Eres Mía

Capítulo tres

 

Oh Luna

 

Siento el espacio vacío a mi lado y sonrió, me dejo en mi cuarto, abro mis ojos lentamente y me quedo confundida al ver el cuarto de Abdel y no el cálido cuarto que yo elegí. Aspiro su aroma y abrazo las mantas sintiéndome segura, el lugar apenas tibio a mi lado me hace sentir mal al no tenerlo a él aquí a mi lado. 

De alguna forma tengo que aceptar que ya no es mi amigo, ahora es mi pareja y gran amigo de vida. Él sabe mis debilidades y de alguna forma me sentiría mal si me dañara usando todo lo que sabe de mi en mi contra. 

Pero debo dejar todo eso, no puedo pensar en que es una broma o mentira.

Siempre me han dicho que al ser coneja soy demasiado infiel, pero Ivanna dijo que era mentira no todos los consejos lo son, ella lleva demasiado tiempo con su Alpha algo que me demostró que los demás solo hablan por hablar sin saber nada. 

A veces los lobos no piensan correctamente, son demasiado orgullosos y glamurosos para alguien como yo, solo ven lo que quieren y creen lo que quieren creer pero nunca logra ser con certeza la verdad. 

— Hola manzanita. — lo miró, sonrió abrazándolo queriendo seguir con este alegre momento hasta que vuelva a hablar. — Vamos a salir hoy. 

Me separo de él negando, nadie puede saber de nosotros eso solo haría que fuera una burla, todos se burlaran de mi como siempre.

— No. 

— Quiero que todos miren la gran conejita que tengo, — niego.— vamos quiero restregarle a todos a mi hermosa conejita. 

Se trata de acercar pero me alejo.

— No se burlaran.

— No lo harán si lo hacen tendrán una muerte dolorosa pero satisfactoria para mi. — niego, beso sus labios sorprendiendolo. 

— Eres muy sádico para mi gusto. 

— Y tu muy dulce para el mío. — rió, me carga en sus brazos y paso mis piernas por cada lado de su cintura. 

— No crees que será raro que ahora seamos pareja cuando éramos amigos. 

— No pienses eso, hay muchas personas que se vuelven novios después de haber sido amigos por largos años.— asiento levemente. — Nosotros estamos unidos y eso es normal. 

— Bueno pero no crees que el tratarme como niña pequeña no es normal. — ríe. 

— Lo dice la que usa pijamas con dibujos de unicornio. 

Lo miro mal y golpeó su hombro,— Oye, me gustan los unicornios. 

— Esta bien, tu me dejas cuidarte como mi Alpha me lo pide y tu sigue usando tus tiernas pijamas. 

Me sienta en una de las sillas del pequeño comedor en la cocina, abro un poco mi boca al ver toda la comida y le sonrió tiernamente, se inclina mirando y lo miro nerviosa.

— Prepare todo esto para ti. — pone un mechón detrás de mi oreja. 

Comienzo a comer con la mirada atenta de Abdel, recibo caricias en mi cabello y mejillas como si fuera un sueño para él del cual quisiera disfrutar. Miro mi pijama cuando termino de comer, y frunzo mi ceño en verdad me visto como una pequeña niña, lo miro cuando regresa y juego con mis manos. 

Pero es la única ropa que no me queda grande

Yo no quiero que me vea como una niña, quiero que me vea como algo más, debo de ir a comprar ropa para verme más como una adolescente o mujer para él pero para eso no puedo ir sola. Si le digo a Abdel no me dejaría y me daría vergüenza el que vaya conmigo, no podría enseñarle la ropa la desaprobaría o puede que alguna loba lo convenza y se la lleve a la cama aunque nunca ví que hiciera eso pero no se que podría pasar. 

— ¿Qué me quieres decir?. 

Me deshago de mis pensamientos

— Como sabes que te quiero decir algo. — me mira alzando una ceja, sonríe con arrogancia negando. 

— Siempre haces ese gesto con tu nariz cuando te estás callando. — mira su celular, corre su vista hacia mí haciéndome sentir nerviosa. 

No sabía que yo hacía eso.

Roza sus manos con mis mejillas haciéndome sentir más nerviosa y…

¡Chispas de chocolate!, mi colita. 

— Puedo ir con Ivanna a comprar algo, sabes la universidad empezará y quiero estar lista. 

Miento y lo sabe, la universidad comienza en meses y aunque si me preparo para el regreso a clases, siempre miento y mi nariz se mueve al igual cuando trato de no decir lo que pienso.

Se sienta en una de las sillas al lado mío y me estira la nariz por mentirosa.

— Giovanna faltan meses para eso. Pero esta bien te dejaré ir solo por que mi tía se defiende sola y puede cuidarte aún así mandaré a vigilarte para que te cuiden. — se para de la silla inclinándose hacia mí, besa mi frente y soba mi mejilla con suavidad. — Tengo algo que hacer, si sucede algo llamame y no dejes que nadie te intimide, si lo hacen mandame un mensaje y no trates de ser buenos con ellos. 




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