Eres mía, nunca lo olvides

Capítulo 12

ADIÓS, CALISTA

Termino de bajar las escaleras pero cuando miro hacia la sala, Bianca no estaba. Sin embargo, cuando estuve a punto de buscarla, su aroma me golpeó y supe de inmediato que se encontraba fuera con James y con mis hermanos.

Luego de que Bianca nos interrumpiera, estuvimos unos minutos más besándonos, pero sabía que no podía demorar más, aunque me hubiera gustado estar con él por el resto del día. Pero luego recordé la desesperación con la que Bianca me decía para hablar conmigo y ya no pudimos seguir. De igual forma, Ronan también tenía algunas cosas para hacer junto con Zaid, por lo que no le molestó demasiado esta interrupción.

Camino hacia la puerta principal y la abro, notando de inmediato el cálido aire que había, el cual pertenecía no solo al ambiente, sino a la calidez que emanaba cada persona que estaba aquí. Varios hombres entrenaban como el día anterior, pero con la diferencia de que ahora el lugar estaba más repleto de personas, contando también a los niños que correteaban y gritaban con suma diversión.

A lo lejos puedo diferenciar a mi familia, por lo que no dudo de caminar en esa dirección. Se encontraban alejados de cualquier persona, como si no quisieran hablar con nadie y los demás tampoco era que le daban mucha importancia. En cambio, en el momento que comencé a caminar, varias miradas recayeron en mí, sintiéndose curiosos por saber quién era, pero de igual manera, ninguno se atrevió a acercarse para preguntarme al respecto.

—¡Cali! —grita Ámbar, caminando hacia mí— ¿Por qué demoraste tanto? —me pregunta en un murmuro, mirándome de forma pícara.

Le sonrío, pero no respondo a su pregunta.

—¿Por qué están todos aquí? —pregunto, cambiando de tema— Creí que solo mamá quería hablar conmigo.

Su sonrisa se debilita. —Quería que estuviéramos todos juntos. Es un tema un poco delicado. —suspira, enredando su brazo con el mío.

Ambas nos detenemos cuando llegamos con los demás.

—¿Qué pasa? —pregunto, mirando a Bianca, pero ella no me devolvió la mirada, sino que mantenía sus ojos fijos en algo que había detrás de mí.

Confundida, me giro y me doy cuenta que estaba mirando a Ronan, quién también estaba mirando en nuestra dirección, o mejor dicho, a mi madre. Su mirada era de pura advertencia, pero desvió rápidamente su atención hacia Zaid cuando se acercó a él y le habló.

—Okey, me están preocupando. —admito, volviendo a girar— ¿Qué está sucediendo y qué era de lo que querían hablar conmigo?

—Recibimos una nueva información. —menciona James, despacio— Algo que probablemente cambie todo.

—Bien, y dime, ¿qué es?

—Tenemos una dirección.

Frunzo el ceño, confundida. —¿De qué?

Bianca mira por encima de mi hombro una vez más, y después, me vuelve a mirar con atención, pero sabía que sus siguientes palabras las diría en mi cabeza.

Ya no tenemos que buscar a más vampiros, porque ahora tenemos una dirección que nos llevará directamente a ellos, Calista. —menciona y la sorpresa no dudó en aparecer en mi rostro— Están escondidos, viviendo en las sombras. Pero son varios de ellos, cariño. Los hemos encontrado. No estás sola.

La sorpresa fue cambiada por una gran emoción y me fue inevitable no esbozar una sonrisa.

—¿Es en serio?

—Sí, pero no es seguro hablar del tema estando aquí. —agrega, volviendo a mirar más allá de mí.

Giro otra vez y noto que en dónde supuestamente tendrían que estar entrenando aquellos hombres que había visto, ahora estaban descansando, pero había varios que estaban mirando en nuestra dirección, sospechando de lo que sea que estábamos hablando.

—¿Y qué proponen? —pregunto, interesada en saber más acerca de lo que me estaban contando.

—Salir de aquí. —respondió Ámbar— Ir a dónde están.

La miro de inmediato.

—No, ¿qué? —sacudo la cabeza— No puedo irme ahora.

—Es por un bien mayor, hija. —menciona una vez más Bianca— Es un tema que como bien dijo tu padre, podría cambiar todo y el quedarte aquí no hará más que afectar tu esencia, lo que realmente eres. —terminó en mi mente— Pero no te estamos obligando a que vengas con nosotros, Calista. —agrega, suspirando— Tú tendrás que elegir si venir con nosotros o quedarte aquí, con Ronan.

La miro, perpleja. —¿Qué? ¿En serio me harás elegir?

—Calista… —me habla James, apoderándose de mi atención— Sabemos muy bien que Ronan es tu alma gemela y que no podrías estar separada por él por mucho tiempo, pero asimismo, te estamos ofreciendo la opción de que vengas con nosotros porque sabemos que es algo muy importante para ti y para tu vida. —menciona, para después guardar silencio y continuar en mi mente— Tienes que comprender la importancia que conlleva ser tú. No solamente eres importante para el mundo vampírico, sino que lo eres para todo el mundo sobrenatural, hija. —afirmó.

Tomo una profunda respiración.

—Aún no comprendo muy bien a lo que te estás refiriendo, pero como dije, no me puedo ir, no sin Ronan. —suspiro y los miro— Además, si saben que ninguno de los dos podríamos vivir sin el otro, ¿por qué se empeñan en querer hacerme cambiar de opinión?




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