El sol parecía brillar más de lo usual esa mañana, y el olor a pino -que resultó ser el detergente del piso- se colaba en sus fosas nasales al inhalar con profundidad. Su humor parecía haber sido sacado de una estampa de calcomanías para niños porque su sonrisa casi se le tatuaba en el rostro.
O fue así hasta que escuchó la irritable voz de su amigo, quien se encontraba tirado en el regazo de Mariana mientras tecleaba en su celular. Apartó la vista del aparato y la miró con una sonrisa torcida.
—Pareces más ansiosa que emocionada de que se vaya.
La sonrisa de Chastin se transformó en una mueca de desagrado. Luken era experto en arruinar los buenos momentos.
—Tal vez si estoy ansiosa, pero no por lo que estás imaginando —Puso los ojos en blanco. Luken elevó una ceja.
—¿Ah si? ¿Y qué es lo que estoy imaginando?
Abrió la boca para decir algo más. Luken seguía insistiendo en un ficticio interés amoroso entre ella y Oriol. Y si hablábamos de intereses amorosos, ¿qué fue lo que había sucedido con Luken ese día en el partido? Lo quiso sacar a colación, pero se contuvo. Sobre todo porque Luken no había hablado nunca del tema. Se aclaró la garganta.
—Oriol no está interesado en mí. Asúmelo —Su amigo reprimió una risa detrás de una boca cerrada.
—Parece que estás muy segura de eso, Chas. ¿Ya te pusiste en la tarea de averiguarlo?
Chastin tuvo la tentación de decir algo al respecto, pero de nuevo las palabras se trabaron en su boca. Y es que de manera indirecta -por supuesto-, se había enterado de que lo último que sentía Oriol por ella, era algún tipo de interés amoroso. Sobre todo porque Oriol YA tenía un interés amoroso, que se llamaba Léa.
¿Lo mejor de todo? Es que ambos se correspondían.
Se le fue un poco el aire al pensar en esa realidad. Y es que aunque le interesaba en lo absoluto la vida privada de su vecino, era claro que había algo entre él y Léa. No se pasaba por alto la forma en como se miraban, las sonrisas igual de resplandecientes y que tenían en común, y la manera en como se alineaban ante cualquier interacción. Eran tal para cual.
Aun así, parecía que toda esa evidencia seguía sin ser suficiente para Luken, quien se estiró en el suelo incomodando a Mariana mientras soltaba un bostezo.
—Eso no le impide seguir cortejándote.
Chastin soltó un suspiro cansado.
—Nunca dejarás de aferrarte a esa idea, ¿no?
—No me aferro a ninguna idea. Es la verdad —Le guiñó un ojo— El tiempo me dará la razón.
—Seguro. Quizá en otro universo.
—Los multiversos existen, ¿eh? —Volvió su atención al teléfono y le habló con desinterés— Como sea. Es un buen chico. Yo sí le echaré de menos.
Siguió tecleando con sus amplias manos, entretenido con algo. Mariana ahí arriba parecía lejana. Chastin notó que había estado viendo el mismo árbol de mandarina desde que se sentaron en el césped, como si se tratara del evento más impresionante posible. El silencio reinó unos ¿tres segundos?, antes de que la voz grave de su amigo se escuchara.
—Oh que casualidad. Mira acaba de subir una foto —Alejó el teléfono un poco y entrecerró los ojos. Después volvió a abrirlos y se sentó de golpe— Espera ¿La chica a su lado no es Léa? —Luego sus ojos se abrieron aún más— !La foto la subió ella! ¿Qué carajos?
Léa.
Chastin recordó su cabello brillante en cuanto escuchó su nombre y no pudo evitar sentir una especie de irritación en el pecho. Al ver el teléfono de Luken -que ya se encontraba prácticamente en toda su cara-, vio a Oriol con los brazos entrecruzados, fingiendo enojo, mientras una Léa demasiado alegre le pinchaba uno de sus cachetes con un "Pocky". Era obvio que la foto había sido tomado en el aromático. Podría reconocer esos retablos de madera a kilómetros.
Se sintió molesta.
Desvió la mirada y se aclaró la garganta.
—¿La conoces?
—¿Que si la conozco? Nunca me pierdo sus videos. Actualiza todos los miércoles —Estiró el cuello y empezó a acariciarse la piel con el torso de las manos. Mariana rodó los ojos. Por lo menos había despertado de su ensimismamiento —¿Ven esto, preciosas? Ningún granito ni espinilla. El otoño pasado, mis granos ya me estaban diciendo "Papi"
Claro. Chastin había olvidado que Léa era la reencarnación de "perfección", la descendencia directa de Afrodita, con su cabello y ropa impecable. Aun así, no podía enojarse con ella, aunque su estado de ánimo le recordara a su vecino y su manera de ver la vida, tan positiva. A pesar de todo eso, Léa era agradable. No había motivos para odiarla, así que no entendía por qué le molestaba verla junto a Oriol.
Inhaló con profundidad y se mordió el labio. Trató de sonar lo más relajada y casual posible, pero la primera frase se trabó en su cuello. Carraspeó un poco.
—Ayer la conocí. Es la mejor amiga de Oriol.
Los ojos de Luken e incluso los de Mariana se dirigieron hacia ella casi a la vez. Y si creía que podía pasar por alto el hecho de que Oriol no solo era cercano a una personalidad de internet, sino que además era su AMIGO, estaba muy equivocada; porque de pronto tenía a Luken a su lado tratando de sacarle toda la información posible.
—¿Me estás diciendo que la chica con la que está saliendo Oriol es Léa? ¡No me lo creo!
"No están saliendo" Quiso aclarar, pero, en cambio, contestó:
—Sí.
Luken la tomó de los hombros y empezó a azotarla varias veces.
—¡Eso es inaudito! ¡Te lo estabas guardando!
—Ni siquiera la conocía. Y me enteré ayer.
Luken negó con la cabeza y chasqueó con la boca.
—Claro, seguramente estabas tan concentrada documentando la vida personal de tu vecino que olvidaste ese detalle ¡Tienes que contármelo todo!
Y mientras su amigo intentaba escarbar más información sobre Léa, Chastin miró de reojo la foto que aún se encontraba en el celular. La sonrisa de Léa era tan amplia que podía cubrir toda la pantalla. La voz de Luken se escuchaba como un eco, pues no podía dejar de pensar que la conexión que ambos transmitían en una simple foto era casi palpable. Como intentar atrapar una nube con los dedos. Estaba segura que la foto eran casual e imprevista, considerando la resiliencia de Oriol en aparecer en las redes de Léa.