Asustada y a la vez emocionada era la palabra correcta para describir como se sentía aprender a disparar, estoy segura de que ese sentimiento de emoción está allí quizás por el hecho de que no tendré miedo si alguien quiere matarme, luego tendré mi propia arma y podré evitar sucesos como la noche en la que temblaba del miedo, tuve que esconderme detrás de mi padre con el corazón casi fuera de mi pecho, eso no puede volver a pasar.
He estado alrededor de una hora, practicando mi puntería con Joshua, pero no era la única que estaba en la sala, este lugar seguía lleno de personas disparando y entre ellos yo era la única aprendiz.
—Recuerda, sostén la pistola con cuidado, manteniendo tu dedo fuera del guardamonte y dejándolo extendido a un lado de éste —explica una vez más Joshua. Por ahora ya sabía cómo sostener un arma, estabilizarla en mis manos, tener la postura adecuada y desde mi punto de vista, vamos a buen paso.
—¿Dónde debes concentrar tu mirada? —pregunta mi instructor. Quién diría que el hombre que me vio en pañales alguna vez, ahora me esté enseñando a disparar, aunque supongo que sería aún más raro si fuese papá quien me estuviese enseñando, que no podría visualizarlo haciendo tal cosa.
—En la mira frontal —contesto.
—Bien, fija la pistola al blanco —me pide con quedo—. Controla tu respiración, el mejor momento de disparar es inmediatamente exhalas.
Inhalo y exhalo en completa concentración con lo que él dice.
—El dedo en el gatillo, recuerda solo un poco de presión —dice casi en un murmuro, estoy tan ansiosa por disparar en este momento.
—La pistola se sacudirá un poco, así que no sueltes el gatillo de repente, ni abandones la postura —explica Joshua, mientras que yo asiento lentamente, inhalo y en cuanto dejo salir el aire, aprieto el gatillo, dando en el hombro del blanco de tiro frente a mí.
—Nada mal —dice Joshua notablemente emocionado. Pero estoy segura de que yo lo estoy aún más.
—Otra vez.
No lo pienso dos veces antes de disparar otra vez.
—Esto no está tan mal —Me esfuerzo por no parecer muy emocionada acerca de esto.
Practico con Joshua durante una hora completa sin descanso, hasta que por fin me deja ir con Nick, quien me lleva a casa, donde Bonie me espera en el comedor principal, rodeada de papeles, me sorprende verla vestida tan informal, incluso está aquí en lugar de su oficina en la azotea, con lentes y rodeada de papeles que parecen importantes.
—He programado tu horario y reglas —comenta Bonie cuando llego a su lado.
—Durante este mes tienes que estar despierta a las siete de la mañana, menos los fines de semana —explica con su mirada en una de las hojas sueltas frente a ella—. El siguiente mes irás conmigo al edificio, pero cuando termine tu entrenamiento ya no será necesario eso
Ella deja en mis manos la lista de cosas que tengo que hacer durante ese tiempo, que es bastante corto para todo lo que aparentemente tengo que aprender.
—Está semana tendrás tres horas con Joshua y tres horas con Sophia —demanda.
No hace falta que diga más porque puedo ver en la hoja que sostengo cual será mi horario. La próxima semana estoy con una tal Grace y luego Jane, estoy siendo entrenada para ser como ellos, y quien sabe todas las cosas que tengo que aprender a hacer.
—¿Se supone que voy a ser entrenada tan solo por dos meses? —pregunto. Según mis cálculos son demasiadas las cosas que están pautadas en esta hoja, esto es poco tiempo para todo lo hay en esta página.
—Sí, tu toma de posición de líder será dentro de tres meses, tienes que prepararte para ello —Mi boca casi golpea el piso al escuchar lo que ella acaba de decir. Seré jefa de una organización que trabaja con la CIA y me acabo de dar cuenta de que no estoy tan preparada como pensaba.
—Ahora ve a hablar con Charlie y a estudiar —dice ella desviando la mirada, me quedo como una estúpida, tratando de averiguar como ella sabe que tengo que hablar con Charlie.
—Oh vamos, vi cómo se comportaban en la mesa, es obvio que él no sabe.
Y esa es mi abuela, la que no se pierde nada de lo que sucede a su alrededor.
—Bien —Es lo único que digo.
Estoy sucia y algo sudada, así que antes de buscar a Charlie me doy una ducha rápida e inmediatamente busco a mi chico a quien encuentro sentado en el suelo del patio, rodeado de libros, cuadernos y lápices, por supuesto con sus lentes puesto.
—Hola —lo saludo besando su mejilla.
—Hey —dice él con la mirada en lo que sea que esté haciendo, solo veo que tiene un montón de fórmulas y números en su cuaderno. Entonces así es como se prepara para una entrevista con la universidad, aunque considerando la carrera que ha elegido, me parece lo más correcto.
—¿No has comido? —le pregunto. Son las cuatro de la tarde, pero conociéndolo, sé que cuando estudia se olvida de todo, no me cabe duda de que está aquí desde que me fui.
—Sí, tu abuela hizo algo para los dos —contesta sin dejar de escribir. Claro que Bonie cocinó, ellos eran la única en la casa, todo el mundo está en el edificio, por el momento no he visto a nadie más que Joshua cocinar, debe de haber alguien que mantenga esta gran mansión limpia.
—Claro —digo en respuesta, jugando con la grama, pensando en las mil maneras de empezar a hablar del tema. Lo veo bastante concentrado en sus ejercicios, con el ceño fruncido, incluso así se ve adorable, aún más con sus gafas puestas. De repente el deja caer su lápiz y cierra todos los cuadernos y libros.
—Bien, hablemos —susurra llevando su mirada a mi rostro. No digo nada, estoy muda, siento que mi boca está dormida y la garganta seca.
—¿Qué es eso tan grande que me ocultas y no te deja hablar? —cuestiona con voz ronca, su voz era siempre tan tranquila, pacífica como las aguas del mar en el atardecer.
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Editado: 28.11.2020