Éra para siempre.

El comienzo

Era un sábado por la noche, mi primo con quien vivía en una residencia en la ciudad de Medellín Antioquia,- a unas cuantas horas de mi hogar; donde viví toda mi infancia y hasta ahora adolescencia, pues a un mes de mi cumpleaños que afirmaría mi mayoría de edad decidí mudarme con mi primo, puesto que el estudio me parecio mejor y sin complicaciones mis padres aceptaron que me independizara- se alistaba para salir de fiesta con sus amigos que habitaban en la misma residencia, terminé de cenar lo que había cocinado lave mis dientes y fuí a la habitación para recostarme.

--Christina, ¿quieres ir un rato con nosotros?--preguntó, mi primo entrando en nuestra habitación.

--No tengo ropa adecuada para ir a una disco, lo sabes, me encantaría, pero no tengo atuendo--respondí, desanimada, pues bailar es una de las cosas que me encanta hacer, pero no traje exactamente ropa para esos lugares, sólo atuendo normal de la universidad y la de estar en casa.

--Deja que le pregunte a las chicas de aqui que pueden prestarte para hoy, y mañana salimos de compra, ¿bien?--argumentó, esperando mi respuesta. Yo asentí agradecida.

Después de quince minutos arreglandome un poco salimos juntos a esa famosa discoteca llamada "nathus", antes de entrar mi primo, Niko, saludó a unos amigos según escuchaba la familiaridad con la que se hablaban, uno de ellos me miraba de manera curiosa y sin poder evitarlo me ponía nerviosa el saberlo observandome tan fijamente, agache la mirada y di un respingo cuando mi primo se refirió a mí.

--Ella es mi prima, mucho cuidado con ponerle el ojo por que se las ven conmigo--dijo Niko, con seriedad. Todos rieron exectuando el chico que no dejaba de observarme.

--Mucho gusto, soy Wilnon--se anticipó, el alto moreno con gorra plana, delgado y con pecas en su rostro, le respondí recibiendo su mano y con media sonrisa le dije mi nombre.

--Soy William, mucho gusto--habló a su lado, el chico que me observaba de manera acosadora, era de tez blanca, ojos claros, cabello castaño engominado hacía atrás, delgado igual que el otro, pero lo que le hacía ver más rudo a este eran sus tatuajes en el brazo izquierdo, le resaltaban junto con esa franela negra que tenía, se veía divino. Creo que me atrajo el tan sólo detallarlo en minutos, recibí su mano un poco temblorosa y a penas duras logré sonreír.

--Christina, un placer-- dije a medias, me apretó delicadamente la muñeca cosa que hizo que diera un respiro profundo. 

Toda la noche la pasamos riendo y tomando cervezas, pues yo no suelo tomar pero unos traguitos no estaban demás, el chico que ahora sabía su nombre, no dejaba de observarme y eso causaba un vuelco tan extraño en mi sistema estomacal que debía acariciarme la boca del estómago para que se tranquilizara, empezó a sonar una canción electrónica en la disco y no pude evitar sacarlo a bailar, sorprendido por mi arrebato aceptó sin dudarlo y empezámos a movernos al compás de la música estábamos algo separados y ninguno de los dos nos tocabamos, era él en su lugar y yo en el mío, en un momento la música empezó a un compás lento y sin verlo venir tomó mis caderas con ambas manos y me apegó a su cuerpo, nuestras miradas chocaron y mi boca se entre abrío por la sorpresa, mi corazón golpeteaba tan fuerte que creí escucharlo entre la música tan ruidosa del lugar. Yo me quedé paralizada sin saber que hacer, y él empezó a moverse tan sensual y lento que sentí que me derretiría ahí entre sus manos y sus pasos tan deliciosos. 

La música acabó y yo seguía como una tonta ahí parada, él me tomó por la muñeca y me jaló donde nos encontrabamos anteriormente todos, nadie se percató de lo ocurrido seguían riendo y bebiendo como cuando llegamos. William se sentó esta vez a mi lado y aún no soltaba mi mano, creí que explotaría de emociones en microsegundos sino dejaba de acariciarme la mano como si de novios se tratara, con delicadeza fuí deslizando mi mano hasta despegarla de la suya, le di un trago grande a mi bebida y solté el aire que tenía retenido desde que su cuerpo empezó a moverse de esa manera increíble junto al mío. 

--No te escaparás de mi niña--susurró, tan cerca de mi oreja que pude sentir el rose de sus labios húmedos. Mi vello se erizó tan brutalmente que pensé desmayaría ahí mismo entre sus palabras. ¿Que exactamente quiso decir con eso?.

 




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