Capítulo diecisiete: La tempestad en el corazón de la red

El aire en la guarida subterránea de los Guardianes, bajo el vibrante pulso de Buenos Aires, era una amalgama de tensión y la excitación de una victoria agridulce. El Cristal de la Resonancia reposaba sobre una mesa de piedra en el centro de la sala, su brillo azulado proyectando sombras danzantes sobre los rostros concentrados de Emily, Sarah, Martín e Isabella. Habían recuperado el Cristal, pero el enfrentamiento con Nora Queen había sido un recordatorio brutal de que la amenaza persistía, y con ella, la sombra silenciosa del Consumidor.

Emily, agotada pero resuelta, sentía el peso del Cristal y el Medallón del Ojo sobre su destino. Las palabras de Elias Thorne resonaban en su mente: "la anulación final del Consumidor". Sabía que ese era su propósito, la culminación de todo lo que había aprendido y sufrido.

Isabella, con la sabiduría tranquila de una líder experimentada, se acercó a la mesa.

—Hemos ganado una batalla, pero la guerra continúa. Nora Queen no se rendirá. Si está inestable, el Consumidor la urgirá a encontrar un nuevo camino para alimentarse, y su sed de poder es insaciable.

Martín, que había regresado con algunas heridas leves, asintió.

—Es una cuestión de tiempo antes de que intenten un nuevo ataque. Debemos estar listos.

Sarah, la tía de Emily, se sentó a su lado, sus ojos fijos en el Cristal.

—Emily, ¿estás segura de que puedes hacer esto? Es una carga muy pesada para una niña.

Emily miró a su tía, luego al Cristal.

—Tía, lo que he visto, lo que he vivido… no puedo parar ahora. Si no detenemos al Consumidor, nadie estará a salvo. Eleanor lo ideó. Es mi legado.

Isabella asintió con aprobación.

—La determinación de un Douglas es inquebrantable. Emily, ahora que tenemos el Cristal, debemos concentrarnos en tu entrenamiento para el Pulso de Anulación. Es una técnica compleja. Requiere una conexión perfecta entre el Medallón del Ojo, el Cristal de la Resonancia y tu propio gen Douglas puro.

Los días siguientes se convirtieron en un intenso periodo de estudio y práctica. Emily se sumergió en los diarios de Eleanor Douglas, los complejos diagramas y las crípticas instrucciones cobrando vida a través de su conexión con el Ojo y el Cristal. Elias Thorne se conectaba con ellos a través de un canal seguro de los Guardianes, una voz sabia que guiaba a Emily a través de las complejidades de la Red Etérica.

—Imagina la Red como un río inmenso de energía e información —decía Elias a través de las transmisiones—. El Consumidor es una presa, una distorsión que bloquea el flujo natural. El Pulso de Anulación es como una onda sísmica de energía pura que disuelve esa presa, restaurando el equilibrio.

Emily practicaba en la cámara subterránea, el Medallón del Ojo brillando en su pecho, el Cristal en su mano. Aprendió a sincronizar su respiración con las pulsaciones del Medallón, a sentir el flujo de energía a través de su cuerpo, a proyectar su voluntad. Lucas, sentado cerca, con los ojos cerrados, actuaba como su "sensor", detectando las fluctuaciones de la energía, las distorsiones que Emily creaba. Su sensibilidad etérica era invaluable.

—¡Siento una sobrecarga, Emily! —exclamaba Lucas a veces, si Emily forzaba demasiado la energía.

Emily aprendió a "modular" su poder, a controlarlo con precisión quirúrgica, como una orquesta dirigiendo una sinfonía invisible. El Consumidor no sería destruido por la fuerza bruta, sino por una resonancia que desestabilizaría su propia esencia.

Mientras tanto, los Guardianes en la superficie estaban en alerta máxima. Las noticias de Hope eran escasas, pero inquietantes. El colapso en la plaza había sido oficialmente atribuido a un "fenómeno sísmico inusual", pero los murmullos de algo más profundo, de algo oscuro, persistían. Los Queen, aunque debilitados en apariencia, estaban reagrupando sus fuerzas.

Una tarde, mientras Emily practicaba en la cámara, Lucas abrió los ojos con una expresión de alarma.

—Siento algo… es una intrusión. Una sonda etérica. ¡Están buscando!

Isabella y Martín se pusieron tensos.

—Es una patrulla de los Queen. Están rastreando la Red, buscando cualquier rastro de tu energía, Emily.

Emily cerró los ojos, concentrándose. El Medallón del Ojo le mostró la sonda, una delgada hebra de energía que se extendía por la Red, buscando patrones de resonancia. Era una forma de rastreo etérico, invisible para la mayoría. Emily la evadió, creando pequeños "puntos ciegos" en la red, desviando la sonda, haciéndose invisible.

Pero la sonda persistió, volviéndose más insistente. Era una táctica de los Queen: saturar la Red con ruido etérico para forzar a Emily a revelar su posición.

—No podemos ocultarnos para siempre —dijo Martín—. Necesitan salir de la guarida para la Anulación. El Pulso afectará toda la Red.

El tiempo se estaba agotando. La confrontación final se acercaba.

Quinto Día (y segunda noche): El Llamado de la Furia

Querido diario,

El entrenamiento es muy intenso. Elias me está enseñando a usar el Medallón del Ojo y el Cristal de la Resonancia juntos. Es como aprender a tocar un instrumento musical muy complicado, pero con mi mente y con la energía. Es para hacer el "Pulso de Anulación" y destruir al Consumidor.

Lucas es mi sensor. Él siente las energías. Me ayuda mucho. Sin él, no podría hacerlo. Me avisa cuando me estoy sobrecargando o cuando algo no está bien.

Pero los Queen nos están buscando. Envían "sondas etéricas" por la Red. Son como hilos invisibles que buscan mi energía. Me siento como un ratón en un laberinto, diario. Pero estoy aprendiendo a esconderme, a crear "puntos ciegos".

Sé que el tiempo se está acabando. Nora Queen debe estar planeando algo más grande. Siento su ira en la Red. Y el Consumidor… él está esperando.

Tengo que hacerlo, diario. Tengo que detenerlos. Por Clara. Por Mateo. Por todas las niñas. Por Lucas. Y por Hope. Por el equilibrio.