|C A P Í T U L O: D I E C I N U E V E IV|
Continuación...
Hoy durante todo el dia no se dejaba de hablar de lo que le hiciste al profe de matemáticas, Dad 3:10 p.m. ✓✓
Ni me lo recuerdes... 3:11 p.m. ✓✓
Jajaja, por? 3:11 p.m. ✓✓
|"FLASHBACK"|
¿Qué por qué no que me recordaran el arrebato del que "protagonista"? Pues porque después de ir a parar a la conocida unidad de "Orientación" por primera vez en la historia de lo que llevaba en el colegio, fui atendido por una de las dos mujeres que tenían a su cargo ese departamento, que era la misma con la que mi mama un día se puso a discutir en una ocasión en la que estábamos haciendo fila desde casi 1 hora y media en un cajero del banco para retirar dinero; y ella llegó de ultimo y como había una amiga suya delante de nosotros quiso hacerse un puesto, cosa que mi madre no pasó por alto haciéndole saber su desaprobación de inmediato. La mujer cuando vio que estaba despertando el rechazo de todos los presentes, quiso pelear enojada por el momento vergonzoso que terminó pasando, lo cual no pudo llevarse a cabo gracias a la intervención del guardia de seguridad a cargo de velar en aquel sitio. Hasta fue echada del sitio por haber alterado el orden, disciplina y armonía que imperaban antes de su aparición. Su amiga apenada por aquello se disculpó por ella dando a entender con sus palabras que su carácter era así tan reacio y agrio y más cuando no obtenía lo que buscaba. No sé cómo supo exactamente que yo era hijo de esa mujer que no permitió que se colara. ¡Más mala suerte no podía tener!
Después de estar un buen rato esperando a que el hombre le dieran las santas ganas de llegar (hasta pensé que se le había olvidado), apareció por la puerta con una expresión de pocos amigos en toda su extensión. Se aseguró de percatarse de que yo me encontrara ahí y tras dar por sentado aquel detalle, se dirigió a esta orientadora y le empezó a contar por qué me había mandado allí, lo irrespetuoso que fui al dirigirme así hacia él frente a todos sin importarme que fuera era una persona adulta ni la "mayor autoridad" en el aula. Que lo había amenazado y todo porque me reclamó sobre los resultados erróneos sobre una práctica que había asignado para traerla; que había procedido a revisarla por la insistencia que yo mostraba en que se debía chequearme sin haber llegado a mi número de lista. Queriendo que no perturbara el ambiente de tranquilidad y disciplina, me hizo el favor de cumplirme eso que demandaba con tanta desesperación; que al dárseme la evaluación... no la había asumido como otro estudiante dispuesto a mejorar y aprender. Y que sumado a eso ese día había llegado tarde a su clase y que esa no era la primera vez que aquello pasaba.
De solo escuchar la salta de mentiras que de su inmunda boca iban saliendo, apretaba mis puños contra el hierro del asiento donde estaba sentado, para no hacer algo que le confirmara a su receptora que era verídica la versión que se estaba contado; algo de lo que después pudiera arrepentirme... ¿Y qué hizo la mujer? Pues creerle, ni siquiera se dignó en saber mi versión al respecto, al contrario el profesor le propuso llamar a alguien del aula como "testigo", eso en un principio me dio esperanzas de que fuera la persona que trajeran a hablar pudiera defenderme frente a mi acusado, cualquier sensación de ilusión que albergaba despareció cuando vi quién fue traída a declarar: Michelle, la misma que me orilló con su risita estúpida a que explotara como lo hice. Como era de esperarse la muy "lame botas" secundó todo lo dicho antes y lo confirmaba con tanto poder de convencimiento que hasta yo en otras circunstancias le había creído ciegamente. Odiaba a los profesores que abusaban de su autoridad para hacer lo que se les venía en gana, claro como era un adulto, había que creerle todo lo que decía, porque las personas mayores no iban a ponerse a inventar cosas con tal de perjudicar a otros.
Lo que más me asqueo fue que fui "obligado" (porque si la idea fuese mía debía de estar delirando) a que pedirle "disculpas" no solo ahí sino frente al curso, lo que en ambas ocasiones me costó un esfuerzo sobrehumano, el mismo para no tirármele encima y hacer que se tragara sus palabras llenas de veneno. Sus ojos brillosos como dos fuentes rebosaban llenos de maldad y orgullo, tenía el estómago revuelto con ganas de vomitar.
Pensé que con eso sería suficiente para arreglar su orgullo irreparable, pero me equivoqué ya que lo que él buscó lograr desde que me mandó para allá, era que me pusieran "una falta" que era un llamado de atención por algún acto de indisciplina que se registraba en tu expediente. Si llegabas a tener 5 de estas, te acaban expulsando para siempre dejándote como marcado como "alumno problema" para otros centros que vieran tu perfil académico. Deseé con una fuerza huracanada brotándome como vapor por la piel: completarlas todas pero con sus clases para si me iba, hacerlo triunfante sabiendo no solo que había arruinado mi vida académica, sino que yo también por mi parte había hecho lo mismo con la suya en el colegio. Estoy más que seguro que lo condenaría a recordarme incluso en sus años en casa cuando se jubilara.
Editado: 02.08.2020