Eres Mía

Capítulo quince

 

¿Dónde está?

Sonrió saliendo por fin del trabajo, miró a Támara sintiendo el rico aroma a galletas de mi bolita de nieve, observó una pecera llena de galletas y me acercó. 

— Buenas noches Alpha. 

Le presto atención a ella y agarró una galleta con un dolor en el pecho, el sabor es al de las galletas de Giovanna pero ¿como?. 

Frunzo mi ceño.

— Oh, Luna vino en la tarde y se fue cuando lo vió con la hija de nuestro socio nuevo el Alpha Green. — la miró lentamente esperando que sea broma. 

— ¿Por qué no me dijiste nada?. 

— Ella dijo que se tenía que ir, y me dio las galletas que trajo y también unos ricos bizcochos. — gruño, tanto tiempo ha pasado desde eso ahora puede tener diez cosas en su mente. Un gran día para olvidar mi teléfono en casa. 

¿Abra dejado la casa?, ¿y, si ve todas las cosas de mi celular?, tengo demasiados mensajes de chicas pero dejó en visto o ni contestó a veces bloqueo pero las fotos que envían pasan a mi galería sin que yo quiera. Por eso siempre le tomo fotos a Giovanna para quitar las fotos que me envían esas chicas, me gusta reemplazarlas con tiernas fotos de mi calabaza. 

Había arreglado lo de ayer ocultando que alguien había entrado a la casa, no quiero que se altere con cada cosa o que se sienta insegura pero esto solo es peor. 

— Llama a Aiden. — asiente, me pasa el teléfono cuando lo hace y frunzo mi ceño por el ruido que se escucha de fondo. 

— ¿Dónde está?. 

— Me obligó Alpha.. — aprieto mis manos. — ella me obligó a traerla a un antro y no la veo por ningún lugar. Oh, espere esta arriba de la barra la voy a sacar y llevar a casa. — cuelga. 

— Que te mande dirección, vas a ir conmigo. 

Ella solo asiente con miedo, suspiró pesadamente sin poder creer lo que está sucediendo, no se como lidiar con una Giovanna borracha. 

— Señor están en el club de su familia. 

Asiento sin prestarle mucha atención por tenerla solo en mi conejita, yo no quería ir a la universidad pero ella no dejaba de insistir y esto es lo que temía. Sabía que muchas estarían detrás por el dinero y el poder que es ser una Luna, no quería eso odio eso, pero tengo que hacerlo por mi Luna.

Me recargué en la puerta del carro furioso, no me tenía contento lo que estaba ocurriendo y mañana solo sería peor. Sus inseguridades crean miles de escenarios en los cuales ella es la que no tiene nada y todos terminan burlándose de ella.

— Me enviadas todos los documentos por e-mail, estaré ocupado. 

Alzó mi rostro dejándola de ver al sentí el aroma de mi coneja combinado con piña. 

— Alpha yo no quise pero ella me obligó, era llevarla o se iría caminando sola. 

No le preste atención y solo la agarre en mis brazos recibí una cachetada por ella y suspiró dejando pasar todo como siempre. 

— Infiel... 

Todos la miraban preocupados por lo que hizo y solo gruñí para que no vieran a mi Luna. Comenzarán a decir que es una cualquiera a golpear a un Alpha pero ella tiene todo el derecho de hacerlo.

— Llevala a su casa y descansa por hoy Tamara. 

Rodeé el auto sin dejar que me respondiera y dejé a mi inconsciente conejita recostada en la parte trasera, entre al auto y solo conduje sin decir nada enojado por lo que sucedía. 

Escucho su risa y me detengo bruscamente haciendo que se golpeara la cabeza levemente, solloza y salgo del auto para levantarla. Me mira y noto el brillo triste en su mirada, gatea hacia mi y se cuelga de mi cuello, suspiro escuchando sus ronroneos. 

— Estoy enojada con Abdel. Me ayudas a hacerlo enojar... — gruño abrazándola a mi mientras dice cosas que no piensa con claridad. Cierro la puerta trasera y me acomodo en el asiento del piloto dejando que duerma sentada en mi regazo. 

Comienzo a conducir nuevamente y suspiro sintiendo sus manos jugar con mi cabello, siento mi corazón latir con fuerza cuando sus manos acarician mi rostro.

— Piñas ricas, piñas, piñas…  — niego por el ligero comportamiento infantil que tiene al estar borracha. 

Olfateo mejor su aroma cuando llegamos a casa oliendo el sabor de piña colada, una bebida con poco alcohol pero que para mi conejita era mucho. 

— Estás en problemas, Giovanna. 

— Ooh, problemas. — murmura sin saber lo que dice, agarra mi camisa y desabotona cada botón hasta que no hay ninguno. 

— ¿Qué intentas hacer?. 

Hace un puchero. 

— Esas mujeres quieren hacerle cosas a mi Alpha y yo quiero aprender a hacerlas. Enseñame. — miró su movimiento de cabeza mientras junta sus manos suplicandome. 

— No, ellas no le harán eso a tu Alpha. 

— Si lo harán, soy una coneja que no puede soportar todo lo que mi Alpha hace... soy débil y mi cuerpo no está preparado para mi Alpha. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.