Ephemeral Darkness

Capítulo 15

¿En qué momento Blackburn había comprado un regalo de Navidad para nosotros? En la mañana del 25 de diciembre, luego de que durmiera conmigo en mi habitación, abrí los ojos al momento que sentí una suave caricia por parte suya en la mejilla.

—Feliz Navidad, Cereza de Otoño—murmuró con voz suave. Estaba sonriendo y sus ojos se habían achinado por dos razones: la sonrisa y por haber despertado temprano y hacía unos momentos antes que yo, haciéndolo ver muy lindo—esto es para ti.

Me alejé lo suficiente para ver a qué se refería. Sostenía nerviosamente, sí, nerviosamente, algo raro en él, ya que Black siempre demostraba seguridad en todos los ámbitos, una pequeña bolsita de terciopelo color vino en sus manos.

—¿Qué es? —pregunté, esbozando una leve sonrisa.

—Ábrelo y lo descubrirás—depositó la bolsita en mi regazo.

Haciéndole caso, abrí el obsequio y entorné los ojos al vislumbrar un collar de plata con un dije muy peculiar. Era redondo y adentro estaba la constelación de Lyra, en medio de muchísimas estrellas. Era el universo oscuro con tonalidades celestes y azules. Parecía una esfera que ocultaba el universo infinito en ella.

—Blackburn, ¿es para mí? —él asintió—pero ¿Cómo es posible? Es decir, tiene pocos días que hablamos sobre la constelación de Lyra y la historia detrás de ella.

—Se dice el pecado, no el pecador—dijo, ladeando la cabeza y me guiñó el ojo— ¿Puedo ponértelo?

Asentí. Me senté al borde de la cama y coloqué mi cabello por encima de un solo hombro para darle acceso a Blackburn y ponerme el collar. Sentí sus amables manos manipular mi regalo sobre mi piel desnuda del cuello. Y me regaló una leve caricia en mi hombro.

—A tu padre le compré un juego de ajedrez de mármol edición limitada, a tu madre recipientes más adecuados para la mermelada que prepara y otros utensilios más; y a Bowie una pelota nueva—me informó.

—¿Cuándo fuiste a comprar todo eso? —lo miré por encima del hombro.

—Amazon—se encogió de hombros—puse la dirección de la casa de enfrente y lo recogí ayer en la noche.

—Lamento no tener nada que darte, Black—murmuré, avergonzada.

—¿Sabes qué es lo que deseo que hagas y contaría como un regalo de Navidad, Cereza de Otoño?

—¿Qué cosa?

—Que no te quites el collar de la constelación de Lyra ni un momento, si quieres solo cuando te duches, pero nada más.

—Claro, pero ¿hay alguna razón en especial?

—Ninguna—repuso—pero si quieres subsanar el no haberme dado nada de vuelta, con eso bastará.

Era gracioso que se conformara con eso. Y decidí obedecerle. Era un collar muy hermoso, tenía que admitir. No pensé que él sería esa clase de chico detallista, que obsequiaba cosas significativas a otra persona. Y me pregunté si le habría resultaba fácil conseguir el collar en Amazon y de una manera rápida y efectiva. Mis padres y Bowie quedaron fascinados por el detalle de Black y yo no pude sentirme más orgullosa de él. Ese chico estaba cambiando. Ya no era aquel rubio arrogante, altanero y egocéntrico que hablaba con extrañeza, bueno, su manera de expresar era la misma, pero con menos potencia y prepotencia.

Parecía haber comenzado a apreciar a las personas. Los días posteriores fueron con normalidad. El año nuevo estaba a escasas horas y todos estábamos muy nerviosos, pues había sido la primera vez que el vecindario se unía para darle la bienvenida a otro año. La entrada y salida de Snowshill fue obstruida para poder hacer una fiesta grande en la calle, con muchísimos focos de colores alrededor. Blackburn, Jake, otros chicos del pueblo y yo, nos encargamos de adornar las casas por fuera desde la mañana. Intenté hablar con Jake, pero Black me apartaba de él de forma sutil, haciendo que mi atención se concentrase en otra parte. Blackburn solía preguntarme si continuaba usando su collar y como respuesta, se lo enseñaba, ya que me gustaba tenerlo debajo de la ropa, así como solía usar él aquel extraño amuleto antiguo que emitía luz extraña, aunque bien, tal vez lo imaginé esa noche cuando Black fue hospitalizado.

A las diez de la noche, ya teníamos nuestra mesa con las de los vecinos. Cada familia había preparado su propia cena y bebidas, pero se valía compartir. Era curioso que Blackburn hubiera venido preparado para estas fechas, porque en Noche Buena se vistió semi formal y para Año Nuevo, fue completamente formal. Incluso se peinó de manera más seria, pero sin quitarse los piercings del rostro, manteniendo su esencia. Su piel de porcelana resaltó bastante con aquel atuendo oscuro de pantalón de vestir y una camisa color vino con una chaqueta negra encima y zapatos negros. Su amuleto quedó a la vista por haber dejado algunos botones de la camisa abierta en el pecho. Y más sorprendente fue que combinaba perfectamente bien con mi ropa: un vestido vino manga larga con mallas y botines negros.

—Hay dos detalles en tu atuendo—le oí decir a Black, sonriendo de lado. Se acercó a mí y sentí sus cálidos dedos sacarme con respeto el collar de la constelación de Lyra por fuera y luego colocó una flor en mi oreja derecha, era de plástico. Era una margarita. Y a continuación, él se colocó una también, pero en el pequeño bolsillo de su camisa vino.

—¿Una margarita de plástico? —sonreí.

—Con este frío, dudo mucho que nazcan ahora—comentó y acomodó mejor mi flor en la oreja—además, el significado es lo que cuenta, ¿no crees?

—¿Qué significan las margaritas? —ladeé la cabeza, mirando su nivel de concentración en mi cabello.

Las margaritas son flores que representan la belleza y la inocencia. De hecho, el nombre “Margarita” proviene del griego clásico y significa “perla” o “hermosa perla”. Por eso, regalar un ramo de margaritas significa que admiras la belleza de la otra persona, aunque en este caso, sea de plástico y solo te pueda dar una—recitó y yo fruncí el ceño.




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