El ambiente en Wisdom lucía diferente ese día. Todos parecían despreocupados, varios grupos de chicos se encontraban en cada esquina hablando sobre algo que al parecer era muy importante. Los estudiantes corrían de un lado a otro hablando sobre algo que Chastin en realidad no prestaba atención, ajena a todo. Su mente estaba embelesada en algo más importante y que le había quitado un poco el sueño la noche anterior.
Al acercarse al cartel pegado en la pared fuera de la clase de arte, suspiró con profundidad, sintió que el corazón se le aceleraba.
“Concurso de pintura: recrea la mayor satisfacción que has sentido en los últimos meses - RESULTADOS”
Chastin había pintado unas flores rojas dentro de un florero en el centro de la mesa. Creía que había hecho un trabajo espectacular. Sin embargo, al mirar el boletín entreabrió la boca y sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda.
“Chastin Dolset - 8vo lugar”
Octavo lugar.
Leyó su nombre una vez más pero era cierto, eso era incluso mucho más pesimista de lo que había creído. No lo podía creer y menos cuando leyó el nombre del primer lugar: Dayanna, una chica que apenas había entrado a esa clase. Su pintura ni siquiera había sobresalido para su gusto, se trataba de la foto de su perrito con un juguete en forma de hueso. Eso era increíble. Cerró los ojos y se retiró apartando a los estudiantes que aún se encontraban revisando su puntuación.
Mientras caminaba a clase se replanteó la idea si en verdad era tan buena como creía al pintar. ¿Por qué siempre sus intentos de destacar en algo que le apasionaba fracasaban de una manera tan desproporcional? No lo entendía, creía que sus pinturas eran bonitas, tenían detalles, los colores se encontraban bien proporcionados y simétricos. Entonces ¿por qué? De pronto, un recuerdo llegó a su cabeza:
“Eres buena en lo que haces, pero tu arte no tiene esencia”
¿Esencia?, aún no comprendía del todo a que se referían con eso, ¿era posible que su maestra de la clase de arte también pensara lo mismo?, ¿acaso Dayanna con la pintura de su perro tenía esa fórmula a la que llamaban “esencia”? Muchas preguntas se formularon en su mente, pero algo era seguro:
No era tan buena como creía.
Al llegar a clase, se sentó en su lugar con la esperanza de que nadie la molestara, sin embargo no fue tan fácil como creyó. Mariana la miró desde un costado y le preguntó:
—¿Cómo te fue en el concurso?
Silencio.
A ese punto le daba demasiada vergüenza que sus amigos notaran que además de ser pésima en matemáticas, tampoco destacara de ningún modo en aquello que le apasionaba. Chastin le regresó la mirada, pero la evitó de inmediato, mientras acomodaba sus pertenencias en la mesa.
—¿Chastin? —Insistió.
Abrió el cuaderno en la página más reciente en donde descubrió que Oriol de nuevo había escrito más fórmulas en una de las esquinas. Mariana ladeó la cabeza al verlo pero no mencionó algo al respecto.
—No lo logré —Soltó un suspiro— No puedo ganar ni un concurso de pintura escolar, ¿no es eso lamentable?
La mirada de Mariana se suavizó y la tomó de la mano.
—No digas eso. A mi me gusta lo que hiciste.
—Pero a los jurados no. Dicen que me falta esencia, ¿qué demonios es eso?
En ese momento Oriol entró a la clase saludando a todos con su voz grave y estridente. Chastin lo encontró mirándola a ella en primer lugar y luego a los demás. Sus ojos ámbar se iluminaban como los de un cachorro luego de comer un snack, su sonrisa tan amplia y efusiva ese día en especial, no le molestó del todo verla.
Esencia, ¿cómo podría encontrarla cuando ni siquiera tenía una motivación más allá de los conocimientos técnicos al tocar el lienzo? Era algo que siempre le repetían, pero ¿como era realmente la fórmula para encontrarla? Algunos decían que iba más allá de las habilidades, otros mencionaban que era la fórmula entre el talento y los sentimientos, pero respecto a lo último, no entendía cómo plasmarlos.
—El día de hoy es el partido de Luken contra los Sluggers del Maplewood —Mencionó su amiga sacándola de sus ensimismamiento.
—Ya entiendo porque todos parecían estar tan emocionados —Se asomó por la ventana y encontró a varios grupos formados en la calle con pancartas de los Skyline Thunder, el equipo de béisbol de la escuela en donde pertenecía Luken y Gael. Fuera de la clase se encontraban varias chicas corriendo por el pasillo con otros letreros con el nombre de SKT como también eran llamados.
—Podríamos ir esta noche, eso te ayudaría a pensar en otra cosa.
—Creí que no te gustaba ir a esos partidos —Miró a su amiga con una ceja arqueada. No era precisamente muy fan de los partidos de béisbol.
Mariana entreabrió un poco los ojos y se removió en su asiento, parecía extraña.
—Es un partido importante para Luken. Hoy podrían pasar a semifinales, ¿lo recuerdas?
Chastin lo pensó por un momento y creyó que era buena idea. Después de todo, ¿por qué no? A lo mejor eso le ayudaría un poco a distraerse y dejar de pensar en todo pero a la vez en nada.