tranquilizó y ahora estaba mucho mejor, sobre todo su corazón y mente, por tal y ya completa confianza entregada, y en ello se quedó todavía un momento, un momento de silencio y reflexión, que sería la última vez de apreciar y admirar todo lo que había recorrido, y en verdad todavía mucho más de cada instante vivido.

 

Y entonces seguido, dio su primer paso, su paso a retirarse...

 




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