Eres Mía

Capítulo diecinueve

 

Se escuchan tres latidos.

Suspiro apretando la mano de Abdel nerviosa y enojada por estar en este lugar, aunque ninguna mirada está sobre nosotros me incomoda estar aquí. Los chequeos los habíamos dejado a último y han pasado más de dos meses desde mi último celo, Abdel ha estado diciendo que son dos pero yo desconfío y quiero estar segura pero me da miedo el hospital y los doctores.

         — No era necesario esto. — murmuró escondiendome entre su brazo apenada de estar en el hospital. 

         — Debemos de saber la condición de mi calabaza. — alzo mi vista y lo miro negando, su mirada se vuelve seria y mira a todo el mundo. — ¡¿Qué?!. 

         Vuelvo a esconder mi rostro sonrojada por lo ocurrido, no creo que me miren bien si los veo a todos aún sigue habiendo personas que me miran mal al saber que yo soy la Luna de las manadas. 

         Y mi actitud de hace unos días solo empeoró todo por haber atacado a esa chica que era hija de alguien de gran poder entre las manadas, pero Abdel es mío y no me importa lo otro. 

         Nadie puede tener a mi Alpha, solo yo. 

         Se incorpora cuando una enfermera se acerca y agarró el dobles de mi vestido nerviosa sin mirar a nadie. Sintiéndome pequeña en las miradas de todos sobre mi.

         Podría haberme escondido pero me atrapo en sus brazos rápidamente, estoy enojada con él por haberme traído pero creo que es necesario estar seguros y no ilusionarnos. Agarra mi mano con fuerza mientras me aferro a la silla para no estar encerrada con esos horribles doctores, Abdel me carga enojado por mi comportamiento y lo miró con los ojos entrecerrados.

         — Deja de hacer esto no es tan difícil.

         — Le tengo miedo a los doctores tu bien los sabes. — susurro lentamente cruzandome de brazos, me deja sentada en la camilla y bajo mi mirada enojada. Agarra mi rostro en sus manos y miró hacia otro lado.

         Bufa enojado y me besa rápidamente tratando de que le haga caso, suspiro alejándome de sus labios negando, la enfermera entra mirando solo al suelo nerviosa por hacer algo mal enfrente de Abdel, el doctor entra y agarró la camisa de Abdel rápidamente asustada.

         — Buenos días Alpha y Luna, es un honor atenderlos en mi turno. — dice el horrible doctor y escondo mi rostro detrás del brazo de Abdel.

         — Rápido por favor. — Abdel se aleja un poco y se sienta en una silla dejándome sola, asustada cuando se pone enfrente mío el doctor.

         Me hace diferentes preguntas las cuales no respondo por miedo, y Abdel lo hace por mi cansado por lo largo que esto se está haciendo.

         Pasó las manos por mi vientre ya hinchado asustada cuando se acerca el doctor nuevamente a mi después de haber salido con las pruebas de sangre y orina, no había mirado a Abdel en todo el tiempo que estuvimos solos, él a estado en su celular checando cosas de la empresa y yo solo he jugado con mis manos.

         Me recuestan en la camilla y miro directamente la pantalla negra sintiendo lo frío del gel que ponen en mi vientre, suspiro miedosa cuando el doctor enciende la pantalla siento lo frío de la sonda y agarro la mano de Abdel nerviosa. Acaricia mi rostro tranquilizandome mientras mira la pantalla igual que yo.

         Miro atenta la pantalla mirando a dos pequeños bebes con sus pequeños brazos, sonrió levemente sonrojandome por ver eso, miro como el doctor mueve algunos botones y pequeños golpeteos en toda la habitación.

         — Se escuchan tres latidos. — sonrie Abdel risueño, miró mejor la pantalla encontrando algo un poco más pequeño algo escondido.

         — ¿Por qué no se nota tanto el tercero?. — el doctor sonríe y eso demuestra mi miedo.

         — Es normal, pueden nacer más pequeños que un bebe normal al compartir utero pero esta bien. — sigue pasando la sonda por el vientre.

         — ¿Pero está bien?. — asiente mirando la pantalla.

         — Sus latidos están bien pero aún así tienes que guardar reposo, estas comenzando el tercer mes por lo notado. — asiento, trata de limpiar mi vientre pero Abdel gruñe y le quita la servilleta, la pasa por mi vientre con delicadeza quitando el gel. Niego levemente sintiéndome menos asustada por saber que mis pequeños están bien, pero preocupada por no tener buenos cuidados.

         Suspiro cansada como hace algunas semanas atrás, me recuesto en la cama siendo abrazada por Abdel que me a estado cuidando y no ha ido a trabajar por saber ahora que son tres y es algo que él no descifro con sus instintos de Alpha. Soba mi espalda y lo miró lentamente a los ojos.

         Sus ojos verdosos me miran dejándome ver cada una de sus emociones claras que no noto mucho en él, me mira con intensidad antes de pasar su vista a mi vientre observandolo detenidamente.

         — Te ves demasiado tierna conejita enojona. — mis mejillas arden solo de escucharlos y bajo mi vista nerviosa. — No quiero que mi calabaza esté enojada conmigo. — lo abrazo recargando mi cabeza en su brazos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.