Tres reglas bastaban para mantener la vida de Dakota bajo control: vivir sin miedo, cumplir lo que se propone y jamás —bajo ninguna circunstancia— involucrarse sentimentalmente con un paciente. Ella las seguía con firmeza… hasta que apareció él.
Raven, el paciente secreto al que fue asignada sin opción a negarse, llegó con más sombras que certezas y con una actitud que chocaba con todo lo que Dakota creía manejar.
En un juego donde el deber se mezcla con el deseo, donde los silencios dicen más que las palabras, Dakota se verá obligada a elegir entre seguir sus propias reglas o arriesgarlo todo por alguien que no debería significar nada… pero que comienza a significarlo todo.