Eres mía, nunca lo olvides

Capítulo 5

RONAN

Un segundo después, todo a mi alrededor dejó de girar y finalmente llegamos hacia dónde James nos teletransportó. Un poder que desconocía por completo y del que no estaba preparada, porque si bien habíamos llegado, aún me sentía muy mareada.

—Jamás me voy a acostumbrar. —murmura Ámbar, afectada.

Cuando abro mis ojos y me doy cuenta que estábamos en un lugar del que jamás había estado, abruptamente me separo de Bianca y James, y los miro con molestia.

—¿Qué están haciendo? —pregunto con una voz que destila desprecio— Quiero volver a nuestra antigua casa.

—No, es muy peligroso. —negó Bianca— No podemos volver, Calista.

—No es peligroso. —digo, sacudiendo mi cabeza— Aquel hombre… —murmuro, con mi mirada perdida— No era peligroso. Lo sé.

Bajo mi barbilla, dejando escapar un aliento.

Su mirada era lo que más recordaba.

La desesperación y el dolor al comprender lo que mis padres estaban haciendo fue lo que más destacaba en él.

—Calista, ¿pudiste ver al hombre? —pregunta James con cautela.

—Sí, pero por muy poco. —respondo, levantando mi cabeza en su dirección— No pude verlo bien, pero puedo asegurar que él también me miró. —digo, asintiendo.

James suspiró, dando un paso hacia atrás y poniendo ambas manos encima de su cabeza.

—Ambos se vieron, Bianca. —murmura, mirando a su mujer— Ya no hay nada que podamos hacer. No tenemos otra opción. Tenemos que volver.

—No, nunca volveremos. —sacudió la cabeza, segura— Jamás voy a permitir que toquen a mi hija, James.

—Quieras o no, está escrito, Bianca. —suspira— Si ya se vieron, ¿qué te asegura que no la buscará?

Frunzo mi ceño, sin comprender lo que estaban diciendo.

—¿De qué están hablando? ¿Por qué no me dejan volver? —exijo— ¿Qué no me están diciendo?

Bianca deja escapar un suspiro.

—Vayan a acomodar sus cosas en sus nuevas habitaciones. —pidió, mirando a Noah y a Ámbar, para después, dirigir su mirada en mi dirección— Ven conmigo, Calista, tenemos que hablar.

Por primera vez desde que habíamos llegado, me percato de lo que hay a mi alrededor.

James nos había teletransportado a una gran cabaña, rodeado de árboles y de naturaleza. Lo único que se escuchaba era el cantar de los pájaros y el sonido del viento impactar con las hojas de los centenares de árboles que nos rodeaba.

—Tengan mucho cuidado, ¿okey? —pregunta James, agarrando un par de maletas.

Con un asentimiento de su esposa, se gira y con ayuda de sus hijos, comienzan a entrar las maletas. En cuando a Bianca, veo como se gira en dirección contraria y camina en dirección al bosque, queriéndose adentrar a él.

Sabiendo que ella era quién hablaría conmigo, no dudo en seguirla.

Cada vez que caminaba podía notar la inmensidad del bosque que nos rodeaba. Asimismo, supe que no había más cabañas vecinas, por lo que deducía que para encontrar a más personas debíamos usar mi don o que ellos usen su magia, porque de lo contrario, dudo que podamos llegar a tiempo a ningún lugar.

—Primero quiero preguntar, ¿comprendes lo que significa su aroma? —pregunta, sin detener su andar y sin girarse en mi dirección.

Le miro la nuca. —No, ¿qué significa?

Suspira.

—¿Qué tanto sabes de las almas gemelas?

La comprensión y la sorpresa me golpearon, causando que mi andar se detuviera de forma abrupta.

—¿Era mi compañero? —pregunto en un murmuro, con el corazón detenido mientras espero su respuesta.

Bianca deja de caminar y se gira.

—No puede serlo, Calista.

—Era mi compañero. —digo, perpleja— Pero, ¿cómo? ¿Por qué no lo supe? Sé muchas cosas acerca de las almas gemelas, pero no pude diferenciar su aroma, ¿por qué?

—No importa, yo…

—¡Claro que importa! —grito, con mi respiración acelerada— ¿Por qué me alejaron de él?

—Es un Alfa.

Frunzo mi ceño y sacudo mi cabeza.

«¿Su respuesta debería causar algo en mí?»

—¿Y?

—Su familia y su manada es muy poderosa, Calista. —anuncia— Su familia fue quién inició la guerra hace ocho años.

Levanto mi mano y acaricio un poco mi cabeza.

—¿Qué guerra? —pregunto, confundida— ¿Qué me intentas decir, Bianca?

Su mirada cambió por un segundo, como si recordara que había cierta información que yo no sabía.

—La guerra en dónde tu familia fue asesinada. —respondió— Su familia y él son personas muy despiadadas, Calista y el hecho de que sea tu compañero no significa que no quiera hacerte daño cuando sepa quién eres. Los hombres lobo aborrecen a los vampiros y por esa razón comenzaron la guerra. Por su culpa, cada vampiro fue exterminado. Tú estás viva gracias a tu familia y a nosotros. —cuenta y se acerca a mí para sujetar mis manos— Si no te hubieran traído con nosotros, te habrían asesinado, cariño. No les importó si eran mujeres, ancianos o niños. Asesinaron a cada uno de ellos y sé muy bien que seguirán haciéndolo si encuentran a alguno, ¿me entiendes, Calista? —pregunta y después se queda unos segundos en silencio para que pueda asimilar todo lo que me dijo, pero sinceramente, no podía, era demasiado— Aunque la guerra haya terminado, no dudará en asesinar a cualquier vampiro que se interponga en su camino. ¿Realmente piensas que no haría lo mismo contigo?




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