Ernest

Ernest: Capítulo 2

Nueve años después.

Ernest ha pasado todos estos años haciéndole un infierno a su nieta Alice quien ya tiene 13 años; una niña pelirroja de cabello largo hasta la cintura, pecosa, ojos grises profundo, cara fina y unos labios en forma de corazón.

Ernest no la deja salir, la mantiene encerrada a penas a la escuela la deja ir, vive como una esclava en su casa, tuvo que aprender a cocinar desde muy chica para darle de comer a su abuelo y lo peor de todo lo lleva su cuerpo, el castigo que le da a su abuelo al no obedecer.

Por otro lado, Ernest desde lo que paso con su mujer, ha tenido pesadillas y siente que una sombra lo acecha, pero no hace caso y en estos últimos han reducido los moretones en su cuerpo.

Son las 6:00 Am y Alice se levanta sin muchos ánimos de la cama y se dirige al baño a darse una ducha fría, porque el agua caliente es para su abuelo, luego se cepilla los dientes y se viste abrigada ya que en donde ella vive es un lugar frío y alejado del pueblo Kinsale.

Baja las escaleras de la casa antigua, pero linda, para preparar el desayuno de su abuelo y el de ella. Se dirige a la cocina, saca un par de huevos los bates y saca el sartén para freírlos. Prepara el café negro y fuerte como le gusta a su abuelo.

Ernest baja las escaleras y ve a su nieta hacer el desayuno para él, sonríe a su merced está la chica.

-Buenos días mocosa- dice Ernest entrando a la cocina y se sienta en una silla, coge la taza de café que su nieta le había servido y le da un sorbo- ¿no irás a la escuela? -frunce el Ernest, todavía con su taza en la mano.

-Mmm si -dice Alice cabizbaja -pero no he desayunado -señala el plato todavía con la cabeza baja.

-No importa, vete sin desayunar llegarás tarde -le responde Ernest sin importarle si le da un mareo por no comer.

-Pe....- iba a replicar, pero Ernest la interrumpe.

- ¡Que te largues! -grita Ernest parándose de la silla y fulminándola con la mirada, tira el desayuno de ella al piso y después lo pisa -a ver si te lo comes - le escupe a la comida y Ernest sale de la cocina molesto. Alice se la salen las lágrimas, que ha hecho para merecer esto, coge su mochila que había dejado encima de la mesa de madera y sale por la puerta trasera a esperar el bus, tiene que caminar hacia la parada que es el puente.

Mira el cielo gris como su vida, su alma, odia su vida, no debió nacer, extraña a su mamá, aunque no recuerda mucho de él, ni tampoco de su padre. Cuando levanta la vista ve que ha llegado al puente, limpia sus lágrimas y ve que el autobús ha llegado así que sube al bus y se sienta atrás, ella no tiene amigos nadie la ve interesante sim saber que ella la arropa la tristeza.

Alice está sola, nunca le dijeron una palabra bonita, ni que la querían, nada de cariño desde que sus padres murieron, ni si quiere los recuerda. Ella cierra los ojos imaginando otra vida feliz, ahí es donde ella es feliz y algún día será libre.

- ¿Porque lloras? - le pregunta Zack sacándola de sus sueños, ella abre los ojos y se fija en el chico que tiene en frente, ve preocupación y Alice sintió una sensación rara nunca había visto esa mirada ni siquiera en su abuelo. Zack era un niño de 13 años igual que Alice, ojos marrones, cabello castaño largo le daba por los ojos. Zack le limpia las lágrimas de sus ojos.

-Nada, solo me acordé de mi madre- miente, aunque no del todo.

- ¡Oh lo siento! -se lamenta el castaño - ¿te acompaño? - Alice asiente no le molestaba su presencia y por primera vez tenía compañía en el bus.



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En el texto hay: asesinatos, sangre, abuelo

Editado: 31.05.2020

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