Eres Mía

Capítulo siete

 

hoy eres mía melocotón.

Miró con una sonrisa en mis labios como Jazmín lee sentada en el pasto, feliz por el libro que le he regalado, le hemos regalado corrijo. Tuve que buscar detenidamente un libro con curiosidades de conejos algo que no sabía que existía pero es bueno saberlo. Cuánto hubiera querido haber encontrado eso antes. 

— Te gusta. — asiente levemente con una gran sonrisa. 

La miró con atención sin dejarla de ver hasta que alguien toca mi hombro, giró mi rostro y miró a Javadd. 

— Dime que le gusta. — susurra. 

— Le gusta cualquier cosa que tenga que ver con conejos porque quiere ser una. — frunce su ceño, niego levemente por lo parecido de su hermano en eso lo veo asentir e irse corriendo. 

—Jazmín, — le llamó. — debemos de ir a cambiarnos para tu fiesta. — se levanta corriendo y se pone a mi lado agarro su pequeña mano, y caminamos juntas. 

— Me quiero vestir como tu. 

— ¿En serio?. — asiente con una gran sonrisa, subimos las escaleras y ahora comprendo porque Abdel tiene su habitación abajo ya que es más fácil salirse por la ventana. 

Creo que no estoy lista para una casa tan grande que esté vacía sin personas que la ocupen. 

— Crees que Javadd me regalará algo. — murmura sonrojándose. 

— ¿Qué piensas de él?. 

— En la escuela dicen que es muy lindo. — alzo mi ceja. 

— ¿Está en tu escuela?. — asiente. 

— Llegó en la última semana antes de vacaciones, Lindsay me lo dijo ya que solo fui el último día. 

— Y... ¿no lo viste?. 

— No, creo que él no fue pero me dijo la maestra que al regresar él se sentaría a mi lado. — se encoge de hombros. 

— Y tú ¿qué piensas de él?. 

— Se parece Abdel, es muy malo en la escuela y dejó materias por eso está en el mismo salón que yo. 

— Abdel solo dejó pasar un año... 

— Por ti eso le dijo a mami para que lo dejara sin ir a la escuela por un año. — me sonrojo, eso no lo sabía

— Pero es muy bobo Javadd piensa mucho con el cerebro cuando se trata de convivir causó tres peleas en esa semana. Esta loquito. — reímos, la subo a su cama y miro el peinado que le hizo Luna desde la mañana. 

— Tu crees que se controle con tus amigos. 

— Ya le he dicho que si causa una pelea lo sacaré de mi fiesta, no me gustan las peleas. — asiento concordando con ella, las peleas solo crean más y más peleas. 

— Muy bien. — le pongo su vestido, comienza a dar vueltas emocionada cuando lo termino de poner. 

— Papi es muy bueno comprando ropa. — rió negando. 

— Ese vestido lo compró tu hermano. — cubre su boca asombrada. 

— Debo de darle las gracias a mi hermano, ¿dónde está él?. 

— Llegará cuando comience la fiesta. — asiente, alguien toca la puerta y mi vista cae en un muy elegante Javadd. 

— Bueno, qué tal si van abajo a ver una película antes de que empiece la fiesta. — los dos asienten, salen corriendo y suelto un suspiro por no poder soportar la mirada de ese niño que solo me da miedo. 

Salgo de la habitación de Jazmín y bajó las escaleras para ir a la habitación de Abdel, para darme un baño y cambiarme mientras comienza la fiesta. 

 

Me siento en una de las sillas debajo de la sombrilla viendo a niños correr y disfrutar de la piscina, nunca imagine que una fiesta fuera tan grande o que hubiera muchos niños en un salón. 

Escucho como alguien se sienta a mi lado, volteo viendo a Javadd con su rostro fruncido, cruzado de brazos. 

— Pensé que estabas con Jazmín. 

— Me aburrí de estar de un lado a otro, todos hablan y hablan y me aburren. — bufa. 

— Eres demasiado fácil para estresar. — niego lentamente. — Eres un puberto demasiado difícil. 

— No me gusta que los demás miren a Jazmín, es mía. 

— Le gruñiste a los niños y te regaño. — asiente. 

— Abdel no habló contigo. — asiente. — Y ¿qué te dijo?. 

— Solo dijo algo sobre cuidar a Jazmín de cualquiera que se le acercara y dejarla ser libre. — me cruzo de brazos. 

— ¿Qué harías si ella es coneja?. 

— La protegería. 

— Que más. 

— ¿Uh?. — frunce su ceño. 

— Nosotras sufrimos de bullying por lobos como ustedes, la van a herir si ella es una coneja y ella necesitará a alguien que la cuide para que no sufra sola. 

— Ya dije que la protegeré. — gruñe y se va, niego lentamente es demasiado impulsivo. 




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