Escapa [antes llamada Secuestrada]

Capítulo 02

Capítulo 2—Secuestrada.

 

 

 

Un líquido rojo cayó sobre mi cuerpo dejándome aterrada. Medite aquellas palabras del hombre por unos momentos antes de reaccionar. ¿Realmente este era el fin?

Ahora el hombre fue hacia mí con pasos lentos y precisos. Observó mi rostro detenida mente y susurró aquellas palabras que me dejaron anonadada. «Eres la siguiente».

Mis manos temblaron de terror, sentía que mi corazón salía de mi pecho, tenía miedo y no lo podía ocultar.

Intenté levantarme y escapar de ese horrible lugar, pero mis piernas no respondían. Él hombre ladeó su cabeza y abrió sus gruesos labios sin rechistar. Este era mi fin.

Más de un grito se escuchaba en ese parque. Tal vez el mío sea el último.

Abrí bien mis ojos intentando buscar algo en su contra, pero no había más que una pequeña piedra. Cuando menos me lo esperé, él se lanzó sobre mi cuerpo tomando mi cabello con fuerza. Traté de soltarme, pero sus manos eran tan grandes y fuertes que solo lograba tambalearme.

—¡Suéltame! —grité desesperada captando la atención de más de uno. Sus sonrisas no eran una broma, les causaba algún tipo de satisfacción, la satisfacción de ver alguien lastimado.

El hombre caminó con rapidez hacía otro con aspecto mayor y ojos azules, le susurró al oído con una sonrisa socarrona.

—Haz lo que quieras con ella, más te vale que lo hagas bien, si intenta algo solo apunta y dispara sin lastima chico, ¿bien? —con su mano restante golpeó tres veces sus mejillas sin fuerza.

Sin darme cuenta volteo hacía mi y me soltó del cabello dejándome sin ninguna oportunidad de escapar.

Él hombre de labios gruesos camino hacia un grupo de personas desesperadas por huir. Su vida como la mía está en un gran peligro.

Él de ojos azules y dientes amarillentos deslizó su mano por mi rostro hasta parar en mi cuello, al inicio, creí que me haría daño pero me miro a los ojos provocando un sin fín de emociones aterradoras, luego, subió la mano por lo bajo de mis ojos, borro una mancha de sangre, la sangre de mi padre.

Si escapar era una opción yo no tengo ni una posibilidad. Su cuerpo es tan grande que con un solo paso me atraparía de inmediato, incluso podría matarme si así quisiera.

Creí que ahí mismo me mataría, pero al parecer tenía otros planes, sin pensarlo me levantó del suelo de un tirón y, sin soltarme, me lanzó a una silla de metal oxidada.

—Bien… ¿Qué haré contigo? —sonrió acariciando mis cabellos para luego mirar hacía una mesita con ruedas que tenía encima una navaja, una jeringa, una arma y tres pinzas con diferentes tamaños—, ¿te corto una mano o te disparo?, es una lastima, tus dedos son tan lindos —Atacó lambiendo sus labios.

Pensé en una posibilidad de salir de este lugar, golpearlo no haría ni un poco la diferencia, tan solo le haría cosquillas, ¿buscar un arma? Están muy lejos de mi alcance. Pero, tal vez…

—Oh, vamos. Suéltame, se que puedes hacerlo. —trate de mantener la sonrisa, pero yo misma me delaté.

—Qué juego tan barato. —escupió saliva a mi izquierda, había una mirada tan vacía y llena de odio dentro de él, podría romper sus huesos si no fuera tan débil.

Solté una risa cínica y lo mire a los ojos.

—Solo mátame. —dije moviendo la cabeza de un lado a otro.

—Haré tú sueño realidad, lindura. —antes de terminar de hablar miro mi cuerpo con obscenidad mientras mordía su labio.

Tomó una cuerda delgada y blanca. La pasó por mis ojos con una risita cínica amarrado mis extremidades a esa silla. Colocó suavemente un pañuelo húmedo con leves desgarros sobre mi rostro impidiéndome observar mi alrededor.

De nuevo, acarició mi cabello con repulsión y obscenidad. Levanto el pañuelo aclarando mis ojos y suspiro frente a mi rostro sin pudor alguno.

Tomó mis mejillas y las acarició haciendo unos ligeros remolinos con sus fríos y huesudos dedos.

—Esto te va a gustar. —Susurró libidinoso. Unos cables pasa corriente aparecieron frente a mi rostro. Mi respiración se agitó a tal punto que me impedía respirar. 
—Si no me das problemas no te haré nada cariño.

Mordí mi labio inferior sin rechistar y medite mis pocas posibilidades para escapar.

Al final del parque, junto a unas grandes y mugrientas rocas, un chico de cabello castaño, cejas pobladas, nariz respingada y vestimenta rasgada me hacía señas con sus manos haciéndome creer que me ayudaría.

Él hombre se paró frente a mí y desbrocho mi blusa arrancando un pedazo de ella. Me moví de un lado a otro intentando caer al suelo pero unas manos me detuvieron apretando mis mejillas con repulsión.

Mi respiración se agitó y comencé a gritar aún con esas manos en mi rostro.

—¡Cállate! —Me grito lanzando gotas de saliva a mi rostro. Volteé aterrada hacia el chico que me veía fijamente.

Respiré hondo y levante mi pierna izquierda golpeándolo en la ingle tomándolo por sorpresa. De inmediato, cayó al suelo sujetando suavemente su entrepierna.

Con todas mis fuerzas rompí la delgada cuerda que apretaba mis extremidades y corrí hacia el chico abrumada.

—¿Estas bien? —Me tomó de los hombros pero yo me aparte de él con coraje.

—¿Qué crees que haces aquí parado? ¡Tenemos que escapar! —hable con rapidez tenía tanto miedo, todo mi cuerpo temblaba, no podía mantenerme de pie.

El me miró y suspiró.

—No podemos hacerlo, hay tipos como ese en todos lados, o nos quedamos aquí, o morimos.

—¿Qué? —trague saliva con fuerza al pensar una probable muerte.

—Debemos escondernos en otro lugar, este es muy inseguro. —Susurró jocoso.

Observe mi alrededor intentando buscar un lugar mucho más seguro donde refugiarnos. Pero aquel hombre de ojos azules se levantó del suelo y me observó con indecencia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.