Eres Mía

Capítulo cinco

 

Eres mi Alpha. 

 

Miro los ojos verdes de Abdel quedando hipnotizada, él me mira y me sonríe haciéndome sentir algo más relajada en el rudo ambiente que está a mi alrededor. No fue buena idea venir a un cine todos nos miran y eso solo me incomoda trato de evitar escuchar lo que dicen pero no puedo. 

— Tranquilizate la película ya acabará. — transpiro nerviosa al escuchar unas risas, no puedo

Esto aún no puedo hacerlo. 

Abdel me mira a los ojos pero niego saliendo por la puerta de emergencia, todos nos juzgarán si nos siguen viendo. 

Mis manos tiemblan por todo el miedo que me entra al escuchar cada cosa que nos dicen, no puedo estar junto a Abdel o al menos no en público.

— ¿Qué sucede?. — me detengo y doy vueltas recuperando el aire. — Estas bien. — me sostiene en sus brazos y niego. 

— Se estaban riendo de nosotros, sabía que era mala idea esto no debí aceptar. — me mira con seriedad. 

— Que no debiste aceptar ¿el salir al cine? o ¿el aceptar ser mi pareja?. — se cruza de brazos. 

Cierro mis ojos, me mira resentido con sus ojos cristalizados y niego tratando de acercarme a él.

— No, no. Abdel no digo eso. 

— Es lo que piensas Giovanna, deja de darle importancia a los demás quieres que mate a cada una de las personas en esa sala para que estés feliz y tengas la suficiente confianza como para que te deje de preocupar lo que los demás piensen cuando nos ven. — agarra mi cuello y me besa.— ¿Los mató?. 

— Abdel. — acaricia mi espalda bajando la mano a mi espalda baja lo detengo volviendo a dejar su mano en donde estaba. — Bien jugado vaquero. 

— Vamos, seré un vaquero sexy. — me guiña el ojo, agarro sus manos deshaciendo el agarre en mi cintura. 

— No lo dudo... 

Me vuelve a pegar a él.

— Es bueno que no lo dudes.— me roba un beso, alzo mis manos sorprendida recibiendo su apasionado beso aún sin acostumbrarme a eso de darle besos, por no ser buena en eso. — Qué tal si tu eres mi conejita sexy por esta noche y yo seré tu vaquero sexy. — me sonrojo, niego caminando con rapidez tratando de que no diga más cosas así mientras la gente pueda escucharnos. 

Giro mirando que está atrás mío,— Podríamos ir a casa. — asiente levemente. 

— No tienes frío. — asiento, se quita la sudadera y sonrió al ver su pecho desnudo me pone su sudadera y sonríe mirándome, — Deja de babear por mi conejita dulce. 

— Yo no hacia eso. — murmuró apenada porque me descubriera, comienzo a caminar y ruedo los ojos al ver a unas lobas mirar con una gran sonrisa a Abdel. 

Me giro nuevamente sobre mi eje y frunzo mi ceño al ver la gran sonrisa arrogante de Abdel, me acercó a él enojada y lo tapó abalanzándome a sus brazos. 

— No te gusta que miren a tu Alpha. — me cuelgo de su cuello, agarra mi cintura alzandome y enrollo mis piernas en su cintura, escondo mi cabeza en su cuello oliendo su rico aroma y sonrió. 

Comienza a caminar y miró hacia las chicas que miraban a mi Alpha para sacarles mi lengua. Sonrió por ver sus rostros fruncidos, escucho la risa de Abdel y alzó mi cabeza mirándolo frente a frente. 

— Me gusta esa etapa nueva de celos tuya. — golpeo su hombro. — Te ves tierna con tus mejillas rojas y... 

— No digas nada de mi colita. — ríe, me da un beso rápido antes de dejarme en el asiento de su Jeep. 

— Me encanta tu colita... — cierra la puerta dejándome sola con mi enojo. — esponjosa, es tan rara la suavidad de tu esponjosa colita. — entra por la puerta del piloto y lo miró con los ojos entrecerrados. 

— No estoy jugando. — me voltea a ver, pellizca mi nariz y frunzo mi ceño. 

— Me encanta verte enojada eres muy tierna con tus pucheros y rabietas. — tapo mis oídos evitando que el ruido del arranque sea más fuerte. 

— Yo no hago rabietas. 

— Ah ¿no? . — alza una ceja, bufo recargándome en el asiento es imposible ganarle. 

— Ya no quiero hablar. — miro hacia enfrente. 

— Te gane. — chillo más enojada, me deshago de su sudadera y la aviento hacia él. 

Me cruzo de brazos aún enojada.

— Ya no quiero nada tuyo. — giro mi rostro, sigue conduciendo y siento su sonrisa quemarme, — Deja de sonreír. 

Veo el camino lentamente viendo como la noche comienza a oscurecer todo, miro unas luciérnagas salir  y me pongo recta en el asiento. 

— Para el auto. 

Salgo del auto corriendo hacia las luciérnagas, me siento en el césped y los recuerdos de mis padres inundan mi mente, los necesito. 

No me siento cómoda sin ellos, aún necesite estar más tiempo con ellos.

Necesito sus sabios consejos, sus miradas serias cuando hacía algo mal, su apoyo incondicional, necesito todo de ellos. No puedo vivir en un mundo que me desprecia por ser una especie rara. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.